Aunque el tono de la conversación con inversionistas es fundamentalmente positivo, hay que tener presente que Venezuela aún presenta un riesgo país muy elevado.

Las noticias económicas que emanan de Venezuela revelan un panorama contradictorio. Por una parte, seguimos viendo las imágenes de miles de venezolanos migrando en circunstancias extremas, pero en paralelo, vemos una explosión en el mundo de las startups. En efecto, en tan solo un par de años, empresas como Yummy, Ridery y Cashea se han vuelto parte del vocabulario cotidiano de los ciudadanos de este país. ¿Será que acá existe un nicho con potencial de grandes retornos?

Cada vez hay más inversionistas extranjeros considerando inyectar capital en startups venezolanas. Estos parecen haber identificado una serie de características que hacen atractivo a este ecosistema. Entre estas se destacan:

1) Crecimiento del número de clientes a tasas de triple dígitos en tan solo un par de años.

2) Operaciones ya rentables mientras muchas empresas similares en Latinoamérica están quemando caja.

3) Abundante capital humano formado en el exterior.

4) “Leapfrogging” a través de apalancamiento en las últimas tecnologías para construir negocios eficientes que escalan rápidamente.

5) A esto se le debe sumar la recuperación de la actividad económica en Venezuela. Si bien la economía venezolana continúa siendo una fracción de lo que fue 12 años atrás, pareciera haber revertido la tendencia contractiva.

Aunque el tono de la conversación con inversionistas es fundamentalmente positivo, hay que tener presente que Venezuela aún presenta un riesgo país muy elevado. En particular se debe resaltar:

1) La volatilidad de la economía venezolana: si bien esta ha venido creciendo, sigue siendo una economía muy dependiente del petróleo y de los vaivenes de esta industria.

2) El riesgo regulatorio: muchas startups continúan operando en áreas grises por falta de una legislación clara.

3) El “exit”: el número de potenciales compradores de activos en Venezuela sigue siendo limitado y más aún para emprendimientos.

4) El fantasma del retorno de mayores sanciones a la economía venezolana.

Entonces, ¿te estás perdiendo de la próxima gran oportunidad para invertir? La respuesta – como suele ocurrir – es: depende. Si bien Venezuela vive su mejor momento en la última década, los riesgos macro siguen estando lejos de desaparecer. Invertir es una apuesta audaz, con un potencial de recompensa alto, pero reservada para aquellos con alta tolerancia al riesgo y espíritu aventurero. Finalmente, a la hora de tomar una decisión, nunca se debe subestimar la audacia y resiliencia del emprendedor venezolano.

*El autor es director de Mercados Capitales y Riesgo en el sector fintech y miembro de la junta directiva de varias startups. Estudió economía en Georgetown y luego completó un MBA en Wharton y un MPA en Harvard. 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes.