Maria del Mar Vélez, fundadora y CEO de Crack The Code, contó a Forbes sobre su programa de formación que ya está llegando a colegios públicos de Chía, Barranquilla y Antioquia.
Para llegar a fundar la escuela de programación y tecnología Crack The Code, María del Mar Vélez recorrió, lejos de su ciudad natal Medellín, lugares tan diferentes como oficinas de bancos y fondos de inversión en Nueva York, hasta chozas en áreas rurales de Perú.
“Me di cuenta que lo mío son los negocios, pero que tengan un impacto social positivo”, cuenta María del Mar, fundadora y CEO de Crack The Code, en una entrevista con Forbes.
Desde su origen hace seis años, Crack The Code ha recaudado más de US$3 millones de inversionistas, incluidos Kaszek -la mayor firma de capital de riesgo de América Latina-, instituciones educativas y ángeles inversionistas.
Con un equipo que hoy es de 40 personas, Crack The Code inició como una plataforma de cursos para que niños, niñas y jóvenes aprendan de programación y atrajo alianzas con compañías y organizaciones como Mercado Libre, Unicef y Samsung, que ofrecen esos cursos para los hijos de sus trabajadores o a poblaciones más vulnerables.
En el último año y medio, tras un reanálisis del producto, surgió una iniciativa para preparar a los estudiantes para la era de la inteligencia artificial, abordando problemas como el desempleo juvenil y la deserción escolar.
“En Colombia, solo el 30% de los estudiantes de colegios públicos va a la universidad, mientras que el otro 70% se queda en la informalidad”, explica Vélez. “Nos propusimos darles a los estudiantes habilidades que sean inmediatamente aplicables en un entorno laboral. Hemos desarrollado un currículo que redefine el puesto de trabajo en la era de la inteligencia artificial. Queremos crear un perfil operativo que sea autónomo en decidir su futuro, ya sea para aprender, emprender o trabajar. La idea es que los estudiantes sean ágiles en el uso de IA en distintas aplicaciones”.
Crack The Code se ha aliado con fundaciones y gobiernos locales en Colombia para integrar un currículo operativo enfocado en inteligencia artificial en la formación de colegios públicos.
El programa busca desarrollar competencias en innovación tecnológica, creatividad digital, administración de datos, análisis de información, pensamiento crítico, autonomía para el aprendizaje e investigación y preparación para el empleo, utilizando herramientas de inteligencia artificial.
Lo hacen con una red de 100 profesores que Crack The Code tiene alrededor del mundo, se conectan de manera remota a los salones para capacitar a estudiantes y a los docentes del aula.
Hasta la fecha, más de 700 estudiantes en Chía (Cundinamarca), más de 3.200 en Barranquilla y más de 3.600 en Antioquia están accediendo a esta formación, en alianzas con organizaciones como la plataforma filantrópica Velezreyes+, la Fundación Santo Domingo y entidades como la Alcaldía de Barranquilla y la Gobernación de Antioquia.
“Los profesores son ingenieros y programadores que tienen pasión por compartir conocimiento”, comenta Vélez. “Los formamos en pedagogía y les enseñamos las clases”.
María del Mar, la menor de tres hermanos, estudió economía y finanzas en NYU en Nueva York y realizó una pasantía en una caja rural en Puno (Perú), evaluando la apertura de nuevas agencias para microcréditos a ganaderos e indígenas. Al regresar a Estados Unidos, trabajó en JP Morgan en áreas de inversión de impacto y banca privada, así como en inversiones alternativas como capital de riesgo y fondos de cobertura.
“Esto me dio esta disciplina y ética de trabajo tan intensa”, expresa María del Mar.
Su regreso a Latinoamérica se dio después de casarse con un peruano, con quien se mudó a Perú, donde se propuso investigar industrias porque estaba decidida a emprender. Ella viene de una familia de emprendedores, además de que sus padres y sus tíos habían creado negocios, su hermana Marcela había fundado M2malletier, una marca de bolsos de lujo en Barcelona que se vendían en varios países y su hermano David había fundado Nu, el banco digital que más adelante se volvería un gigante financiero mundial.
“Cuando me mudé a Perú dije este es mi momento para hacer lo mío para hacer algo con doble impacto”, relata María del Mar. “Entre más me metí en el tema de educación y empecé a explorar el desarrollo de habilidades digitales, me enamoré del tema. Sabemos que la educación es el camino de movilidad social”.
Crack The Code empezó con una sede presencial a la que los niños iban a tomar clases y luego empezó a ofrecer servicios a colegios privados. De ahí pasó a la plataforma en línea que ahora llega a niñas, niños y jóvenes de 30 países de Latinoamérica.
“Estamos armando un semillero a escala en la población más vulnerable”, finaliza María del Mar, quién ahora reside en Miami (Estados Unidos), pero pasa largas estadías en Colombia. “Estamos enfocados en Colombia porque hay mucha filantropía de empresas privadas y gobiernos, creemos que de aquí saldrá un caso de estudio para replicar en otros países”.
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