Mientras los gobiernos identifiquen a aquellos que son diferentes a ellos como sus enemigos, seguiremos cultivando la polarización y el odio, dando como resultado más grupos extremistas y más violencia.

Está ampliamente demostrado que las sociedades se preocupan más por el cuidado del ambiente cuando no hay guerras, tumultos sociales o un inminente riesgo de crisis social. Lo sucedido en Europa a raíz del conflicto Rusia-Ucrania es viva prueba de eso. En su estrategia de transición energética, Alemania decidió confiar en el gas natural ruso, pero al ver que no podían depender de éste decidieron prender sus fábricas de carbón y quitarle atención a sus metas climáticas. En tiempos de crisis climática las decisiones de ordenamiento, de producción y de nuestra civilización deben tener como eje central la justicia social. ¿No es el extremismo terrorista de Hamás el otro lado de la moneda de la opresión histórica de Israel al pueblo Palestino? Los actos terroristas de Hamás son atroces y deben ser reprimidos, al igual que el genocidio que hoy practica el gobierno Israelí al pueblo Palestino.

Para mí, el centro de esta conversación se encuentra en reconocer que los gobiernos (y pueblos) privilegiados deben prescindir de su posición de poder ante los otros. Israel es infinitamente más fuerte que Palestina porque ha contado con el apoyo del mundo occidental desde su fundación. Entre 2008 y 2020 murieron 5,590 palestinos y 251 Israelitas en éste conflicto, 22 palestinos por cada Israelí. ¿Sería diferente la historia si Occidente se decidiera por reprimir ese violento hostigamiento por medio de sanciones similares a las que se le han infligido a Rusia? No pareciera que los países Occidentales están dispuestos a eso.

Mientras los gobiernos identifiquen a aquellos que son diferentes a ellos como sus enemigos, seguiremos cultivando la polarización y el odio, dando como resultado más grupos extremistas y más violencia. En el pensamiento sistémico esto se hace llamar “ciclo de retroalimentación positivo”, ya que mediante juicios morales la única manera en la que cada uno defiende su identidad (y su poder) es disminuyendo al otro y así exacerbando el conflicto.

Millones a través del mundo han salido a las calles a protestar por el horror que hoy vive el pueblo palestino, solicitándole a sus gobiernos que rompan esas lógicas de guerra y poder y que nos imaginemos un mundo de paz y justicia. Sin paz, la lucha contra la crisis climática estará perdida y sin justicia social no habrá paz. Este silogismo podría, tal vez, incorporarse a la guerra que hoy la humanidad libra contra el planeta tierra. Hoy más del 25% de la población mundial es pobre, hemos sobrepasado 6 de los nueve límites planetarios y el 1% de la población más pudiente es responsable del 40% de las emisiones totales que generan el cambio climático. A todos los ambientalistas les hago el llamado de primero pensar en las comunidades más vulnerables, en la paz y en comprender quiénes son los grupos sociales poderosos que no están dispuestos a sacrificar nada por el cambio, pues como dice la célebre frase “el ecologismo sin justicia social es pura jardinería”.

Por: Daniel Gutiérrez Patino*

*El autor es fundador de Saving The Amazon

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