Las propiedades inmobiliarias de sólo 37 personas, todas multimillonarias, ocupan el 11% de la propiedad privada en todo el estado.
Por y Phoebe Liu y Monica Hunter-Hart
Hace un año, Oprah Winfrey adquirió 850 acres en Maui por US$6,4 millones, lo que se sumó a los 1.280 acres que ya poseía en la isla. Un acre equivale a 0,40 hectáreas. Situada tierra adentro, su propiedad (en su mayoría contigua) se extiende sobre colinas verdes hasta una reserva forestal en las laderas del volcán Haleakala. El ganado pasta en la tierra, en su mayoría subdesarrollada, pues ella está trabajando en conservarla. “Parece Escocia, pero con un clima realmente bueno”, dice el preparador físico que se convirtió en administrador de la propiedad, Bob Greene.
Winfrey, que reside en Hawái unos cuatro meses al año, compró por primera vez un rancho en Maui hace dos décadas. Su tierra salió ilesa cuando los incendios forestales arrasaron a Maui en agosto pasado, incinerando 6.625 acres y matando a 100 personas. Posteriormente, la estrella de televisión llevó almohadas, pañales y otros suministros a los sobrevivientes y, junto a Dwayne Johnson “La roca”, creó el Fondo Popular de Maui, al que Winfrey contribuyó con US$25 millones.
Pero el auge de los bienes raíces de lujo durante la pandemia, que elevó aún más los precios de la vivienda, ha aumentado las tensiones entre los hawaianos y los propietarios ricos de otros estados, lo que incluso llevó a un controvertido proyecto de ley presentado en febrero, que prohibiría a las personas no estadounidenses comprar tierras en Hawái. A pesar de intentar ayudar después de los incendios, Winfrey fue criticada por filmar sus esfuerzos de ayuda y pedir dinero al público, una respuesta que, según ella, estaba desviando la atención de Maui. Mientras que otros cuestionaron qué pasó con los US$100 millones que Jeff Bezos, quien tiene una propiedad de 14 acres a 12 millas de los incendios, junto a su socia, Lauren Sánchez, prometieron como ayuda. Un portavoz dijo a Forbes que Bezos ha donado US$15,5 millones a nueve organizaciones benéficas hasta ahora.
Los más ricos de Estados Unidos han estado comprando en Hawái durante años, pero nadie sabía exactamente cuán extensas eran sus posesiones. Para resolverlo, Forbes pasó meses investigando miles de registros de propiedad en las seis islas más grandes de Hawái. Los resultados fueron sorprendentes: sólo 37 multimillonarios poseen al menos 218.000 acres. Eso es el 5,3% del total de tierras del estado y el 11,1% de todas las tierras que no son propiedad del Gobierno, aunque probablemente la cantidad sea incluso mayor, dado los extremos a los que llegan los multimillonarios para ocultar sus propiedades. Expresado de otra manera, esas 37 personas, equivalentes a sólo el 0,003% de la población total de Hawái (1,4 millones), poseen el 11% de las tierras privadas.
Algunos multimillonarios tienen vínculos de larga data con la comunidad. Marc Benioff, director ejecutivo de Salesforce, quien visitó Hawái por primera vez en 1974, ha donado US$100 millones a diversas causas en todo el estado durante dos décadas, y en diciembre, junto con su esposa Lynne, donó 282 acres para viviendas. “Siento una fuerte conexión espiritual con Hawái”, dice Benioff, quien ha tratado de incorporar el concepto hawaiano de “ohana”, o familia, en la cultura de Salesforce. “Tengo un profundo conocimiento de la gente y el espíritu de Hawái, lo que llamamos ‘el espíritu aloha'”. Esto se refiere a una filosofía hawaiana que se basa en la amabilidad, la compasión, la generosidad y el respeto.
Otros, como el cofundador de Meta, Mark Zuckerberg, quien según se informa está construyendo un búnker en su complejo parcialmente amurallado, parecen más preocupados por su privacidad. El corredor de bienes raíces Rob Kildow, quien dice que anda en bicicleta con el fundador de Citadel, Ken Griffin, recuerda que un multimillonario que vive en el privado Hualalai Resort le dijo: “la mitad de la gente aquí no sabe quién soy, y a la otra mitad le importa una mierda”.
Wayne Tanaka, director de la organización ambientalista sin fines de lucro Sierra Club of Hawái, trata de tener esperanza. “Si los residentes de alto patrimonio pueden superar su deseo de aislamiento y comenzar a hablar con las personas que los rodean, eso podría abrir puertas y ventanas para contribuir realmente a que este lugar sea lo que fue”, pero a la vez admite que “Hawái se está convirtiendo cada vez más en un patio de recreo para los ricos”.
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