Nanosenum, un vehículo del instituto iOMICAS de la Universidad Javeriana de Cali, se constituyó en Colombia y en Estados Unidos con el fin de llevar al mercado los desarrollos con los que busca resolver los problemas de seguridad alimentaria y cambio climático.

Después de transformar el mundo de las finanzas, los seguros, el transporte, el entretenimiento y el comercio, entre otros, la tecnología está llegando a sectores tan tradicionales e insospechados como el agrícola. 

Tanto es así, que se ha acuñado la denominación agritech, o la tecnología aplicada a la agricultura para transformar al campo, mejorar su productividad y eficiencia, mediante el uso de drones, IA, robotización y Big Data, entre otras herramientas.

El Valle del Cauca, con una de los aparatos productivos más diversos del país y liderazgo en bioeconomía, en bioenergía y biocombustibles, cuenta con un gran potencial que fue valorado por la Universidad Javeriana de Cali para crear el instituto de investigación en ciencias ómicas, iÓMICAS, como una apuesta en asocio con 17 instituciones (académicas, científicas, gremiales y empresariales) nacionales e internacionales, el gobierno colombiano y el Banco Mundial.

Inaugurado en noviembre de 2022, el instituto cuenta hoy con un equipo multi-disciplinar con más de 35 miembros, entre ellos, profesores, postdoctorandos, científicos investigadores de profesión, estudiantes doctorales, y personal de apoyo administrativo, en unas instalaciones físicas de 650 m2 con infraestructura de última generación, dentro del campus de la Universidad Javeriana de Cali. 

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Andrés Jaramillo Botero, quien concibió el instituto y se ha desempañado como su director, explica que además de contribuir a la formación de nuevas generaciones de ingenieros y científicos con nivel doctoral al servicio del agro, la salud, y el medio ambiente mundial, iÓMICAS ha desarrollado programas financiados con recursos internacionales y nacionales (Banco Mundial, Rockefeller, Bezos Earth Fund, Royal Engineering Society, Minciencias).

“Nuestra operación está financiada por proyectos específicos, hasta el año 2026, a través de un capital de inversión, mixto nacional y extranjero, cercano a los 10 millones de dólares”, explica Jaramillo.

A la fecha, cuenta con 5 patentes nacionales e internacionales en tecnologías médicas (detección rápida de patógenos y marcadores moleculares asociados con enfermedad) y agritech (plataformas de fenotipado de alto rendimiento) y con un spin-off -denominado Nanosenum- para la maduración y comercialización de nano-sensores para fenotipificación de alto rendimiento de cultivos.

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“Nanosensum es un spin-off del iOMICAS, que tiene el propósito de resolver retos en agricultura de precisión mediante la maduración, el licenciamiento y/o la comercialización de los productos de base tecnológica resultantes de la investigación traslacional del instituto”, explicó Jaramillo a Forbes.

Después de ser constituido en el país y Estados Unidos, Nanosensum espera iniciar primeras rondas de capitalización de riesgo durante el segundo semestre del año para obtener recursos y llevar al mercado los desarrollos del iOMICAS en agritech.

“La necesidad de este tipo de spin-offs es palpable, considerando que el número de empresas nacionales que pueden considerarse estrictamente innovadoras es menor al 1%, según Minciencias”, dijo el experto en un cuestionario que respondió a Forbes. 

Según el científico, el equipo de transferencia tecnológica del iÓMICAS y la Javeriana exploran también otras vías, como en el licenciamiento en el extranjero de los productos tecnológicos desarrollados y madurados en el área de salud humana (diagnóstico no-invasivo y temprano de enfermedades), ambiente (medición de contaminantes en organismos, suelos y atmósferas, aprovechamiento de residuos), y alimentos (caracterización de composición y bioactividad).

“Nuestra estrategia es priorizar el abordaje de retos universales, y llevar las soluciones en la región y el país”, agregó y explicó que, en última instancia, se busca contribuir a la creación de una economía basada en el conocimiento y a la consolidación de sistemas productivos de valor agregado, desde la convergencia de saberes.

“Consolidar estos elementos en un sistema nacional implicará una inversión colectiva con la participación de todos los actores relevantes: academia-gobierno-industria-sociedad”, señaló.