Hoy la llegada del mundo digital ha desagregado por completo y diversificado la manera en la que consumimos información.

Mecanismos de cultura son esos dispositivos que han determinado las normas sobre qué es correcto, bien concebido y qué es rechazado. A pesar de la diversidad de subculturas y ontologías, las personas con demografías similares (ciudad, edad, clase social) solían enfrentarse a dispositivos similares. Cuando era chiquito el Canal Caracol, que yo y todos los chicos de mi curso veíamos, ponía el Chavo del Ocho y los Simpsons, era usual por parte de las familias ver en conjunto las Novelas de la Noche y los principales medios de comunicación eran las noticias de las 7 pm y los periódicos El Tiempo y El Espectador. Hoy todo eso ha cambiado en menos de una década.

Hoy la llegada del mundo digital ha desagregado por completo y diversificado la manera en la que consumimos información. No solo los medios han cambiado (redes sociales, páginas independientes, newsletters virtuales, Bots de WhatsApp), sino que los intereses y gustos de cada persona ahora pueden ser satisfechos por medios que se especializan en precisamente ellos. Un excelente ejemplo de este fenómeno son los micro-influencers. Hoy, estos influencers que hablan a audiencias muy específicas con intereses de nicho se han tomado las redes sociales y son los mecanismos de cultura de las nuevas generaciones.

Los defensores de ésta digitalización hablan de la “democratización de los medios”, del “poder lateral”, de la posibilidad que han dado las redes sociales a que la voz de cualquier persona sea escuchada, más allá de los medios institucionales que languidecen como los representantes del “antiguo régimen”. Es cierto que ahora cualquier persona se puede volver famosa en redes sociales, pero, ¿Quiénes son los que usualmente tienen más éxito? Los más sensacionalistas. En el espectro político esto ha tenido un efecto muy perjudicial: hemos creado monstruos replicando sus mensajes de odio y de populismo por las redes y eso les ha dado más poder. Uno de los riesgos más importantes de esta nueva “democratización” de nuestros mecanismos de obtener información es que cada uno se aísla en su propia burbuja. Ahora Instagram solo te muestra como sugeridas las páginas que piensa que te gustan y así, cada uno va siendo perfilado y de esa manera encapsulado en lo que Instagram considera que se asemeja más a su “perfil”.

Si todos vivimos en nuestro propio “submundo” y a consumir solo los canales que nos confirman nuestra propia “verdad”, entonces nuestras identidades se fragmentan y las posverdades y discursos radicales son cada vez más posibles. La “democratización” también ha significado el desmoronamiento de los mecanismos de cultura que mantienen a nuestro mundo cuerdo. Hoy los retos a los que se enfrenta el mundo son más globales que nunca: el cambio climático amenaza la viabilidad del capitalismo y de todo nuestro sistema productivo, un mundo multipolar requiere que nuestras identidades e imaginarios abracen la diversidad; pero pareciera que estamos cada vez menos integrados.

Por: Daniel Gutiérrez Patino*

*El autor es fundador de Saving The Amazon

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