Las academias de idiomas son un negocio en auge. Aún así, ¿por qué nos rajamos en bilingüismo? Esta es la historia.
Hablar un segundo idioma es uno de los propósitos de año nuevo más comunes entre los colombianos. Tener la habilidad de comunicarse en inglés o en otra lengua extranjera no solo se ve bien en la hoja de vida, sino que se convierte en una oportunidad para acercarse a otras culturas, lograr un ascenso e, incluso, hacer negocios en cualquier parte del mundo.
Sea cual sea la razón por la que alguien se lanza a aprender otro idioma, las academias de lengua tienen su modelo muy bien pensado. Estas entidades son en su mayoría empresas ya establecidas en el mercado desde hace muchos años, aunque hay excepciones, y su misión es darle la oportunidad a muchos de aprender inglés, francés, alemán, italiano, portugués e incluso mandarín o coreano.
Para gustos, los colores, y por eso hay tanta variedad para que cada persona encuentre la que más le convenga a la hora de aprender un nuevo idioma. No hay un método único, ni una fórmula secreta, pero hay una amplia gama de opciones para escoger y, para hacerlo inteligentemente, las academias han encontrado la clave: la segmentación del mercado. Para cada estudiante, aparece una opción conveniente en cuanto al tiempo estimado de estudios, el método de enseñanza o el nivel de
inmersión.
Hay clientes de todo tipo: desde los padres que quieren que sus hijos sean bilingües hasta hombres y mujeres del mundo de los negocios que pretenden aumentar su competitividad en el mercado laboral.
Pero vale la pena preguntarse qué está pasando con este boom de escuelas de inglés, mientras que el país sigue mal en niveles de bilingüismo: Colombia es un país en el que la formación en otras lenguas es bastante baja, aunque se ha ido mejorando en los últimos años.
De acuerdo con las cifras de las pruebas Pisa, en Colombia solo 33% de los estudiantes de 15 años habla dos o más lenguas. En este indicador solo superamos a Argentina y México en la región. En los países de la Ocde, este mismo registro es del 68%, lo que muestra el desafío que tenemos por delante.
Aún así, hemos avanzado algo, según lo muestran algunos exámenes de proficiencia, pues cada vez más colombianos dominan una lengua extranjera. Según los resultados de un estudio realizado este año por Education First (EF), las ciudades que más hablan inglés son Bucaramanga, Barranquilla, Manizales, Medellín y Bogotá. También este estudio afirma que el rango de edad que más domina el inglés son las personas entre 21 y 30 años, una edad en la que los estudiantes se enfrentan al mercado laboral y se convierte en una necesidad hablar otro idioma.
Por eso es que los centros de estudios adquieren relevancia, pues es claro que cuando se realiza un mayor esfuerzo para aprender otra lengua es a la hora de enfrentar el mundo real del trabajo.
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El negocio es millonario. Solo las cinco academias más reconocidas facturan cerca de $200.000 millones al año, según los datos de 2022. Dentro de ese ranking de las más reconocidas está Smart, que tuvo ingresos por $116.000 millones en 2022 y que planea extender sus sedes a la República Dominicana en este año.
Junto con American School Way son centros de estudio que llegaron para dominar el mercado con ofertas de cursos mucho más económicas. Con esto han logrado hacer mella en una industria que durante mucho tiempo estuvo dominada por las entidades extranjeras. American School Way tiene
ingresos de más de $30.000 millones anuales según los registros de Cámara de Comercio; esta firma ya tiene presencia en otros dos países de Latinoamérica: Ecuador y Perú.
Pero el negocio había sido dominado durante mucho tiempo por firmas internacionales. Una de estas academias es Berlitz, de las más longevas en Colombia, pues se estableció en el país en 1982. Esta firma facturó en 2022 algo más de $43.700 millones según los registros de Cámara de Comercio. Lo
más reconocido que ofrece la firma es el método que emplean, conocido en el mundo entero como el método Berlitz y que tiene vigencia de más de un siglo.
Pero la metodología no es el único elemento definitivo a la hora de escoger una escuela. Los cursos que ofrecen las academias también varían según la intensidad horaria. Las clases intensivas, aquellas que toman unas dos horas diarias cómo mínimo, prometen alcanzar objetivos en menor tiempo. Aunque no solo se trata de aprender más en menor tiempo, sino también de aumentar la exposición al idioma que
se quiere aprender. Entre más inmersiva sea la experiencia, mejor.
