Europa enfrenta escenarios de recesión ante el comportamiento adverso de la inflación, China ha perdido gran parte de su poder en el comercio internacional, y América Latina ha ganado tanta relevancia en el panorama geopolítico que las grandes potencias luchan por ser sus principales socios ¿Estamos ante un nuevo orden mundial?

Si se quiere analizar la gran transformación que enfrenta el mundo en una era pospandémica, hay que ver las dos caras de la moneda. Pese a que hay oportunidades, también existen desafíos que traen mayor incertidumbre. Aquí hay que hacer énfasis en el cambio ideológico de las naciones; atrás quedaron los tiempos de moderación donde gran parte de los gobiernos se mostraba como de centro.

Eso tiene impactos directos en un orden económico en el que China se mantiene como el actor más importante del mundo, seguido por la Unión Europea (UE) como el mayor mercado común. Sin embargo, este último está en problemas económicos, de dependencia energética, y políticos debido al creciente nacionalismo que se vive en algunos de sus estados miembros. Esa situación de mayores alteraciones está provocando que las empresas rediseñen sus cadenas de producción, empatando con la estrategia de EE.UU. de reindustrializarse y reconfigurar las cadenas de valor. En ese juego, América Latina se convierte en un actor estratégico.

“Se habla de que estamos perdiendo la carrera contra China, especialmente en América Latina, pero no estamos en una carrera con ellos. China está creciendo, está comprando y se ha convertido en el primer socio comercial, pero nosotros seguimos siendo el primer inversor en América Latina”, dijo a Forbes Colombia el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell.

Esa carrera se da camino a una etapa diferente del comercio internacional, donde comienza a ganar importancia el hecho de buscar un equilibrio entre eficiencia y seguridad de suministros. De ahí que sea necesario redoblar esfuerzos para no perder esa base ante una geopolítica que se reordena a favor de los países de la región. 

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Según el director de Estrategia de Inversiones de BlackRock para América Latina, Axel Christensen, México es un gran ejemplo de países que están en la mira de los inversionistas como alternativa en procesos productivos y cadenas de suministros gracias a su privilegiada posición geográfica, lo que lo hace un destino de primera para las estrategias de nearshoring; este concepto, a su juicio, es lo que realmente ha definido al país que gobierna Andrés Manuel López Obrador.

“Estamos viendo cifras importantes de inversión de actividad industrial en el norte de México. Parece un dolor de cabeza para el inversionista, pero ha emparejado oportunidades sobre nearshoring con acercamientos a capacidad productiva”, agregó. 

Por su parte, el fundador de Scale Invest, Guillermo Valencia, explicó que también hay una demanda natural por commodities en un orden mundial que está compitiendo de esa manera, sobre todo cuando los grandes jugadores no quieren que las cadenas de valor sean tan complejas. México es interesante en ese último punto, pero Brasil, Colombia y Chile pueden ser clave en términos de materias primas. 

“Si Rusia está fuera del juego, la despensa natural de commodities va a ser Latinoamérica; entonces ahí hay una oportunidad”, añadió Valencia. 

El debate sobre Rusia gana importancia desde esa perspectiva gracias a su última movida en materia comercial, al intensificar los ataques contra buques ucranianos en el Mar Negro, bloqueando su salida a aguas internacionales y generando disrupciones importantes en la seguridad alimentaria global. Según el gobierno de Vladimir Putin, esta dinámica se debió a la decisión de la UE de no levantar sanciones a sus productos agrícolas, argumento que Borrell calificó como “un completo disparate”.

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Con esa coyuntura, se hace más evidente por qué Europa vio el potencial de los países latinoamericanos de ser proveedores de recursos para el mundo desde el inicio de la guerra. Este escenario hizo que los 27 estados miembros prestaran atención a América Latina y vieran la necesidad de fortalecer las relaciones, pero el jefe de la diplomacia europea sostuvo que “no tenemos que mirar a los países latinoamericanos desde un enfoque extractivo”. 

