Fedepalma indicó que el país se encuentra cerca de exportar biocombustibles a base de palma. En octubre se determinaría la viabilidad de este proyecto.
Colombia se encuentra cerca de empezar a exportar biocombustible para aviones hechos a partir de aceite de palma, así lo dio a conocer Fedepalma.
Nicolás Pérez, presidente Ejecutivo de esa agremiación indicó que hay un estudio que financia el Banco Mundial y que desarrolla la certificadora internacional ISCC sobre el “análisis del ciclo de vida del aceite de palma colombiano y su biomasa”, que analiza el caso específico de nuestro país, como son las buenas prácticas en el cultivo y en la extracción, que explican la baja huella de carbono de la agroindustria.
Eso con miras a habilitar el aceite de palma y la biomasa del cultivo como materia prima para producir biocombustibles avanzados. Se trata del biocombustible que iría a los aviones llamado SAF (Combustible Sostenible de Aviación por sus siglas en inglés) y el diésel renovable, para lo cual hay que cumplir con parámetros mínimos de reducción de la huella de carbono.
El estudio sobre la viabilidad de este proyecto debe terminarse en octubre de este año y a partir de allí vendría el trámite de la solicitud con lo cual se abriría un nuevo mercado, de un tamaño muy significativo a la agroindustria palmera, afirmó Pérez.
De otra parte, Pérez Marulanda señaló que en la hoja de ruta de transición energética que puso en consulta el Gobierno, se indica que los biocombustibles son parte esencial de esta política y propone un incremento gradual de la mezcla para ir cumpliendo con las metas de reducción de fuentes de energías no renovables.
En estos momentos la mezcla de 10% de aceite de palma y diésel (B10), un segmento significativo del mercado del aceite de palma, actualmente demanda alrededor de 600 mil toneladas anuales.

Para Fedepalma, la reducción de la huella de carbono es parte del camino para la producción del biocombustible, “y es un trámite que se adelanta ante la Organización Internacional de Aviación Civil”.
Otro tema central en esta discusión es el uso de tierras y la deforestación causada por el monocultivo de la palma. Sobre esto, Fedepalma afirma que hay ya varios estudios de Cenipalma que reafirman las buenas prácticas de esta industria con respecto a la protección de áreas de reserva y a la prevención de otras prácticas no amigables con el medio ambiente.
Pérez Marulanda indicó que la finalización de los estudios con la corporación científica Cenipalma están proyectados a terminar en octubre de 2023, momento en que darían trámite a la solicitud para un nuevo mercado. Por ello, añade, Colombia podría demostrar la diferencia de la palmicultura y el trabajo alrededor del aceite de palma sostenible, que cumple con las normas europeas para extender a otros mercados.
Lea también: “La uchuva colombiana sigue conquistando mercados y paladares y ahora llega a México“
Siga a Forbes Colombia en Google News