Raven, una consultora de disrupción, afirma haber creado más de 20 productos y generado US$1.000 millones en valor para sus clientes, además de capturar US$5.000 millones en ventas.
Mientras que los negocios siguen explorando cómo los nuevos modelos de lenguaje de inteligencia artificial (IA) que aparecen casi todos los días se aplican a los negocios, J.J. De La Torre, CEO de la consultora Raven, está del lado de los que creen que la IA no reemplazará a los humanos, sino que al contrario, hará que se aprecie mucho más la interacción humano.
“El ser humano tiene la capacidad de crear el futuro desde cero, la IA no puede hacer eso, porque crea con base al pasado, no puede romper ese esquema”, dijo De la Torre, en una entrevista con Forbes en la que compartió su visión sobre cómo la IA y otras tecnologías están transformando la manera en que las empresas operan y se relacionan con sus clientes. “La IA va a relanzar la interacción humana y nos va a hacer apreciar mucho más la interacción humana. La IA tiene que entenderse como una herramienta, no como un driver, es la singularidad que tiene cada ser humano donde se ve la diferencia. En el futuro va a valer mucho más la experiencia que la programación, que tenga ese elemento orgánico y real”.
Raven es una consultora dedicada a ayudar a las empresas a crear negocios y experiencias disruptivas, que afirma diferenciarse por su enfoque práctico y orientado a resultados.
“Hay empresas que pagan consultorías costosas, pero cuando pasan el proyecto a alguien que lo ejecute, no lo venden, porque trabajan un modelo de transformación”, señaló De la Torre.
En un entorno corporativo donde la agilidad y la innovación son esenciales, Raven adopta una metodología que maximiza los activos existentes de las grandes empresas en lugar de crear nuevos desde cero. “En nuestra metodología, tratamos de aprovechar todos los activos que tienen las grandes empresas en lugar de inventarse activos que no tienen”, explicó.
Raven se ha expandido con oficinas en Berlín (Alemania), Medellín (Colombia), Ciudad de México (México) y Santiago (Chile=, además de tener equipos en 15 países.
“Hoy Chile es el 15% de la facturación, México y Norteamérica nuestro principal mercado, luego Europa y luego de Chile, el resto de Sudamérica”, detalló De la Torre.
Uno de los aspectos que quiere posicionar Raven es su modelo de negocio basado en el valor.
“Todo lo que hacemos es del cliente. Nos fuimos al modelo variable, si al final del proyecto no creen que hayamos agregado valor, no nos pagan”, anota De la Torre.
Este enfoque ha permitido a Raven crear más de 20 productos y generar US$1.000 millones en valor para sus clientes, además de capturar US$5.000 millones en ventas.
La empresa también está explorando el mundo del corporate venture capital (CVC), ayudando a grandes corporaciones a adoptar mentalidades de startups.
“El 35% de nuestros proyectos es una estructura que se crea un poco al lado y luego se reincorpora, el resto son equipos embebidos en la organización”, apunta De la Torre. Este enfoque híbrido permite a las empresas grandes mantener su estabilidad mientras exploran nuevas oportunidades disruptivas.
La IA juega un papel crucial en la estrategia de Raven, pero De la Torre enfatiza que no debe ser vista como un fin en sí misma, sino como una herramienta para potenciar nuevas propuestas de valor. “Hablamos de impacto en modelos de negocio. Como IA es una herramienta para potenciar nuevas propuestas de valor”, mencionó. Sin embargo, también advierte sobre los riesgos de depender demasiado de la automatización: “Los modelos que llegan estar tan automatizados, tienen la dificultad de volverse sesgados muy rápidamente”.
De la Torre es optimista sobre el futuro de la interacción humana en la era de la IA, resaltando que la singularidad y la creatividad humana seguirán siendo insustituibles.
En ese sentido, reitera que el objetivo de la consultora ayudar a las organizaciones a alinearse con un propósito común y crear valor sostenible a través de la disrupción y la innovación. Y en ese proceso, la interacción humana seguirá siendo el factor diferenciador clave.
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