Tirar frailecillos ayuda a una especie que ha reducido su población un 70% por el aumento de la temperatura del mar, tormentas y la circulación oceánica.
Los usuarios de TikTok se escandalizaron esta semana al conocer una tradición islandesa que obliga a la gente a arrojar crías de frailecillo, llamadas “pufflings”, desde los acantilados al mar; pero la tradición de ayudar a las crías a encontrar el camino al océano es una práctica que, según los expertos, se ha convertido en vital para la supervivencia de la especie.
DATOS CLAVE
- En un vídeo con casi 10 millones de visitas y más de 1,4 millones de “me gusta”, una usuaria de TikTok llamada Jenn explicaba el antiguo fenómeno de la caza de crías de frailecillo atlántico por parte de los habitantes de algunas ciudades islandesas; una práctica que suele llevarse a cabo desde finales de agosto hasta finales de septiembre, aunque el momento exacto cambia cada año.
- Según Smithsonian Magazine, los islandeses están terminando su búsqueda estacional de los frailecillos, que antes podían encontrar instintivamente el camino desde el lugar donde nacían hasta el mar, pero que ahora se sienten cada vez más confundidos por las brillantes luces de ciudades como Vestmannaeyjabaer, en las islas Westman.
- Las luces han confundido los instintos de las aves, que tradicionalmente han seguido la luna para encontrar agua, y en lugar de observar a los frailecillos alejarse sin rumbo de sus colonias, la gente ha empezado a coger a las crías dondequiera que las vean y a arrojarlas desde los acantilados que sobresalen sobre el océano.
- Los frailecillos siempre se encuentran en la oscuridad —entre las 9 de la noche y las 3 de la madrugada son las horas de caza— y quienes los encuentran tienden a mantenerlos a salvo durante la noche en cajas de cartón antes de dirigirse a los acantilados a la mañana siguiente, explicaron los residentes de Vestmannaeyjabaer a Smithsonian.
- Rodrigo Martínez Catalán, asistente de investigación del Centro de Investigación de la Naturaleza del Sur de Islandia, explicó a NPR que la intervención humana ha hecho maravillas para que la población prospere, ya que los frailecillos se aparean de por vida e incuban un solo huevo por temporada en los años en que ponen.
- Se anima a las personas que capturen frailecillos a que informen del peso de cada cría en un sitio web que permite a los investigadores vigilar la salud de la población de frailecillos de la zona.

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“Es una gran sensación porque acabas de rescatar a este pequeño. Y cuando lo llevas al acantilado, es la primera vez en su vida que ve el océano”, dijo Kyana Sue Powers a NPR. “Siempre le digo: ’Adiós, colega; que tengas una buena vida; ¡estoy deseando volver a verte!’”.
El número de polluelos de frailecillo que nacieron en las islas Westman en 2021 es de 700,000, una vuelta a cifras casi normales tras dos décadas de descenso de la población. La población islandesa de frailecillos se ha reducido un 70% en los últimos treinta años, según informa Iceland Review.
El mayor grupo de frailecillos de Islandia vive en las islas Westman, frente a la costa sur del país, donde deciden reproducirse cerca del 60% de los frailecillos atlánticos del mundo. Los frailecillos incuban el único huevo que ponen al año durante unas seis semanas y pasan el mismo tiempo alimentando a sus crías en las madrigueras terrestres en las que nacen, normalmente entre acantilados rocosos. Tras esas seis semanas en casa, los frailecillos alcanzan el tamaño adulto y vuelan al mar, donde flotan de tres a cuatro años antes de volver a tierra para hacer sus propios nidos de cría, según el Instituto Audubon de Aves Marinas. La población de frailecillos sufre altibajos, pero cada vez se ve más afectada por las temperaturas del mar, según Smithsonian: las aguas cálidas perjudican el suministro de lanzón, el pez que comen los frailecillos, y los polluelos más pequeños y peor alimentados tienen menos probabilidades de sobrevivir al invierno. Por término medio, los frailecillos viven más de 25 años y la especie puede soportar cierto fracaso reproductor, pero la producción de polluelos en Islandia estuvo por debajo de los niveles sostenibles de población durante casi dos décadas antes de que la temporada de cría del año pasado empezara a repuntar. Según los científicos, los frailecillos también se han visto afectados por el aumento de las tormentas extremas y los cambios en la circulación oceánica.
