En octubre, el gasto de hogares colombianos decreció un 2,3%, cumpliendo el 12º mes consecutivo, pese a leve mejoría en el uso del crédito y salarios.

El panorama económico de Colombia enfrenta un período crítico, marcado por la contracción continua del gasto de los hogares. Según la firma Raddar, el gasto medido desde la canasta ampliada, incluyendo bienes usados, ha disminuido por 12 meses consecutivos, registrando una caída anual de un -2,3%. Esta tendencia se refleja en una reducción real del gasto por persona del 4,4%, una situación sin precedentes en los últimos años.

La inflación, que alcanzó el 12,2%, junto con la caída de la colocación crediticia a hogares del 13,4% y una devaluación del 9,2%, son factores clave en este escenario. Aunque el gasto amplio supera los niveles de 2021 y 2019, el avance en el gasto de 2021-2022 ha cobrado su precio en 2023.

En octubre de 2023, el gasto de hogares en Colombia fue de $84,9 billones de pesos, acumulando $1,01 miles de billones en 12 meses. A pesar de un aumento anual corriente del 9,60%, la inflación mensual del 0,25% y anual del 10,48% resultó en una disminución del gasto real del 2,30% comparado con el año anterior. Factores como el incremento del 5% en el salario mínimo real y la estabilización de los precios de la gasolina han influenciado este comportamiento.

El crédito, una fuente crucial de gasto, muestra signos de recuperación. La participación en el gasto de los hogares se compone de salarios y rentas (75,45%), crédito (20,15%) y remesas (4,40%). Sin embargo, la fuerte apreciación del peso colombiano ha reducido el impacto de las remesas en el gasto.

Por otro lado, las tasas de interés del Banco de la República, actualmente en 13,25%, siguen siendo una herramienta para controlar la inflación. Se espera que estas tasas se mantengan estables por lo que resta de 2023, con posibles reducciones en 2024 si la tendencia de desaceleración de la inflación continúa.

El gasto en canastas básicas como alimentos para el hogar y transporte y comunicaciones ha aumentado, mientras que otras áreas como la vivienda y la moda han disminuido. Este cambio se debe en parte a la inflación en sectores específicos, como el transporte, afectado por el aumento de los precios del combustible.

El informe de Raddar indica que desde 2019 todo está más costoso en las ciudades grandes del país. Las que más han subido los precios son Barranquilla y Medellín, con un 34% cada una, y después Cali, con un 33%. Bogotá y Bucaramanga, en cambio, han subido menos que el resto del país, con un 32% y un 21%, respectivamente. Pero eso también significa que la gente puede comprar menos cosas con el mismo dinero, sobre todo si se compara con un tiempo en que la gasolina no variaba tanto. Bogotá es la que menos ha perdido capacidad de compra, quizás porque la gente gana más que en otras partes.

Un cambio notable en el comportamiento de consumo se ha visto en los centros comerciales. Desde junio de 2023, ha habido un aumento en la asistencia promedio, especialmente entre las generaciones más jóvenes, lo que indica un posible cambio en las tendencias de consumo y entretenimiento.

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