Education First (EF) es una de la compañías que ofrece una experiencia mucho más completa, pues sus cursos son enteramente diseñados para hacerse en territorio extranjero, en uno de los países en los que se habla el idioma que se quiere aprender. Esto es lo que se conoce como inmersión total, en la que cada actividad cotidiana del estudiante se convertirá en una oportunidad para aprender la lengua.
EF, que llegó a Colombia en 1985, tuvo ingresos por $11.400 millones en el 2022, según información de la Cámara de Comercio de Bogotá. La firma tiene presencia en 13 ciudades del país, aunque no enseña idiomas en ninguna de ellas. Para esto, Education First no solo ofrece los cursos de lenguas en el extranjero, sino que también servicios para cubrir las necesidades del viaje, como el transporte por medio de tiquetes aéreos y el hospedaje. Con 50 campus propios y múltiples convenios con otras empresas –incluyendo hoteles, aerolíneas, aseguradoras de viajes y otras academias de lenguas en 113
países– EF permite que viajen alrededor de dos mil colombianos al año.
Su facturación en 2022 representó un crecimiento de 83% con respecto a los ingresos de 2021. Esto podría representar una recuperación de la empresa después de los efectos que tuvo la pandemia de Covid-19 sobre los viajes internacionales.
“Lo que se quiere es que el estudiante logre poner en práctica lo aprendido en situaciones de la vida real”, afirma Diego Mariño, director de producto de EF. “Se trata de levantarte en ese idioma, desayunar en ese idioma, tomar el transporte público de una ciudad que no conoces en ese idioma para llegar a la escuela y empezar a estudiar el idioma que ya se viene usando”.
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Las entidades adscritas a los gobiernos también son competitivas en el mercado. Para el inglés está el British Council, un destino clásico para muchos de los que quieren aprender este idioma y que surge de la misión del consulado británico para extender el dominio de la lengua inglesa en Colombia.
Para el francés, está la opción más popular, la Alianza Francesa, que incluso tiene una de sus sedes junto a la embajada de Francia en Bogotá. Estas dos entidades surgen de la presencia de cuerpos diplomáticos en el país.
Las relaciones internacionales son el motor de muchas iniciativas en idiomas extranjeros, y aunque el idioma más hablado del mundo –incluyendo a hablantes nativos y hablantes como segunda lengua– es el inglés (1.400 millones de personas), son más las que no lo hablan: 6.600 millones. Casi 90% de
los estudiantes de las academias buscan aprender este idioma. Muy rezagado le sigue en segundo lugar el francés, un idioma que se habla en muchas latitudes pero que no es tan apetecido como una segunda lengua sino como una tercera.
En tercer lugar, se encuentra sorprendentemente el coreano, una lengua en tendencia en estudiantes más jóvenes, entre los 16 y 20 años. La cultura del k-pop tal vez tenga mucho que ver con esta nueva tendencia por estudiar el idioma oriental. En Colombia, dos de los lugares para aprender este idioma son el Centro Asiático de Idiomas y la Academia de Lenguas Orientales. Ambas entidades ofrecen aprender el idioma junto con experiencias que abren la puerta a la cultura coreana. También destaca que el coreano supera en demanda a otras lenguas más habladas en Asia, como el japonés y el mandarín.
Otros idiomas que muchos colombianos quieren aprender son el alemán, el italiano y el portugués, aunque en menor escala. Sin embargo, es claro que el dominio del mercado lo tiene el inglés. Aún así, aprender una tercera lengua se ha convertido cada vez más en un factor diferenciador en las hojas de vida. Muchos también aprenden la lengua para completar sus estudios en el extranjero, y otros tantos lo hacen para emigrar.
A principios de este año, durante su gira por África, un continente en el que se hablan más de 2.000 lenguas, la vicepresidenta colombiana Francia Marquez mencionó la importancia de otro idioma, el Swahili o Suajili, una lengua franca que es hablada por más de 200 millones de personas en ese continente. Esto causó polémica ya que muchos opinaron que este idioma no serviría en un contexto globalizado en el que domina el inglés. El asunto es que en un escenario de más globalización, va a haber una mayor exigencia del dominio de otros idiomas.
El mercado de las academias de lenguas pinta bien por la mayor oferta de cursos, con la incursión en nuevos idiomas, y el aumento de la demanda. Las academias han crecido y el negocio sigue dando frutos, por lo que el optimismo es una tendencia en muchas de ellas. El país necesita mejorar en este frente. Esa es una tarea pendiente, para no perdernos durante la traducción.