Las reformas sociales del gobierno Petro, la actualidad de Venezuela, el futuro del Tratado de Libre Comercio (TLC) y la lucha contra el narcotráfico serán determinantes en el futuro de las relaciones bilaterales.
Viene un año clave para los lazos entre Colombia y Estados Unidos. Con las elecciones de noviembre a la vuelta de la esquina y un Donald Trump que se fortalece cada día más en su carrera hacia la presidencia, no son pocos los que se preguntan si el país puede contar con una agenda de largo plazo, dada la gran diferencia ideológica entre el exmandatario y el presidente Gustavo Petro. Sin embargo, los actores clave en la discusión resaltaron que las variables principales en la relación bilateral se han mantenido en el transcurso del tiempo, sin importar las transiciones de poder entre demócratas y republicanos.
“El compromiso de EE.UU. con Colombia tiene más de 200 años. Estamos aquí fundamentalmente en prioridades compartidas y valores en los que hemos avanzado juntos. Eso siempre va a continuar, sin importar quién gana una elección”, dijo el embajador de Estados Unidos en Colombia, Francisco Palmieri.
No obstante, hay una verdad absoluta que repercute en cualquier país del mundo: los cambios en una presidencia inciden en modificaciones abruptas a las estrategias de política exterior. Mientras que los demócratas han mantenido una metodología más constante a nivel internacional para posicionar a Estados Unidos como un líder global, los republicanos han mostrado un interés mucho menor en ese aspecto. Indudablemente, eso marca pautas.
¿Lo importante? Al menos para Colombia, la clave está en mantener las lineas tradicionales, teniendo en cuenta que esta relación bilateral es estratégica para ambos países. Sin embargo, el embajador de Colombia en Estados Unidos, Luis Gilberto Murillo, recalcó que “se deben plantear nuevos paradigmas, interlocutores y narrativas”.
Siga a Forbes Colombia desde Google News
En ese debate, el sector empresarial tiene un rol clave, pues está en sus manos aprovechar más aquellas acciones que quedan en lugares no tan prioritarios, como el comercio. Al respecto, la presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia), María Claudia Lacouture, dijo que “estamos dejando pasar una oportunidad importante”, pues si bien Estados Unidos sigue creyendo en los productos colombianos, debemos cambiar la forma de mirar esa perspectiva.
Por ello, la directiva consideró imprescindible reforzar el trabajo publico/privado, así como potenciar la inversión en procesos productivos y encontrar maneras de complementar cada acción con el desarrollo regional productivo de cada departamento para que haya un verdadero impacto en la economía colombiana.
Desde Estados Unidos, la clave está en buscar la manera en que, junto con Colombia, puedan asegurarse de que el sistema regulatorio ofrezca las mismas oportunidades de avanzar. Por ello, aspectos como la inversión que debe hacer Colombia en la reforma a la educación y oportunidades de emprendimiento son clave.
Con respecto a las reformas sociales, que reanudarán su debate en el Congreso de la República en las próximas semanas, Palmieri señaló que deben ser resultado de un debate profundo dentro del país, e hizo un llamado al sector privado para que tome responsabilidad en el mismo, como siempre lo ha hecho en otros aspectos clave para la economía nacional.
“Para Estados Unidos, lo más importante es que el país ha sido capaz de tomar decisiones para avanzar a largo plazo en las oportunidades para todos y en el crecimiento económico (…) En el concepto de las reformas deben tomar acción todas las partes de la sociedad para mejorar capacidad humana y ser competitivos a nivel mundial”, agregó.
Las prioridades
A juicio de Murillo, la primera prioridad debe ser “mantener la salud de esta relación” al obtener logros clave en pilares como la lucha contra el cambio climático y la corrupción, migración, paz, democracia, seguridad, defensa y política de drogas.
Todos estos temas fueron vitales en la reunión que el presidente Gustavo Petro sostuvo ayer con el consejero principal adjunto de seguridad nacional, Jon Finer, para avanzar en la cooperación entre ambas naciones. Sin embargo, el más sensible de todos tuvo que ver con la situación en Venezuela, donde el presidente Nicolás Maduro está determinado en ganar las elecciones “por las buenas o por las malas”, manteniendo la inhabilidad política por 15 años sobre la candidata de la oposición, María Corina Machado.
¿Qué puede hacer Colombia? Más allá de la importancia de implementar todos los elementos del Acuerdo de Barbados, firmado entre el régimen chavista y la oposición para garantizar derechos políticos y electorales, y de trabajar con todas las partes involucradas para cumplir con la hoja de ruta electoral acordada, el gobierno de EE.UU. buscaría que Petro ocupara un rol de mediador en el conflicto.
