La presidenta de Aliadas y la Cámara de Comercio Colombo Estadounidense (AmCham Colombia), María Claudia Lacouture, compartió con Forbes Colombia su perspectiva sobre el panorama actual de las reformas sociales y el estado del comercio internacional, donde las dos grandes potencias mundiales ven a Colombia como un jugador determinante.

La carrera de María Claudia Lacouture ha estado ligada al mundo del comercio internacional y el turismo prácticamente desde sus inicios, cuando entró a ProColombia en 1996. Poco a poco se ha convertido en una líder y referente en este nicho, siendo una abanderada de la promoción de la marca país, sobre todo durante su paso por el Ministerio de Comercio de Industria y Turismo (MinCIT) entre 2016 y 2017, cuando estrechó relaciones con Asia Pacífico y Mercosur. Ahora tiene la responsabilidad de defender los intereses de los empresarios clave en las relaciones comerciales con Estados Unidos y de comandar uno de los más importantes ‘gremio de gremios’: Aliadas. Son dos labores clave para el desarrollo del país.

Cada vez que le preguntan cómo ha direccionado una carrera como la que ha tenido, cita seis variables que ha venido construyendo a través de los años: tener un norte, claridad sobre los temas que está dispuesta a conciliar, saber que entre hombres y mujeres hay complementariedad, definir los ángulos que le van a permitir construir su futuro, disciplina, y el último y más importante de todos: persistir, resistir y nunca desistir.

Esa fórmula le ha dado claridad para entender el factor que le hace falta a la discusión de las reformas sociales que ha planteado el presidente Gustavo Petro, y es que tanto el Gobierno Nacional, el Congreso, el tejido empresarial y los mismos colombianos deben “dejar el monólogo” y trabajar en generar diálogos y consensos. A su juicio, las oportunidades están dadas.

“Yo creo que no hay un colombiano en el país que no crea en la necesidad de cerrar las brechas sociales. Eso es un tema de todos, no del Estado o de Gobierno o del tejido empresarial. Para lograrlo, necesitamos generar esos consensos y esos diálogos, romper esas acciones que limitan el oírnos y dentro de una democracia que somos, poder establecer dentro de esas diferencias los puntos que nos unen”, dijo en entrevista con Forbes Colombia. 

Panorama del cambio

Para Lacouture, lo peor que puede pasar es que el país se estanque y no tenga ese proceso de crecimiento y de actualización, temor que se ha acrecentado con el hundimiento de la reforma laboral y la pérdida de apoyos del presidente Petro en el Congreso de la República. 

“Parte de la problemática es que no se ha generado consenso dentro de las reformas que se están presentando, y eso se ve reflejado en los procesos que se están dando hoy en el Congreso, que efectivamente hacen un llamado a que este tipo de proyectos cuenten con un proceso mucho más amplio de consenso y que construyan sobre la base de lo construido”, sostuvo.

De ahí que el llamado de la ejecutiva, tanto desde Amcham como Aliadas, es que se actualicen las normas y políticas que se tienen en el país, pero dándole viabilidad al tejido empresarial y que, adicionalmente, se tengan en cuenta los requerimientos técnicos de quienes han venido desarrollando los procesos en cada reforma.

Esa es, precisamente, la razón principal de Aliadas, asociación que dirige desde 2021 y que agrupa alrededor de 40 gremios que representan a 7.000 empresas y genera cinco millones de empleos formales. Cada uno de estos actores tiene claro un propósito común: construir con este Gobierno y los que vengan acciones que permitan darle mayor viabilidad a Colombia con un sentido de equidad, de bienestar y de crecimiento económico. 

Parte importante de ese proceso es lograr que haya cada vez más consumo por parte de los hogares, pues el 80% del crecimiento del país llega por esa vía, que se permite a su vez por la generación de empleo formal, crédito y remesas. Además, en esa primera variable, hasta 84% del total proviene del tejido empresarial, que está conformado en un 90% por micro, pequeñas y medianas empresas cuya participación en el PIB nacional asciende a 40%.

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Aquí es donde Lacouture hace una claridad importante, y es que la principal variable para mantener esa construcción de país desde el tejido empresarial son reglas claras que permitan estabilidad jurídica y fortalezcan el vínculo social y del desarrollo productivo. El problema es que los cambios que plantea el Gobierno no apuntan a fortalecerlos, sino que los están resquebrajando.

“No podemos pretender que algo en lo que se ha demostrado que hay eficiencia y eficacia a través del tejido empresarial, de la noche a la mañana lo empiece a desarrollar el Estado sin ningún conocimiento ni procesos de transición. Hay que pensar cuáles son esas necesidades que le dan viabilidad al país y cuáles son esas acciones en las que debemos generar consenso y construir conjuntamente”, detalló.

No obstante, Lacouture celebra que Colombia tenga una institucionalidad robusta, expresada en un Estado que facilite el trabajo conjunto con el sector privado, siendo a su vez el responsable de establecer las políticas públicas para habilitar la viabilidad de las empresas y generar infraestructura en todo sentido: vial, conectividad tecnológica, salud y educación para que los países sean viables.

Precisamente en ese aspecto se enmarcan los seis temas que, de acuerdo con Lacouture, se definieron desde Aliadas para generar bienestar en el país: generación de empleo, conectividad e infraestructura tecnológica, tributación, sostenibilidad, estabilidad jurídica e informalidad.

Con esto en mente, el sector privado tiene una “gran responsabilidad” que apunta a dar respuestas a problemas que se encuentran en el país a través de la construcción de emprendimiento y del desarrollo de empresas. De ahí que no solo funcione como complemento a la función estatal, sino que más importante aún, está dando el recurso para que el Estado pueda cumplir con el gasto social a través de los impuestos.

Maria Claudia Lacouture – Foto: Diana Rey Melo

Escenario internacional

El Estado también tiene la responsabilidad de establecer mecanismos de protección del país ante un tema de seguridad nacional o alimentaria. Uno de los que entró más recientemente en la discusión fue el de los aranceles, cuando el presidente Petro insinuó a través de sus redes sociales la posibilidad de subir estos gravámenes a los productos del agro para contrarrestar el alza de las tasas de interés. Efectivamente se podría utilizar en cualquier momento, y eso no deja de generar incertidumbre.

Si bien se aprobó en el Plan Nacional de Desarrollo que se pudieran utilizar los aranceles como mecanismo de protección, Lacouture explicó que hacerlo de una forma indiscriminada y sin tener en cuenta un análisis detallado de su injerencia e impacto podría generar consecuencias negativas no solamente en la viabilidad del tejido empresarial, sino también en el ciudadano. 

“Se va a volver mucho más costosa la vida del colombiano si estos aranceles son utilizados como mecanismo de protección que limite la proveeduría competitiva. Por eso hemos hecho un llamado desde AmCham a que se pueda establecer una política pública acorde con las necesidades del país en el sentido de mejorar los procesos productivos, dar viabilidad a las empresas y hacer una protección acorde a las necesidades de evitar una competencia desleal o desigual”, argumentó Lacouture durante la entrevista. 

Con estos objetivos en mente, la directiva subrayó que ya hay herramientas de protección para enfrentar fenómenos como el dumping, como las salvaguardas y otros mecanismos de defensa comercial que existen sin necesidad del uso de los aranceles inteligentes, cuyo uso indebido puede también ser perjudicial para la inversión extranjera.

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Esto sería complicado para Colombia si se tiene en cuenta que Estados Unidos generó una inversión de más de US$4.000 millones en 2022, con un crecimiento del 220% comparado con el 2021. Esto impacta a más de 14 sectores de la economía nacional donde están invirtiendo las empresas estadounidenses con presencia en Colombia, que representan 1,4% del PIB nacional y están generando más de 107.000 empleos directos.

A juicio de Lacouture, esta es una apuesta de las empresas estadounidenses en Colombia a largo plazo. Prueba de ello son las 650 compañías de ese país que compiten por el mercado local. Cabe resaltar que el 60% de firmas inscritas en AmCham son colombianas y el 40% son internacionales. Este apartado incluye empresas que no necesariamente son estadounidenses pero que sí tienen un relacionamiento con Estados Unidos.

Al mismo tiempo, sectores como el agro presentan oportunidades interesantes con un crecimiento potencial de 250% en las exportaciones de productos agrícolas a Estados Unidos con los 101 productos que ya fueron homologados y que, a día de hoy, han tenido un crecimiento de 229% desde la entrada en vigencia del TLC. Por otro lado, la minería ha ganado relevancia gracias a la producción de cobre y de níquel, sobre todo porque Estados Unidos no produce ningún mineral crítico para la transición energética. 

Junto con el acuerdo comercial, que Lacouture describió como una herramienta que le permite a los empresarios colombianos tener una carretera de cinco vías para poder llegar al mercado de Estados Unidos, la robusta presencia empresarial ha funcionado para que el país gobernado por Joe Biden sea el primer mercado de exportación de Colombia.

El impacto de China

Hay que reconocer que, en los últimos años, el ingreso de China en Colombia se viene dando de una forma expedita. A comienzos de esta década, China ya contaba con más de 80 empresas establecidas en el país con más de 31 proyectos en desarrollo. Adicionalmente tiene en proceso 38 proyectos con participación de China que han dejado inversiones por US$2.000 millones y que, si llegan a buen puerto, sumados a los 47 potenciales que existen, dan más o menos unas 90 iniciativas que estarían siendo desarrolladas con inversión china. 

Al mismo tiempo, China ya genera más de 40.000 empleos a nivel nacional a través de la presencia de firmas de ese país en Colombia. Todo en medio de un proceso para que Colombia participe de la Ruta de la Seda que ha establecido con otros países de Latinoamérica, donde nuestro país es uno de los pocos que hace falta incluir. Pese a ello, el proceso se está dando con rapidez.

En el 2019, AmCham encontró que Colombia tenía hasta 108 productos con ventaja comparativa revelada frente a productos de China donde podríamos vender de una forma competitiva. Esos productos tuvieron un crecimiento del 53% en sus ventas a Estados Unidos el año pasado.

China también es un mercado que presenta oportunidades con los productos minero-energéticos, pues hasta 56% de nuestras exportaciones a dicha nación se concentran en el sector petrolero. Además del sector minero, un renglón adicional sería el sector agrícola, sobre todo el café debido a su alto consumo en la potencia asiática.

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La tensión entre China y EE.UU. ha hecho mella en temas como el nearshoring, término referente a la localización empresarial cercana al mercado de compra o de consumo de productos. En este caso, habría que ver a Colombia como proveedor de Estados Unidos, para que se ubiquen las empresas norteamericanas para producir o comprar partes que puedan incluirse dentro de una cadena de suministro para llegar al mercado estadounidense.

En ese esquema hay cuatro puntos clave: seguridad física, política y jurídica; logística, entendida desde el punto de vista de costo y tiempo; rentabilidad y un mercado interno que no solamente provea un área de consumidores, sino también un ecosistema que permita generar las variables necesarias para que esa relocalización sea exitosa. 

Según Lacouture, Colombia ha venido avanzando desde antes del 2010 con diferentes esfuerzos para generar cada una de estas variables. “Lo que tenemos que entender es cómo Colombia puede generar mejores acciones oportunas que permitan poner a las empresas, darle la información de cada una de las acciones que se están haciendo en estas cuatro temáticas”, comentó la ejecutiva.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la relocalización se da dependiendo de la necesidad de los sectores, pero también por la tensión entre China y Estados Unidos, que incentivó a muchas empresas a ubicarse más cerca a los destinos de consumo.

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Hoy en día, las empresas norteamericanas están divididas en dos: aquellas que van a mantenerse dentro del mercado asiático y aquellas que sí requieren estar más cercanas al mercado de Estados Unidos. Esto teniendo en cuenta que hasta 66,4% de los productos exportados de China a EE.UU. cuentan con un arancel mayor de lo que se tenía anteriormente. 

Es aquí donde Colombia tiene una oportunidad enorme en aquellos sectores donde se necesita la relocalización para llegar al mercado de Estados Unidos. Pero son muchas las cosas que hay que mejorar. The Economist da un puntaje de 62 sobre 100 al calificar la eficiencia de las políticas públicas y el mercado laboral. Esas dos variables marcan muy negativo en el marco general de competitividad de Colombia. 

Por esta razón, las reformas juegan un rol clave, pues pueden ser un instrumento útil para mejorar en esos frentes. Sin embargo, por lo que ha propuesto el gobierno de Gustavo Petro en esos proyectos de ajuste, existe el riesgo que el remedio resulte peor que la enfermedad.

El problema es que no solo nos jugamos la estabilidad interna, sino que se pone en riesgo el buen nombre internacional que ha mantenido Colombia. Por ello, Lacouture reiteró durante toda su conversación con Forbes Colombia la necesidad de un trabajo mancomunado entre sector público y privado para “construir sobre lo construido”. En la próxima legislatura habrá otra oportunidad. Tenemos que aprovecharla.

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