El emprendimiento ha impulsado importantes transformaciones, pero la narrativa de 'salvador de la sociedad' puede resultar problemática.
Hoy todos los jóvenes quieren crear su startup y vivimos en el imaginario de que son los emprendimientos quienes pautan el avance de la sociedad. Sin duda el emprendimiento ha sido una importante fuerza de transformación y evolución de la sociedad, pero también considero que la narrativa del emprendimiento como el salvador de la sociedad es una narrativa problemática, por tres razones:
1) Le quita capacidad de agencia a posibles soluciones que no tienen una salida por medio del mercado, ya que hace pensar que las únicas alternativas viables en la sociedad son las que tienen un modelo de negocio rentable detrás.
2) Nos sitúa dentro de un economicismo, que además de las soluciones, nos hace pensar que los problemas de las sociedades son causa del poco desarrollo de los mercados, cuando para muchos de los problemas de la sociedad, es precisamente al contrario.
3) Refuerzan el imaginario de las sociedades capitalistas donde el éxito de la vida es entendido como el triunfo en la economía de mercado y la búsqueda del lucro económico.
La narrativa del emprendimiento es poderosa porque es sencilla y evidenciable: los emprendimientos interactúan con nuestro día a día y el imaginario de nuestras sociedades capitalistas es que el sector privado es el creador por excelencia de los servicios que requerimos para nuestro bienestar. Aún así, los historiadores han probado una y otra vez que las principales innovaciones y los empujes más drásticos que han sucedido en el mundo han sido principalmente patrocinados por los gobiernos: el internet y el auge de las energías renovables son los ejemplos más mencionados por quienes defienden al estado como un creador de riquezas.
La transición energética requiere que el sector privado aumente de manera drástica la producción y distribución de los materiales requeridos para las energías renovables y que desarrollemos nuevas tecnologías para hacer más eficientes los combustibles y energías limpias. Para lograr que, aunque en un principio no sean eficientes y baratas, las nuevas tecnologías se desarrollen, los gobiernos siempre han sido quienes han arriesgado más, invertido en I+D y se han comprometido a comprar los servicios de estos emprendedores energéticos para asegurarles un flujo que les permita desarrollar sus negocios.
Creo que es un error hacer una división artificial entre el rol de los gobiernos y del sector privado, cada problema de la humanidad debe ser revisado con detalle y habrá distintas posibles narrativas y soluciones sobre el rol de cada actor. Aún así, considero que proyectar al emprendimiento social como el gran salvador de la humanidad es obviar el llamado que nuestro hoy tan criticado presidente suele hacer en las cumbres mundiales; que el capitalismo se desarrolla ahí donde ve que existe la posibilidad de replicar el capital y que hoy las soluciones a las grandes crisis en las que se encuentra nuestro planeta probablemente no tienen un modelo de negocio detrás.
Por: Daniel Gutiérrez Patino*
*El autor es fundador de Saving The Amazon
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