Runnung Tide, dedicada a recoger algas de los océanos para guardarlas en el fondo del mar y capturar su carbono, cerró sus puertas. ¿Qué impacto tiene esto en el clima?
Esta semana el mundo del emprendimiento recibió un duro golpe, la empresa Running Tide, que nació en 2017 bajo la promesa de crear y recoger algas de los océanos para guardarlas en el fondo del mar y así capturar su carbono, cerró su operación. Esta es una de las miles de climate startups que actualmente transitan el famoso “valle de la muerte”, todavía desarrollando tecnologías y buscando mercados para sus servicios, pero sin seguridad sobre su supervivencia. Estas empresas buscan optimizar económicamente y en uso de recursos la captura de carbono, para que después estas capturas se puedan vender en mercados de carbono y así lograr millonarios rendimientos, mientras se soluciona la crisis existencial más importante del mundo.
El problema que transitan estas empresas es que sus costos son muy altos por cada tonelada de carbono capturada ya que éstas tecnologías no están del todo desarrolladas y todavía no se sabe con claridad cuáles pueden ser los procesos más apropiados. Los costos por cada tonelada capturada redundan entre 150-200 dólares, mientras los costos por tonelada capturada en tecnologías que ya se conocen con claridad, cómo los árboles, redundan entre los 10-15 dólares por tonelada. Dada esa gigantesca diferencia de precios, las empresas suelen escoger las soluciones basadas en naturaleza, que tienen menos riesgos y menores costos.
El problema es que las soluciones basadas en naturaleza son consideradas de “corto alcance”, significando esto que no pueden asegurar su permanencia a miles de años, ya que el estado de la naturaleza viva es por naturaleza cambiante, por lo que nadie puede asegurar que un árbol que se siembre seguirá allá por más de 200 años, pues inclusive las condiciones climáticas podrían alterar los ecosistemas, sin necesidad de intervención humana.
Otro gran problema es que las soluciones basadas en naturaleza tienen un potencial de máximo 24% de mitigación de las emisiones actuales. Se necesita una drástica reducción de nuestras emisiones, así como el acceso a tecnologías industriales de captura que no sean tan costosas. La única manera de lograr ésto es por medio de gigantescas inversiones por parte del sector público en el desarrollo de estas tecnologías, ya que el sector privado seguirá buscando invertir en créditos baratos si las regulaciones no cambian.
Otra posibilidad es que haya una regulación mucho más estricta al hoy controversial mercado voluntario del carbono para que dejen de dominar en el mercado los créditos de carbono fantasma, los que no cuentan con metodologías suficiente fiables como para asegurar que capturarán ese carbono por cientos de años. Otro gran problema, que es poco discutido en los corredores de este sector de la economía, es que los bajos costos de los proyectos de mitigación existen precisamente porque sus metodologías son poco robustas. Muy probablemente un mercado con créditos de carbono fiables necesitarían de costos más altos para los proyectos, lo cual puede terminar ahogando a las empresas en costos inaguantables para acceder a la carbono neutralidad.
La historia nos recuerda que los más grandes avances tecnológicos han venido por parte de grandes inversiones de los gobiernos, muy probablemente esto será necesario para desarrollar los sectores de tecnologías para remoción de carbono. Queda pendiente la pregunta de si enfocarnos en tecnologías de captura de carbono no es obviar la verdadera naturaleza de nuestro problema, que es un sistema productivo consumista que sobrepasa la capacidad de la tierra para regenerarse; siendo ésta una problemática en donde las emisiones de carbono son tan solo un síntoma del problema.
Por: Daniel Gutiérrez Patino*
*El autor es fundador de Saving The Amazon.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
Lea también: Un mundo desbordado: del colapso llega la renovación