Debido a lo heterogéneo que son estos mercados, diferentes inversionistas pueden apuntar a diferentes calidades.

En las últimas cuatro décadas, los Mercados Emergentes (EM) han experimentado fluctuaciones notables. Inicialmente aclamados como “la nueva frontera de inversión” debido a que el crecimiento económico se duplico entre los años 80 y el cambio de siglo, estos mercados perdieron impulso en la última década, tras la desaceleración posterior a la Gran Crisis Financiera.

Esta desaceleración se atribuye a diversos factores interrelacionados, como la disminución del impulso económico chino, una reducción en los niveles de globalización y del crecimiento de los flujos de comercio mundial, pero principalmente en la formación de capital fijo y productividad económica en un entorno de mayor polarización y volatilidad política.

A pesar de las reformas estructurales implementadas en los años 90, que llevaron a un crecimiento anual de casi 4 puntos por encima de los mercados desarrollados, este diferencial se ha reducido desde 2014 a poco más de 1 punto en la actualidad. Ante este cambio, no sorprende que los inversores busquen mayores rendimientos al invertir en emergentes.

Aunque enfrentan una menor tasa de crecimiento y niveles de endeudamiento más altos, los mercados emergentes mantienen, en su mayoría, balances externos sólidos, caracterizados por bajos déficits de cuentas corrientes, reservas elevadas y tipos de cambio flexibles. Estos elementos actúan como salvaguardas contra las crisis de deuda vistas en las décadas de los 80 y 90.

Esto no implica, de ninguna manera, que los mercados emergentes hayan dejado de ser atractivos, dado que estos continúan ofreciendo interesantes oportunidades. Sin embargo, se requiere un cambio en la forma de inversión. Hemos denominado a este nuevo enfoque, EM 2.0, el cual se centra en la diversificación y la preferencia por emisores de alta calidad, anticipando una mayor participación del flujo de cupones y dividendos en el rendimiento total, en comparación con las ganancias de capital, como en el pasado.

El diferencial de rendimiento ofrecido por los cupones de la deuda emergente en comparación con los activos libres de riesgo es una fuente poderosa de retorno a lo largo del tiempo, de ahí la preferencia por papeles de calidad. Mas aun, el navegar con éxito la clase de activos debe basarse en una profunda y rigurosa investigación, emplear las diversas herramientas de asignación de activos disponibles y, lo que es más importante, contar con medidas sólidas de medición y gestión de riesgos.

No todos los inversores son iguales en sus necesidades. Debido a lo heterogéneo que son estos mercados, diferentes inversionistas pueden apuntar a diferentes calidades, especificaciones de ESG regionales y/o exposiciones a subclases de activos, como deuda en dólares o en moneda local, tanto de países, como de compañías. Creemos que un enfoque de inversión basado en soluciones podría ser una herramienta importante para inversores de mercados emergentes.

Por: Pablo Goldberg*

*El autor es jefe de Investigación y Gestor de Cartera para el Equipo de Deuda de Mercados Emergentes de BlackRock.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.