Aunque se anticipa un crecimiento moderado en 2024 debido a los ajustes en las tasas de interés por parte de los bancos centrales, la persistente incertidumbre geopolítica y las tasas más elevadas continúan presentando desafíos significativos para los mercados.
Iniciando el 2024, es clave reconocer que seguiremos enfrentado altos de niveles de incertidumbre, los cuales se traducen en una mayor volatilidad tanto a nivel macroeconómico como en los mercados financieros. América Latina no será la excepción. El imperativo para los inversionistas es claro: Adoptar un enfoque de gestión de cartera más diligente y ser deliberados en la toma de riesgos.
El nuevo régimen en la región se caracteriza por tasas de interés que, si bien irán bajando de los niveles actuales, se mantendrán por encima de los valores prepandemia. Ello, junto con mayor volatilidad en los mercados financieros, marcan un cambio significativo respecto a la década posterior a la crisis financiera global. Aunque las tasas elevadas en Estados Unidos no afectan a América Latina de la misma manera que en el pasado, la región aún enfrenta desafíos en su actividad económica y en la desaceleración del crecimiento global.
Por ello, es esencial que los inversionistas reconozcan la diversidad de enfoques adoptados por los distintos países latinoamericanos durante la etapa de normalización postpandemia. Asimismo, resulta crucial considerar los impactos derivados de cambios estructurales o “mega-fuerzas”, como la fragmentación geopolítica y la transición hacia una economía baja en emisiones de carbono. La adopción de un enfoque de inversión dinámico y selectivo, junto con el reconocimiento de las oportunidades y riesgos específicos de cada país, se vuelve clave en este entorno cambiante.
Aunque se anticipa un crecimiento moderado en 2024 debido a los ajustes en las tasas de interés por parte de los bancos centrales, la persistente incertidumbre geopolítica y las tasas más elevadas continúan presentando desafíos significativos para los mercados.
En este escenario, la gestión proactiva de riesgos se convierte en una necesidad, ya que distinguir perspectivas macroeconómicas más favorables de ciertos países o industrias por encima de otros, puede ser recompensado en un entorno de mayor volatilidad e incertidumbre. En este nuevo régimen financiero, se acabó la era de la “gran moderación” que beneficiaba por igual todo tipo de inversiones, sin requerir ser demasiado selectivo. Ahora es el momento de tomar las riendas de las inversiones e incorporar ajustes que permitan sortear cualquier escenario que se pueda presentar. Las mayores tasas de interés y la volatilidad más alta son la “nueva normalidad”, y la mejor estrategia es adoptar aproximaciones activas a nuestros portafolios.
En este contexto, los inversionistas colombianos pueden capitalizar estas tendencias adoptando, de igual manera, una estrategia proactiva y enfocada. Además, la diversificación cuidadosa de carteras, seleccionando activos en sectores resilientes y de mejores perspectivas de largo plazo, puede mitigar los riesgos asociados con la volatilidad del mercado. La comprensión de las dinámicas regionales y la identificación de oportunidades específicas dentro de Colombia son fundamentales para el éxito en este nuevo régimen financiero.
Por: Axel Christensen*
*El autor es Director de Estrategia de Inversiones de Blackrock para América Latina
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