Curiosamente, Petro es de los pocos mandatarios latinoamericanos que no se ha pronunciado oficialmente sobre la situación electoral en Venezuela, pero se espera que la cercanía del mandatario con su homólogo en el país vecino pueda ayudar en la ejecución de un proceso electoral justo este año, además de construir puentes entre el gobierno venezolano y Estados Unidos.
Lea también: Colombia y EE. UU. abordan situación en Venezuela e instan a respetar hoja de ruta electoral
Dicha reunión también sirvió para que Colombia y Estados Unidos ratificaran su compromiso continuo con el fortalecimiento de la competitividad regional y el aumento de la inversión a través de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas, una iniciativa clave para el gobierno de Joe Biden según Palmieri, quien detalló que el objetivo radica en buscar un ambiente necesario para expandir relaciones comerciales con toda la región, así como fortalecer las ventajas de asociación y oportunidades entre todas las naciones que la conforman.
Aquí es importante recordar que, de todos los países latinoamericanos, Colombia ha sido principal receptor de ayuda por parte de EE.UU. en los últimos 50 años en esta parte del mundo, además de ser el mayor inversor en nuestro país. En este punto particular, Lacouture comentó que “hay una alta incertidumbre en el país que debe ir acompañada de confianza”.
“Colombia sigue ofreciendo oportunidades, y la inversión de EE.UU. viene creciendo, mostrando un aumento de 18% en el último trimestre que se va a reinversión y pago de impuestos por la reforma tributaria”, agregó.
La ejecutiva también mencionó que todavía hay apetito de inversión en sectores, que no solo se limitan a los tradicionales, como petroleo y minería. No obstante, resaltó que estos en particular no tenían un auge de interés desde 2012 según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), cosa que si ocurrió en Colombia en 2023 y se espera que suceda de nuevo en 2024. Ante dicho escenario, consideró indispensable “fomentar oportunidades”.
Para lograrlo, la seguridad es la variable más importante para cualquier gestión, tanto física como jurídica y de calidad. Según Lacouture, de eso dependen las proyecciones de largo plazo en cuanto al resultado que puedan generar las inversiones. “Colombia tiene buena política de atracción de inversión, pero no se traduce en ejecución. Hay que generar articulación que permita potenciar esos esfuerzos”, dijo.
Panorama comercial
Palmieri es consciente de la importancia de seguir promoviendo el Tratado de Libre Comercio (TLC) como mejor manera de profundizar relaciones comerciales, así como el esfuerzo regional de unir los países. Incluso, señaló que se puede modernizar el tratado para asegurar que se pueda adaptar a los cambios de la economía global, pero al mismo tiempo, consideró clave que “eliminemos juntos los obstáculos para que el sector privado pueda aprovechar esas oportunidades y las ventajas naturales de sus economías”.
Por su parte, Murillo aseveró que al TLC “le caben nuevos énfasis”, sobre todo teniendo en cuenta que el comité de capacidad institucional para el comercio nunca se había reunido. De acuerdo con el diplomático, esa puede ser una oportunidad para revisar ventajas en cadenas de producción y suministro, cuyo ajuste sería “fundamental para crecimiento económico y desarrollo incluyente de Colombia”.
Uno de los aspectos que sigue siendo un obstáculo para Colombia en Estados Unidos apunta a la admisibilidad sanitaria, debido principalmente a las “barreras gruesas” para que los productos nacionales puedan llegar. Ese tipo de discusiones son las que se están dando en los comités, por lo que se busca una sesión con la Comisión Administradora de Comercio para que se revisen esos ajustes.
La importancia de lograr esto es que, según Lacouture, Colombia le compite a China en diferentes productos en el sector agrícola con potencial de llegada a Estados Unidos. Según datos de AmCham Colombia, hay hasta 101 productos con pasaporte sanitario cuyo crecimiento fue de 288% entre enero y noviembre, que en algunos casos supera 300%. En cuanto a los productos no tradicionales, la directiva celebró el aumento de 328% en aquellos que compiten desde hace tres años, grupo de donde salen nuevos elementos frecuentemente.
Convierta a Forbes Colombia en su fuente habitual de Economía y Finanzas
A eso hay que sumarle que unos 17 estados tuvieron tasas de crecimiento de 100% en demanda de productos agrícolas provenientes de Colombia. Asimismo, desde entrada en vigencia del TLC, los estados que optan por bienes del agro colombiano han aumentado su proveeduría en un promedio de 214%.
