Es crucial que el sector de la vivienda y el Gobierno implementen políticas que incentiven la construcción de nuevas viviendas y faciliten el acceso a opciones de financiamiento, con el fin de equilibrar el mercado de arrendamientos.

Cerca del 25% de la vivienda nueva es adquirida por familias, nuevos ejecutivos e inversionistas para dedicarla a la renta, justamente, porque los bienes raíces han demostrado ser los activos más estables de las últimas décadas y porque, además de renta, ofrecen importantes valorizaciones.

Esta motivación a invertir en vivienda para rentar también está impulsada por el incremento en la demanda de alquileres. En los últimos años, hemos observado un crecimiento en la cantidad de hogares que prefieren vivir en arriendo; en la actualidad, el 40,3% de los hogares habitan en arriendo y ya supera al número de propietarios. Esta tendencia de ser un país de arrendatarios es aún más marcada en las principales ciudades del país.

Cada año se forman 440.000 nuevos hogares y ellos requieren más soluciones habitacionales o en venta o en arriendo. Al no contar con suficiente oferta de vivienda nueva, porque la actividad se ha desacelerado, se está ejerciendo una presión significativa sobre el mercado de arrendamientos porque la demanda crece pero la oferta no se amplía.

El déficit habitacional para 2023 llegó al 29% de los hogares y la falta de oferta se traduce en una mayor competencia entre arrendatarios, lo cual podría -en consecuencia- elevar los precios de los arriendos.

También es importante resaltar que la tendencia a ser un país de arrendatarios no solo refleja una escasez de vivienda, sino también un cambio en las preferencias de los consumidores. Es un hecho que tanto las familias como los ejecutivos que quieren vivir solos buscan flexibilizar su lugar de residencia eligiendo ubicaciones muy cercanas a sus oficinas o lugares de estudio y adaptarse a las condiciones económicas actuales sin perder su calidad de vida, por lo que el arriendo es una opción ideal mientras fortalecen sus finanzas.

Las ventas de vivienda nueva en el primer trimestre son las más bajas de los últimos 15 años, y los indicadores del sector evidencian que hoy es dos veces más demorado cerrar una venta. Si bien este estancamiento obedece a diferentes factores, en parte, también es debido a las tasas de interés elevadas que no permitieron el endeudamiento, ni la financiación de nuevos desarrollos tampoco que las familias obtuvieran sus créditos hipotecarios.

Ya estamos viendo los efectos de esta contracción en la oferta de viviendas nuevas porque esos potenciales compradores no tienen otra opción que recurrir al mercado de arrendamientos incrementando aún más la demanda.

Ahora que el Banco de la República está reduciendo su tasa de intervención de política monetaria, motivando la guerra de tasas de interés en los bancos, esperamos que el panorama mejore en el corto plazo porque los beneficiados serán los hogares que buscan un techo propio.

Es importante corregir y buscar un equilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado de los arrendamientos. Con el aumento de la demanda podría haber un aumento en los precios de los cánones (como se ha visto en ciudades como Medellín), porque si este desbalance no se corrige se corre el riesgo de que los grupos de menores ingresos sean desplazados hacia áreas menos céntricas o incluso marginales incrementando las desigualdades sociales.

Por lo tanto, es crucial que el sector de la vivienda y las autoridades gubernamentales implementen políticas que incentiven la construcción de nuevas viviendas y faciliten el acceso a opciones de financiamiento, con el fin de equilibrar el mercado de arrendamientos y garantizar una oferta adecuada para satisfacer la creciente demanda.

Así mismo, ahora que somos un país de arrendatarios, es vital generar políticas de Estado como el subsidio al arrendamiento para lograr que las familias tengan la transición necesaria para convertirse en propietarios.

El Sector Inmobiliario ha crecido 1,9%, el triple que los otros sectores de la economía, precisamente porque familias e inversionistas siguen interesados en adquirir esa finca raíz que se adecúe a sus posibilidades financieras y expectativas de rentabilidad.

Por: Mario Andrés Ramírez
Presidente de Fedelonjas

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