Con una fortuna de US$7.800 millones, el empresario caleño de 66 años es el segundo colombiano más rico en el mundo al 1 de abril, según Forbes.

Cuando Jaime Gilinski Bacal recibió el Premio a la Excelencia Empresarial Forbes 2023, en noviembre del año pasado, definió la clave de su éxito: pensar globalmente y actuar localmente.

Miembro de la tercera generación de una familia que llegó a Colombia hace 100 años, el empresario caleño de 66 años dijo que gracias a ese legado y a las enseñanzas de sus padres, Isaac y Perla, construyó un camino con educación de calidad “para crear valor en Colombia en múltiples sectores, industrias y regiones con la idea de maximizar las inversiones que traen -más que los retornos financieros- dividendos sociales y la generación de nuevos empleos”.

Convertido en el segundoano más rico en el mundo al 1 de abril de este año en el puesto 330, según Forbes, Gilinski suele destacar el papel del empresario. “Ninguna sociedad progresa sin empresas pujantes; hacer empresa es construir país”.

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Gilinski es el principal accionista del banco GNB Sudameris, que opera en Colombia, Perú y Paraguay y, en octubre del año pasado, se convirtió en el accionista mayoritario del banco británico Metro (con una participación cercana al 53%) e ingresó a su junta directiva tras inyectarle US$124,6 millones.

“La oportunidad de convertirme en el principal accionista del banco está impulsada por mi creencia en la necesidad de una banca física y digital respaldada por un enfoque en un servicio al cliente excepcional”, señaló. “He sido un inversionista activo en Metro Bank desde 2019″, explicó el empresario caleño que también es la persona con más propiedades en Indian Creek -la isla en Miami a donde se va a mudar el fundador de Amazon, Jeff Bezos-, tras comprar cinco residencias por unos US$100 millones durante 11 años en la década de 2010.

Junto a su socio Tahnoon bin Zayed Al Nahyan, de Abu Dhabi, invirtieron más de US$3.000 millones para hacerse al control de Nutresa, una compañía que, además de ser conocida por su presencia en la vida cotidiana de los colombianos, engloba más de 150 marcas, que incluyen Zenú, Pietrán, Jet, Ranchera, Tosh, Festival, Crem Helado, Colcafé y restaurantes como El Corral y Leños & Carbón.

La multilatina, que recientemente anunció inversiones por $10.000 millones en el sector cacaotero para apoyar a erradicación de cultivos ilícitos y la transición a cultivos lícitos, también se comprometió a realizar compras por $1,5 billones a las cooperativas y asociaciones de campesinos productoras durante los próximos 10 años, en un evento realizado en una de las plantas de la Nacional de Chocolates al que asistió el presidente, Gustavo Petro, y en el que su hijo, Gabriel Gilinski, actuó como anfitrión.

Y es que tras triunfar como banquero y empresario, el reto de Gilinski es lograr que Nutresa pueda seguir creciendo y consolidándose como una compañía global, desarrollando alianzas, “para ser cada día una de las mejores empresas ojalá del mundo”, según sus palabras.

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De hecho, una de las decisiones tomadas en la Asamblea Ordinaria de Accionistas de Nutresa fue no repartir las utilidades de la compañía, que el año pasado superaron los $720.000 millones.

“Eso no solo es un signo de confianza en Colombia, sino también en los colaboradores y el equipo humano y en el potencial que tenemos”, dijo Gabriel Gilinski. “Si nos juntamos, si nos pensamos la cadena de valor desde el campesino hasta el presidente de la compañía y el presidente de la República, podemos lanzar una iniciativa para volver a Colombia una potencia mundial de cacao, de alimentos y de abastecimiento propio”.

Desde 2015, Gilinski trabaja en el desarrollo de una antigua base de la Fuerza Aérea de EE. UU. cerca del Canal de Panamá, que Forbes una vez llamó “El proyecto inmobiliario más audaz del mundo”.

“El grupo nuestro tiene casi 100 años y en ese período hemos continuado creyendo siempre en Colombia, invirtiendo y creando oportunidades. La generación de buenos empleos y la oportunidad de crecer, de que las compañías contribuyan a una mejor sociedad y a un mejor país, es la responsabilidad nuestra como empresarios”, dijo en una reunión realizada en enero pasado en la Casa de Nariño, a la que asistieron las cabezas del Grupo Empresarial Antioqueño, GEA, para limar asperezas, a instancias de Petro.

“Jaime Gilinski es un hombre audaz para los negocios, ganó el control de Nutresa con herramientas de mercado”, señaló en mayo del año pasado, Carlos Raúl Yepes, ex presidente de Bancolombia, la mayor entidad financiera del país controlada por el GEA.

Sobre su faceta emprendedora, Gilinski ha dicho que comenzó trabajando con su padre los fines de semana, cuando apenas tenía 11 años, y que desde ese momento aprendió el valor y la importancia de trabajar.

“A los 16 años me gradué del colegio y tuve la oportunidad de estudiar ingenieria en Georgia Tech y luego culminar una maestría de negocios en la Universidad de Harvard a los 22 años”, dijo al recibir el Premio a la Excelencia Empresarial Forbes 2023, y recordó que luego de trabajar un año en Nueva York siempre quiso regresar a Colombia.

En Cali, creó una pequeña empresa de pasabocas, Yupi, y durante los siguientes 10 años construyó alianzas estratégicas con compañías multinacionales que lo apoyaron con su tecnología, marcas y capital.

Después de eso, a los 28 años logró que Inextra suscribiera una alianza con Procter & Gamble, una de las compañías de consumo masivo más importantes del mundo. En 1991, a los 33 años, adquirió la filial del banco BCCI, que había pasado por una crisis financiera mundial, lo que le permitió realizar el sueño de ser banquero.

“A pesar de haber adquirido un banco con muchos problemas, logramos que fuera el único que sobrevivió a la crisis en 137 países del mundo. Con manejo profesional, visión y mucho trabajo pasamos de ser el último banco del sistema financiero a uno de los primeros diez en cuatro años”, dijo y explicó que lo lograron con el trabajo de muchos profesionales, lo que le permitió adquirir el entonces llamado Banco de Colombia, en 1994, a los 37 años.

Y como colofón, resumió su visión del papel del empresario en el mundo de los negocios. “Mi objetivo siempre ha sido crecer compañías que se desarrollen, que sean competitivas, diversificadas, tener el mejor talento y velar por el desarrollo del capital humano que es el activo más importante de las empresas”.

Y es que en palabras suyas, los empresarios deben promover una economía de mercado con responsabilidad social. “El mercado nos da eficiencia, competencia y excelencia. Pero el mercado sin sentido social se vuelve indiferente a las necesidades de muchos y por eso las empresas deben transformar los entornos en los que operan mediante la inversión”.