Esto no elimina el hecho de que, en el ámbito comercial, hay una fragilidad global de la economía que ha llevado a la disminución de comercio internacional, afectando a Estados Unidos. Esto se vio impactado en 75 de 98 subsectores de su economía, que tuvieron caídas importantes debido a la ralentización de la demanda.
Dicho escenario ha llevado a que el segmento de manufacturas y servicios tenga una oportunidad creciente, incluyendo al sector turismo, que genera mayores divisas en exportaciones. En este caso, los estados que optan por estos bienes aumentaron su proveeduría en 491% promedio desde la entrada en vigencia del TLC, totalizando hasta 24 estados que han aumentado su demanda en 100%.
“Se ha hecho un esfuerzo importante por lograr atracción de inversión y fomentar acciones de turismo, pero se han desaprovechado oportunidades, pese al crecimiento de exportaciones. En el caso de las no minero-energéticas solo hubo un decrecimiento de 0,4%, manteniéndose estables. Esa es la fortaleza que debemos trabajar y detectar las oportunidades que hay, sobre todo con la ventaja comparativa que tenemos frente a China”, detalló Lacouture.
Otros cuellos de botella
Una de las discusiones más importantes entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos tiene que ver con los cultivos de coca. Si bien se han alineado programas antinarcóticos, Palmieri reconoció que las 250.000 hectáreas de cultivo de coca que tiene Colombia en la actualidad representan una amenaza al país y a la comunidad internacional. “A través del TLC, Colombia está aprovechando más oportunidades de sustituir productos agrícolas con valor agregado, pero es necesario arrancar programas de sustitución”, añadió el embajador.
Justamente, ese tema será clave esta semana por la visita del Consejo de Seguridad de la ONU, que tratará este tema con el gobierno colombiano, además de la implementación de acuerdo con FARC y los diálogos con el ELN y las disidencias. Al respecto, Murillo reveló que el gobierno formuló una nueva política de drogas con énfasis en interdicción, lavado de activos y un nuevo abordaje de erradicación de cultivos, basado principalmente en acuerdos con las comunidades.
“Es una combinación de erradicación, sustitución y desarrollo rural. Este debe ser el año de la muestra de resultados concretos. Hay sectores en Washington que tienen dudas, pero casi 730 toneladas incautadas e inversiones de $1 billón deben mostrar resultados pronto“, subrayó.
Con respecto a la política de paz total, el embajador de Colombia en Estados Unidos celebró el hecho de que el presidente Biden vea este tema con interés, pero también explicó que se le ha hecho la solicitud a su administración de un mayor acompañamiento. En este aspecto, la petición apuntó a contar con un enviado del gobierno para tener mayor cercanía y asistencia técnica que puede brindar EE.UU. a la hora de llegar a acuerdos concretos, como ocurrió en las negociaciones de 2016.
Lea también: Comisionado de Paz: Liberación de secuestrados por el ELN “no será inmediata”
En cuanto a la migración, otro de los temas sensibles entre ambas administraciones, Murillo sostuvo que debe haber una agenda robusta relacionada con la exención de visas y la movilidad de los colombianos en Estados Unidos, además del desafío migratorio interno que enfrenta el país tras convertirse en un escenario de transito y acogida de migrantes.
En el primer caso, recalcó la necesidad de que Estados Unidos brinde alivios a la población colombiana indocumentada en EE.UU. para que pueda recibir un estatus de protección temporal, y es que hasta 250.000 colombianos llegaron a dicha nación antes de la firma del acuerdo con las FARC.
Con respecto al segundo, Murillo mencionó que ya se han establecido oficinas de movilidad segura y avance en mayor control migratorio en el país para tratar este tema, pues Colombia pasó de ser un país de acogida, lo que le cuesta 1,5 puntos del PIB, y se convirtió en un país de tránsito, por lo que es necesaria una mejor preparación. Al respecto, el embajador pidió mayor asistencia de EE.UU. para este tema, así como de los países de origen de aquellos migrantes que van hacia el norte.
No cabe duda que son muchos los temas que abarcan una relación de 200 años entre naciones que cuentan con muchas prioridades en común, pero también con objetivos propios que, muchas veces, generan debate frente al mejor curso de acción. Por ahora, la conclusión es clara: mientras el propósito de los lazos bilaterales esté claro, quién sea que lidere la Casa Blanca es solo un elemento más de una ecuación entre muchas variables que se han mantenido estables durante mucho tiempo.