El programa de conservación 'Pristine Seas' presentó los resultados de una expedición realizada en el Pacífico lejano, revelando los ecosistemas que habitan las aguas que componen el corredor marítimo protegido más grande del mundo.

El acuerdo que se logró en la COP28 ha sido catalogado como histórico al decretar “el principio del fin” de los combustibles fósiles a nivel global. Si bien este era un objetivo que se venía persiguiendo desde hace muchos años, teniendo en cuenta que la quema de petróleo, gas y carbón emite hasta 110 millones de toneladas de gas metano al año, de acuerdo con datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) hay otros temas cruciales para el planeta que, a juicio de varios expertos, están experimentando avances lentos. Es el caso de los océanos, que pueden absorber hasta 30% de las emisiones de CO2.

Uno de los últimos grandes hitos que se recuerda en esta materia involucra a Colombia, pues tiene que ver con el anuncio del Corredor Marítimo del Pacífico. En la COP26, celebrada en Glasgow, el gobierno de Iván Duque anunció junto a las administraciones de Panamá, Ecuador y Costa Rica, la conformación de un área de protección de más de 500.00 km2, conectando a las Islas Galápagos en Ecuador, la isla Malpelo en Colombia y las de Cocos en Costa Rica y Coiba en Panamá.

No obstante, lo más importante para recordar es que “estas cosas no ocurren si no hay antecedentes”, por lo que, si se quiere continuar con este tipo de esfuerzos, se requiere mucha más voluntad desde las administraciones venideras. “Nosotros construimos sobre el legado de muchos gobiernos y logramos dar un salto del 13% a más del 30% de territorio marítimo protegido en Colombia. Lo que esperamos es que el Gobierno le de continuidad, y eso no solo requiere discurso, sino también recurso y gerencia“, dijo el expresidente Iván Duque en diálogo con Forbes Colombia.

Un ejemplo de ello fue la obtención del fondo patrimonial de Malpelo en 2009, logro que se materializó con apoyo de cooperación internacional y el gobierno de Estados Unidos, liderado en ese entonces por Barack Obama. Al respecto, la directora de la Fundación Malpelo, Sandra Bessudo, reveló que el área protegida era de 9.000 km2 en ese entonces, y contaba con una financiación de US$5 millones. Desde entonces, se han implementado acciones de manejo para trabajar en esa área marina protegida, permitiendo la ampliación del área protegida a 28.000 km2.

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Duque también destacó que Colombia es “una superpotencia de la biodiversidad”, y recordó que esa riqueza tiene mas de 900.000 km2 que están ubicados en los océanos. De ahí la importancia de haber logrado más de 30% del territorio nacional y casi 38% de territorio marítimo declarados como área protegida antes de 2030.

¿Qué hace falta para mejorar? A juicio del exmandatario, todo está en la transición económica, y esto va ligado a garantizar factores más allá de la declaratoria de protección, pues consiste en tener mecanismos de seguridad, así como brindar soluciones a los ingresos de muchas familias que antes dependían de fuentes que ahora están prohibidas, como la pesca de arrastre, que genera las mismas emisiones de CO2 que la industria aeroespacial. Como actividades sustitutas, destacó el turismo de investigación o trabajos de expediciones.

“Esto tiene que ser un propósito colectivo. Está la ciencia, la tecnología, las personas y la política pública. Trabajar en equipo permitió que hoy tengamos 37,5% de áreas marítimas desde Galápagos a Malpelo y Yuruparí, lo que también nos sirvió para llegar a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 2022 y declarar el Golfo de Tribugá como reserva de biósfera”, subrayó el exministro de Ambiente y Senior Fellow de Conservación Internacional, Carlos Eduardo Correa.

En este esfuerzo se destacaron algunos de los programas de conservación más importantes del mundo como Pristine Seas, una de las iniciativas clave de National Geographic, dedicada a explorar, estudiar y ayudar a proteger los últimos lugares bien conservados de los océanos en todo el mundo. Junto al gobierno de Iván Duque, se desarrolló un trabajo conjunto con 17 exploradores nacionales y extranjeros durante una expedición de 50 días en el Pacifico lejano, centrado principalmente en el Caribe colombiano y la costa de Nuquí, ubicada al oeste del departamento de Chocó. Dicho proyecto sirvió de base para que el Gobierno declarara más de 30% del mar colombiano como área marina protegida.

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“Acá ha habido una muestra de liderazgo de parte de Colombia muy grande para proteger su mar, así como una cooperación internacional inédita entre algunos países que están trabajando hace muchos años en la creación de un corredor marítimo en el Pacífico Oriental. Puede ser un ejemplo para otros países que tienen que ponerse al día en esta materia“, comentó a Forbes el director de Pristine Seas para América Latina, Álex Muñoz.

Bessudo también recalcó que son unos procesos que se vienen trabajando desde muchos años atrás como país, donde ONGs y científicos se han encargado de reunir información científica dirigida a los gobiernos para que tomen las mejores decisiones. Entre los más destacados está el santuario de fauna y flora de Malpelo, que se ha logrado proteger desde hace mucho tiempo atrás gracias al apoyo de varios gobiernos en las diferentes ampliaciones que ha tenido.

“La investigación científica, la tecnología nueva y la tecnología de punta que hemos logrado utilizar a lo largo de los años nos ha permitido conocer aquellas zonas de profundidad, aquellos montes submarinos de los cuales no teníamos ninguna información, entonces sí tenemos que seguir protegiendo estos poquitos sitios prístinos que se mantienen todavía en el mundo, pero obviamente como país, y que sigamos creando áreas marinas protegidas para evitar tener que hacer una restauración”, agregó.

Pese a estos esfuerzos, el mundo aún enfrenta una crisis sin precedentes y las respuestas para ponerle freno siguen sin aparecer. Todo mientras la sobrexplotación pesquera afecta cada vez más al planeta y la crisis de basuras se mantiene fuera de control, llevando al momento más malo del medio ambiente en el mundo. Si no logramos proteger estos ecosistemas, las consecuencias en pérdida de especies serán catastróficas, y en el terreno económico siempre se verán afectados los mas pobres, quienes corren muchos más riesgo de vivir en un escenario donde no todos contarán con los medios para sobrevivir.