En diálogo con Forbes, Eder dice que su administración es proempresa y que la forma de consolidar la reconciliación, recuperar la seguridad y el bienestar social es reactivando la actividad económica y atrayendo la inversión nacional y extranjera.

“Encontramos a Cali en una situación deplorable, compleja administrativamente, financieramente, anímicamente y en términos de inseguridad”, dice Alejandro Eder al hacer un balance de los primeros tres meses de su alcaldía.

Pero el funcionario es enfático al sostener que no llegó a quejarse sino a trabajar para recuperar el rumbo y la dignidad de Cali, una ciudad que aún lucha por restañar las heridas que le dejó la pandemia y el ‘Paro Nacional’ de 2021.

Para conseguirlo, unas de las primeras tareas que se impuso fue limpiar la ciudad, que lucía sucia y descuidada, lo que ya es palpable en los separadores de sus principales avenidas y calles, y tratar de ordenar un tráfico caótico por la ausencia total de autoridad durante la anterior administración.

“Hemos logrado despertar el ánimo de los caleños, estamos haciendo un gran esfuerzo por unir y reconciliar a la ciudad”, dice Eder al subrayar que poco a poco comienzan a estabilizar las finanzas de una ciudad que vio caer su principal fuente de ingresos (el predial) en un 12% durante los últimos dos años en términos reales y cuya principal empresa, Emcali, se encuentra en estado comatoso. 

“A Cali la recibimos en una situación de desgobierno. Es una ciudad quebrada con unos ingresos cayendo mientras los gastos aumentaban, sobre todo en personal, en lo que llaman prestadores de servicios”.

Clave en el revolcón que Eder espera darle a la ciudad será la realización de la COP16 entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre próximos, tanto es así que el alcalde estima que el evento tendrá un impacto económico positivo de US$20 millones. 

“Creo que la COP es el equivalente a los juegos Panamericanos de 1971, a una escala diferente. Cali tuvo tres o cuatro años para prepararse para los Panamericanos, ahora sólo tenemos seis meses para la COP, pero damos la talla”, explica. 

Para sacar adelante el evento, la alcaldía destinó un presupuesto de $50.000 millones, recursos que se invertirán en infraestructura, trabajo social, arte urbano y para fortalecer el sistema de transporte masivo (MIO), cuya flota será renovada parcialmente mediante la incorporación de buses eléctricos.

En materia de seguridad, un área en la que la capital del Valle enfrente desafíos, como lo dejó un claro un reciente ataque de las disidencias de las FARC a instalaciones militares, el Gobierno Nacional se comprometió a darle 3.000 policías adicionales que se sumarán a los 3.000 con que ya cuenta.

De hecho, según explica Eder, como resultado del trabajo con la Policía y las Fuerzas Militares, la tasa de homicidios cayó más del 21% en los tres primeros meses del año y la de hurtos en 26%, mientras que el robo a establecimientos comerciales disminuyó en 45% y en el MIO en 55%.

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‘Somos una alcaldía proempresa’

Uno de los puntos que más daño le ha hecho a la ciudad son las malas administraciones que ha tenido desde que los alcaldes empezaron a ser elegidos por el voto popular, en 1988. Tanto es así, que varios de ellos fueron destituidos, alguno terminó preso y el anterior está siendo investigado por las autoridades de control. 

Todo esto, aunado a las violentas protestas y bloqueos del 2021, afectó la economía de Cali y, sobre todo, su imagen. De hecho, Eder dice que en el país hay ideas equivocadas que han hecho carrera, como que la inversión se ha ido de la capital del Valle.

“Es verdad que algunas empresas se han ido, pero desde 2010 han llegado US$4.500 millones en inversión extranjera directa. Y en este momento 200 multinacionales tienen sus sedes acá. A pesar de eso, hay un voz a voz que no es positivo”.

Por ello, afirma que la suya es una alcaldía proempresa, ya que la forma de consolidar la reconciliación, recuperar la seguridad y el bienestar social es reactivando la actividad económica y atrayendo la inversión nacional y extranjera.

Según el Libro Blanco, un documento presentado por Eder que recoge las irregularidades en que habría incurrido su antecesor, Jorge Iván Ospina, la deuda de Cali asciende a $1,2 billones, lo que quiere decir que se duplicó, una situación que compromete la capacidad de inversión social, ya que este año la alcaldía tendrá que destinar $400.000 millones al pago de la deuda.

“Es triste lo que digo, pero en el sector público no solo hay corrupción sino también despilfarro. Confío en que con un mejor uso de los recursos, organizando la estructura de la deuda y fortaleciendo el recaudo de impuestos, las cosas mejoren”, dice Eder y agrega que uno de sus retos es recuperar la cultura de pago.

“El año pasado, solo se pagó el 63% de los prediales que fueron facturados, es decir, solo 6 de cada 10 personas pagaron sus impuestos”.

En cuanto a Emcali, la principal empresa de la ciudad, Eder sostiene que mientras sus ingresos aumentaron 15%, los gastos crecieron 25%.

“Si las cosas hubieran seguido por ese camino, la empresa se habría quebrado en tres años. De hecho, encontramos que el margen de Ebitda cayó del 16% al 9%. Si vemos el caso de la unidad de telefonía, el Ebitda cayó de 13% a un margen negativo del 136%. Es algo que yo nunca he visto en ninguna empresa, un margen de Ebitda negativo de esa magnitud”.

A pesar de ello, el alcalde plantea que Emcali debe seguir siendo una empresa pública.

“Emcali debe seguir siendo propiedad de Cali para generar bienestar. Pero también soy un convencido de que tiene que ser administrada con un criterio empresarial, generar utilidades y obtener nuevas fuentes de ingresos”, concluye un Eder optimista sobre el futuro de la capital del Valle, en la entrevista con Forbes.

¿Lo conseguirá? “Estamos en ese proceso y para lograrlo comenzamos por sacar a la política de su administración”, remata.