El futuro del Metro y el flagelo de la inseguridad han sido los temas más relevantes entre los candidatos a la Alcaldía de Bogotá
El pasado 4 de agosto se venció el plazo para modificar las inscripciones de candidatos a las elecciones regionales en Colombia, dando el pistoletazo oficial a una contienda que tiene tres meses largos por delante y un panorama con suficiente variedad como para no dar a ninguna corriente política como victoriosa. Ese es precisamente el caso de la capital del país.
Los nombres más reconocidos en la carrera por el Palacio de Liévano son el exdirector del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Juan Daniel Oviedo; el exministro de Defensa, Diego Molano; el general retirado de la Policía, Jorge Luis Vargas; así como los exsenadores Carlos Fernando Galán, Rodrigo Lara, Jorge Enrique Robledo y Gustavo Bolívar.
Se pueden sacar varias conclusiones de un pool de candidatos tan variopinto como el anterior,pero hay dos que son clave: la primera es que las probabilidades de que el futuro alcalde de Bogotá sea un contrapeso al presidente Gustavo Petro son extremadamente amplias, pues solo Bolívar hace parte de su mismo partido político y, de momento, no lidera la intención de voto en la capital. La segunda, y la más preocupante, es que las mujeres quedan tremendamente desdibujadas del panorama al no haber ninguna candidata entre los posibles sucesores de Claudia López.
Precisamente ese fue el primer tema que tocaron en el cara a cara inaugural de las elecciones, que tuvo lugar la semana pasada en la Cámara de Comercio de Bogotá. Y es que todos los candidatos coincidieron en que el papel de la mujer es un problema profundo en la democracia nacional debido a las barreras que aún persisten frente a su participación política. Esto debido a que Colombia es un país “repugnantemente machista”, en palabras de Robledo. Al respecto, Galán sostuvo que “está en nuestras manos cambiar esa dinámica”, mientras que Oviedo resaltó que “nuestras políticas y acciones siempre deben tener a la mujer en el centro”.
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Pese a que esta es una problemática seria, la ciudad enfrenta un dilema mayúsculo en materia de transporte público, sobre todo si se tiene en cuenta que el déficit de operación de Transmilenio ya alcanza $3 billones y el proceso de construcción del Metro de Bogotá ha sido más accidentado de lo esperado, en parte debido a los desacuerdos entre el presidente Petro y la alcaldesa López sobre el avance de la primera línea y la ambivalencia sobre si debe ser elevada o subterranea.
Aquí también hay un mensaje unitario y contundente entre todos los candidatos: hay que terminar las troncales de Transmilenio que ya están contratadas o en proceso de construcción, así como hacer un ejercicio profundo de auditoría en los sistemas de operación. Esto sin dejar de profundizar el metro, que se convirtió en la prioridad principal de la agenda de cualquiera que ocupe el Palacio de Liévano desde el 1 de enero.
Para Galán, el grueso del déficit del transporte público de la ciudad es el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP), pues mas de 80% de ese hueco fiscal se debe a un mal diseño e implementación de estos buses. De ahí que, además del Metro, el próximo alcalde debe sentar las bases de un esquema de transporte multimodal con vias ferreas, Regiotram y el ya mencionado Metro.
Por su parte, Bolívar hizo un llamado a electrificar el transporte, desaturar las ciudades y llevar los servicios básicos a una distancia más cercana a donde la gente vive, incluyendo habitación, abastecimiento, salud, educación y cultura.
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Resolver el futuro del transporte público también deja un problema derivado, y es que Molano aseguró que el sistema Transmilenio es el responsable de incremento de 26% en el hurto de celulares en la ciudad, por lo que solucionar sus problemas de funcionamiento debe ser una estrategia clave para atajar el flagelo de la inseguridad en Bogotá, donde los robos en general aumentaron 28,1% en 2023.
Según Oviedo, el hurto se ha concentrado en las localidades de Engativá, Suba, Kennedy, Usaquén y Bosa. Asimismo, detalló que la autoridad se recupera por medio de una “caja de herramientas” que debe cumplir tres principios: reconciliación para que haya legitimidad, recuperar coordinación con rama judicial y empoderar a la comunidad.
Y es que los candidatos también coincidieron en otro aspecto coyuntural: la política de Claudia López en seguridad es un fracaso, y es que la angustia de salir en la ciudad ya trasciende a un hecho que jamás se había visto antes en la capital, y es que “es la primera vez que se conforman grupos ilegales organizados en Bogotá“, de acuerdo con Lara.
Con esto en mente, los aspirantes a la alcaldía detallaron que debe aumentar la investigación criminal y el trabajo con rama judicial, así como aumentar el número de policías y mejorar las condiciones sociales para que los jóvenes no se sumen a la delincuencia. Debido a ese déficit de policías, la ciudad ha registrado unos 150.000 hurtos anuales, que pueden ser muchos más si se tiene en cuenta que “la mitad de la gente no denuncia”, según Galán.
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Para revertir este escenario, el mensaje central de cada candidato es que Bogotá no puede tener su propia fuerza policial, sino que este debe ser un asunto de dominio nacional. “O cambiamos el enfoque o nos jodemos, porque solo se persigue al ladrón sin llegar a toda la cadena delincuencial. Eso se hace con herramientas de mayor capacidad investigativa y dialogando con el Gobierno para judicializar el hurto”, añadió el también exconcejal de Bogotá.
Para atajar la inseguridad, candidatos como Robledo y Bolívar han apelado a mejorar las condiciones sociales. Mientras que el primero recordó que hasta 2,5 millones de bogotanos hacen menos de tres comidas al día, el segundo propuso pasar de 180 dias a 365 días en comedores comunitarios.
Asimismo, algunos criticaron la relación que el partido de gobierno ha tenido con la fuerza pública. Por un lado, Vargas resaltó la importancia de “tener alcalde que no llame asesinos a los policías”, mientras que Molano declaró que “mientras el presidente le pague a la gente para no delinquir, conmigo no va a poder conversar”.
Con este argumento, el exministro también aseveró que el presidente “incentivó el crimen” en el país y en la ciudad, pues hasta 50% de muertes se dan por sicariato. Por ello, una de sus propuestas clave es crear una megacarcel que permita poner a todos los delincuentes de la ciudad bajo un mismo techo, algo similar a lo que está haciendo Nayib Bukele en El Salvador. En línea con lo anterior, Molano cerró su idea recalcando la importancia de “caerle a bandas de venezolanos para deportarlos”.
Es evidente que el segundo cargo más importante de la política nacional no viene con retos fáciles, y que de su administración dependerá que, en primer lugar, Bogotá tenga por fin el Metro que se viene anunciando hace casi 70 años, y en segundo lugar, que a los capitalinos ya no les de miedo salir en una ciudad donde ya nadie se siente seguro.