“Tenemos que apoyar a estos países para añadir valor a sus recursos minerales. América Latina ha tenido una larga historia de rechazo al extractivismo, y tenemos que seguir en esa línea (…) Las circunstancias políticas actuales son un imperativo para reunirnos y relanzarnos”, dijo Borrell. 

Esa frase explica la importancia de la tercera cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), realizada ocho años después de la última edición y que fue descrita por sus organizadores como un antes y después en las relaciones entre ambos actores.

Representamos juntos a mil millones de ciudadanos, así como el 20% del PIB mundial. Significa que cuando somos capaces de juntarnos podemos marcar la diferencia. Sé que todavía hay algunos disturbios crecientes para asegurarnos de que vivimos en una ruta similar en nuestra comunidad conjunta, pero confío en que expresaremos un mensaje muy fuerte de cooperación”, comentó a Forbes Colombia el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

“Si Rusia está fuera del juego, la despensa natural de commodities va a ser Latinoamérica, entonces ahí hay una oportunidad”

Guillermo Valencia, fundador de Scale Invest

La urgencia de realizar esa cumbre también se debe a que China ha buscado consolidar lazos comerciales con América del Sur recientemente, al mostrarse como un jugador importante en temas de transición energética y electromovilidad. En esos aspectos son vitales las materias primas críticas como el cobre, litio y niquel, más aún cuando América Latina es una gran fuente de ellos. 

No por nada el presidente de España, Pedro Sánchez, quien charló con Forbes Colombia en la previa de la cumbre, aseguró que hay unas “enormes complementariedades” entre Latinoamérica y el Caribe y la UE en todo lo que representa la transición ecológica, así como en las materias primas críticas, sobre todo en el compromiso compartido que tenemos por la transición ecológica, la adaptación y mitigación al cambio climático.

Asimismo, calificó la firma de acuerdos de modernización de la UE con Chile y México, así como el Mercado Común del Sur (Mercosur), como los dos momentos más importantes en ese estrechamiento de lazos. Cabe recordar que Chile es reconocido como la mayor fuente de cobre en toda la región, mientras que Brasil cuenta con gran parte de las reservas importantes de níquel, y en el caso del litio, los países latinoamericanos agrupan hasta 60% de las reservas mundiales. 

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“Esperamos llegar a una positiva conclusión, pero si no es así, al menos dar pasos para que esta firma pueda ser una realidad más pronto que tarde (…) Si se logra el acuerdo con Mercosur, estaremos en condiciones de que el 94% de todo el continente de América Latina y el Caribe tenga algún tipo de acuerdo comercial con la UE”, agregó Sánchez, que actualmente ostenta la presidencia del Consejo de la Unión Europea, que rota cada semestre entre los 27 estados miembros del bloque.

En el caso de Colombia, el presidente Gustavo Petro también fue protagonista en esta cumbre al presentar a la UE su propuesta de cambiar deuda externa por acción climática, idea que el presidente del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), Sergio Díaz-Granados, calificó como viable en un contexto de cooperación para la adaptación y mitigación al cambio climático. 

“Es una propuesta que corresponde a lo que se ha venido debatiendo en los últimos años y es perfectamente estructurable desde el punto de vista financiero. La idea es hacerlo a gran escala para América Latina y el Caribe”, dijo. 

No hay solo un enfoque

Sabemos la importancia que tiene la economía en este nuevo orden mundial, pero también hay que tener en cuenta que existen otros dos enfoques de gran relevancia: el primero es militar, en el que Estados Unidos sigue siendo hegemónico, mientras que el segundo les pertenece a las grandes compañías de tecnología.

Para explicar el primero, hay que decir que EE.UU. sigue siendo un poder hegemónico al ser el único país que tiene la capacidad de poner tropas en cualquier lugar del mundo. Esta afirmación se refuerza al analizar el rol de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el conflicto Rusia-Ucrania, donde no ha podido involucrarse del todo para evitar un enfrentamiento directo entre Europa y Rusia.

