Alrededor de 15,5 millones de personas enfrentan escenarios de inseguridad alimentaria moderada o grave según el organismo internacional.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) reveló hoy que alrededor de 6,6% de la población colombiana se encuentra en estado de subalimentación según datos registrados entre 2020 y 2022, indicador que refleja la poca disponibilidad de alimentos en el país en comparación con los requerimientos de la población. En otras palabras, esto quiere decir que unas 3,4 millones de personas están pasando hambre en el país.
En su informe ‘Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición 2023’, este escenario ha ido en aumento tanto en Colombia como en América Latina debido a las desigualdades persistentes en la región, que tienen un impacto significativo en la proliferación de escenarios de inseguridad alimentaria moderada o grave.
Dicho reporte, elaborado en conjunto por la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), las Organizaciones Mundial y Panamericana de la Salud (OMS/OPS), el Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en inglés) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), recalcó que la inseguridad alimentaria moderada es cuando se modifican a la baja tanto la cantidad como calidad de alimentos, mientras que la grave es cuando la población se está quedando sin alimentos o pasando hambre. En ambos casos, la pobreza y la falta de recursos son los principales factores.
Todo esto ha arrojado una conclusión preocupante: el cumplimiento del segundo objetivo de desarrollo sostenible de la ONU, ligado a la erradicación del hambre a nivel global, no se cumplirá antes de 2030. Esto no solo se debe a que las cifras en nuestra región continúan siendo preocupantes, sino también a que no se ven mejoras en las cifras previas a la crisis desatada por la pandemia de Covid-19.
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“Nuestra región tiene desafíos persistentes como la desigualdad, la pobreza y el cambio climático, que han revertido en al menos 13 años el progreso en la lucha contra el hambre. Este escenario nos obliga a trabajar de manera conjunta y actuar cuanto antes”, dijo el subdirector general y representante de la FAO para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin.
Y es que, cuando se observan las cifras de inseguridad alimentaria en 2022, el total llegó a 29,6% de la población mundial, equivalente a 2.357 millones. Por su parte, la región alcanzó 37,5% o 248 millones de personas, mientras que Colombia obtuvo 30,8% o 15 millones de habitantes. En estado más grave hay 11,3% o 900 millones de personas en el mundo, 12,6% o 83 millones de latinoamericanos y 5,2% o 2,6 millones de habitantes en Colombia.
Las cifras muestran un “mejor” desempeño de Colombia en comparación con el promedio regional, pero lo cierto es que dichos resultados no implican que el país esté haciendo más por erradicar el hambre. De acuerdo con el especialista en seguridad alimentaria y nutricional de la FAO, Santiago Mazo, en los otros países de América Latina hay condiciones de vida y de desarrollo que no les permiten lo que Colombia tiene.
“Hay indicadores que funcionan mejor, como el hecho de que 80% de los alimentos que se consumen en Colombia se producen acá en el pais. Otros dependen más de importación, como Honduras y Nicaragua. Además, 16% de la población produce alimentos para autoconsumo, cifra que llega a 40% en otros departamentos como Boyacá y Chocó”, subrayó.
Para lograr verdaderos resultados que ayuden a solucionar este problema, la directora regional de WFP, Lola Castro, dijo que es necesario mantener a las personas en el centro del conjunto de soluciones frente a inseguridad alimentaria y la malnutrición, particularmente en el contexto actual de emergencia climática global.
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En apoyo a los Gobiernos de la región, la ejecutiva reveló que WFP está promoviendo acciones que protegen a las personas más vulnerables y transforman los sistemas alimentarios para que sean más resilientes, además de acompañar los esfuerzos a través de políticas públicas holísticas para promover dietas saludables y asequibles”.
Esto es clave teniendo en cuenta que, si la dieta saludable representa más de 52% de ingresos de las personas, se sabe que el acceso de las personas a alimentos nutritivos será mucho más complejo. Lo más complejo del asunto es que, con 6.5% o 43,2 millones de personas en América Latina en estado de subalimentación durante los últimos tres años, cifra que supera los registros de 2019 en 0,9 puntos porcentuales. Esto hace que la misión sea mucho más difícil.
Más aún cuando las zonas rurales de América Latina y el Caribe donde viven más de 123 millones de personas, enfrentan inseguridad alimentaria moderada o grave que supera en 8,3 puntos porcentuales a la de las regiones urbanas. De ahí que la directora regional de FIDA, Rossana Polastri, argumentara que este panorama hace que la población rural deba ser prioridad en los programas y políticas públicas contra el hambre.
De acuerdo a los datos del informe de la FAO, el costo promedio de una dieta saludable a nivel mundial es de US$3,66 por persona al día, cifra que se ve superada con creces en América Latina y el Caribe, donde asciende a US$4,08 diarios, siendo la región con el valor más alto en este indicador. Le siguen Asia con US$3,90, África con US$3,57, América del Norte y Europa con US$3,22, y Oceanía con US$3,20.