El concepto del trabajo como lo conocíamos ya no existe. La pandemia desafió a todas las industrias a generar un modelo de trabajo basado en el entendimiento del otro. ¿Cómo?

Tal y como expresó la escritora Louisa May Alcott, autora de Mujercitas: “se necesitan dos piedras para generar fuego”. Esta célebre frase reúne lo que para mí es el trabajo en equipo: podemos venir de entornos diferentes, tener ideas del mundo aparentemente opuestas y no estar de acuerdo siempre, pero juntos tenemos el poder de darle vida a lo inimaginable.

Tengo el privilegio de hacer parte de una compañía con una larga trayectoria, que se ha nutrido talentos de diversos orígenes, generaciones y géneros. Este recorrido nos ha permitido formar un equipo que valora la experiencia y conocimiento del talento sénior, pero que también escucha y motiva a los jóvenes a participar. Como líder de HP en Colombia, mi propósito es buscar el mejor camino para crear un ambiente laboral colaborativo, seguro y, sobre todo, abierto.

Para cumplir este ambicioso objetivo es indispensable comprender que el concepto del trabajo como lo conocíamos ya no existe. La rápida adopción de la alternancia tras la pandemia marcó un punto de inflexión que nos desafió a construir un modelo basado en el entendimiento de las necesidades del otro. Hoy el uso de nuevas tecnologías juega un papel crucial para establecer conexiones y promover una cultura organizacional inclusiva, donde todos los colaboradores sean partícipes de manera equitativa.

Las dinámicas de trabajo cambiaron para siempre: los líderes acostumbrados a tener contacto cara a cara permanente con sus equipos, debieron adaptarse al trabajo remoto y los jóvenes tuvieron el desafío de aprender de sus líderes en un entorno “lejano”.

¿Cómo sortear estos obstáculos? No existe una fórmula mágica, pero para nosotros fue indispensable la escucha. La cultura en HP se basa en un principio clave: ser transparentes. Lograr resultados óptimos para cada unidad de negocio es muy importante, nos comunicamos con los clientes, pero no olvidamos ni por un segundo que nuestro stakeholder más importante son los colaboradores.

Ahora bien, no solo se trata de priorizar al capital humano de la organización, sino de comprender sus particularidades. Estas generaciones, que parecen ser tan diferentes entre sí, coinciden en tres principios esenciales en el entorno laboral actual, especialmente en la dinámica del trabajo híbrido:

Primero, la flexibilidad, que favorece la creación de un ambiente en el que convergen diversas perspectivas, cataliza la generación de ideas innovadoras y la resolución conjunta de desafíos, así las preferencias de horario, estilos de comunicación y enfoques de liderazgo varíen ampliamente entre las personas. La relación entre el tiempo dedicado y los logros obtenidos se vuelve menos directa y la evaluación del desempeño se basa en los resultados. Esto no solo permite medir la contribución de cada integrante del equipo de manera más justa, sino que también une los objetivos a través de las generaciones y fortalece la cocreación.

En segundo lugar, la ética empresarial, principio que constituye el corazón mismo de nuestra organización, y con el que las compañías deben apostarle a establecer objetivos sostenibles que armonicen con el propósito y los valores arraigados en los colaboradores. Esta dinámica cultiva una conexión más profunda y enriquecedora con la empresa y su misión, fortaleciendo así la cohesión y el propósito compartido entre las diversas generaciones que conforman los equipos.

Por último, el equilibrio entre las responsabilidades profesionales y la esfera personal, algo que las nuevas generaciones, especialmente, han sabido interiorizar y que es un aspecto que considero muy relevante. Implica encontrar el disfrute en el trabajo y reconocer su papel como uno de los cimientos de la vida, sin ser la existencia en sí misma. Es clave experimentar un entorno en el que se fomente el crecimiento, pero también se respeten los espacios individuales; la belleza radica en esta sincronía, donde las obligaciones no abruman, sino que se integran armónicamente en el día a día.

Los equipos del futuro están compuestos por personas de diversas edades, quienes identifican fortalezas y las combinan para potencializar las soluciones innovadoras que necesita un mundo en constante transformación. No es una tarea sencilla, la mezcla de generaciones implica la convivencia de formas de comprender la tecnología y velocidades de aprendizaje muy diferentes. Sin embargo, si se celebran las diferencias y se utilizan las herramientas tecnológicas para amplificar las habilidades, estaremos dando los primeros pasos para abordar efectivamente los desafíos del mañana.

Por: Sandra Hinestroza*
*La autora es Directora General de HP en Colombia.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.

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