“Históricamente, este es un tema de supervivencia. Si Rusia no controla Ucrania, básicamente cualquier país europeo u occidental tiene una ventaja geopolítica muy grande sobre Rusia, entonces Putin va a hacer todo lo que tenga que hacer por ganar esa guerra, incluso si eso provoca que desaparezca su régimen”, detalló Valencia. 

Más allá de la OTAN, el experto detalló que la guerra ha cambiado y ya no es de grandes poderes políticos, sino de grupos tácticos militares, como fuese el caso del Wagner Group de Rusia y otros que existen en Ucrania. Por ahora, la balanza se inclina mucho más hacia Ucrania que hacia Rusia gracias a ese apoyo económico y militar, no en términos de activos operativos, pero sí de armamento. 

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En cuanto al otro orden mundial en cuestión, cabe mencionar que no tiene que ver con las naciones, sino con las compañías de tecnología, y aquí hay que hablar concretamente de los titanes de la industria como Apple, que hace poco se convirtió en la primera empresa en alcanzar los US$3 billones de capitalización de mercado, así como Microsoft, Google, Facebook y sus equivalentes chinos. “Ese orden mundial digital va a ser muy relevante porque está concentrando toda la economía, y de alguna manera también puede concentrar mucha propiedad intelectual”, aseveró Valencia.

Según Christensen, los factores que pueden explicar estos elementos de diferenciación van desde los cambios demográficos que un nuevo orden geopolítico trae consigo, o con un futuro financiero diferente al que conocíamos, todo esto relacionado con inteligencia artificial.

Con respecto a la demografía, ambos expertos coinciden en que América Latina tiene una ventaja importante al seguir siendo creciente en comparación con el caso europeo, lo que convierte a la región en un mercado de consumo muy interesante, además de que la estructura de costos sigue siendo competitiva. 

“Es muy acertado pensar en cómo nosotros en la región nos acoplamos con esas tecnologías, y no solo de la información, sino hardware y biotecnología que apenas se están haciendo. Atraer esas compañías para que aprendamos y existan esas transferencias de tecnología podría ser una estrategia acertada en la región”, sostuvo Valencia.

“Las circunstancias políticas actuales son un imperativo para reunirnos y relanzarnos”

Josep Borrell, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad

No obstante, el experto aclaró que la proyección latinoamericana de ser grandes jugadores en el panorama internacional suena bien emocionalmente, pero está lejos de ser cierta por la infraestructura, y se debe al gran problema en la región de transportar carga: si sigue siendo muy caro e ineficiente no somos competitivos. 

El otro tema es la educación, pues si bien hay una oportunidad de atraer a estas grandes compañías tecnológicas porque empiezan a entrenar nuestro capital humano, el mayor incentivo que deberían tener los gobiernos es crear estímulos que motiven a esas empresas, vengan a la región para hacer transferencias de tecnología y que aprendamos de ella, porque actualmente no tenemos ese conocimiento.

“Cuando la educación es tan categórica en contenidos y menos en proyectos, no tenemos la versatilidad ni la flexibilidad de adaptarnos a esos cambios tecnológicos, entonces tiene más sentido estar involucrados en iniciativas con empresas que están recibiendo catedráticamente una cantidad de contenido que no sabemos cómo aplicar. Hay una oportunidad, pero necesita cierta audacia de parte de los gobernantes para abrazar ese cambio tecnológico”, concluyó el ejecutivo.

No cabe duda de que hemos tenido un año donde siguen presentes muchas incertidumbres sobre cuánto más van a aumentar las tasas de interés y cuánto tiempo van a permanecer en alto. Asimismo, los eventos geopolíticos de Rusia en estos últimos días son fuente de preocupación, pues su volatilidad ofrece mayor dispersión, que se traduce en diferencias de desempeño de activos. 

Por ahora, esto ha beneficiado a la región y le ha dado un status, pero para que ese nuevo orden mundial liderado por América Latina se materialice aún hace falta que las grandes potencias cambien totalmente su visión hacia estas economías y su potencial, pese a que el proceso ya arrancó.

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