Estos vaivenes de la moneda por excelencia se deben a diversos factores económicos tanto internacionales como regionales.

Por: Laura Sophia Fajardo Rojas – Analista divisas de Investigaciones Económicas ACVA

El dólar ha vivido semanas de montaña rusa, con niveles de volatilidad de hasta $180 en el último mes. Estas fluctuaciones reflejan casi una ‘bipolaridad’ en los mercados: en septiembre, la tasa de cambio ha llegado a superar los $4.300, una cifra que no se observaba desde octubre de 2023. A medida que la tasa se acerca al máximo del último año ($4.432 en octubre de 2023), es inevitable preguntarse: ¿hasta dónde podría seguir subiendo? ¿Cuál es la causa de esta alta volatilidad?

Estos vaivenes de la moneda por excelencia se deben a diversos factores económicos tanto internacionales como regionales. Entre los factores que contribuyen a la depreciación están: las expectativas sobre la política monetaria de la Reserva Federal de EE.UU. y del Banco de la República; un efecto contagio derivado de la situación política y fiscal en la región; y el comportamiento bajista del precio del petróleo. Por otro lado, los factores que contribuyen a la apreciación incluyen: las expectativas de debilidad del dólar tras los recortes de la Reserva Federal y el aumento en los precios del petróleo debido a efectos climáticos y tensiones geopolíticas globales.

Uno de los principales detonantes fue la publicación del dato de inflación de agosto en Colombia, que se ubicó en 6.12%, por debajo del 6.86% registrado en julio. Este resultado sorprendió a los economistas, quienes esperaban una inflación del 6.35%. La cifra menor generó un ajuste en las expectativas sobre la política monetaria, con la posibilidad de que el Banco de la República implemente recortes más agresivos en su próxima reunión, incluso de 75 puntos básicos. Esto ha impulsado al alza la tasa de cambio local, ya que recortes más profundos en las tasas de interés reducen el atractivo de los rendimientos en Colombia frente a otros países de la región, donde el ciclo de flexibilización monetaria es más lento. En Brasil, las expectativas sugieren un posible aumento en la tasa de política monetaria el próximo año, lo que refuerza la diferencia entre ambas economías.

El llamado “riesgo de barrio” también ha sido relevante, con reformas judiciales en México y desafíos fiscales en Brasil, que aumentan la percepción de riesgo en la región. Cabe destacar que, debido a la correlación entre el peso colombiano y el mexicano (78% en la última semana) y el real brasileño (76%), existe un efecto contagio regional por la depreciación de estas monedas, que son parte de dos de las economías más grandes del bloque.

Además, la incertidumbre fiscal en Colombia, en torno a la Ley de Financiamiento y el Presupuesto General de la Nación de 2025, añade presiones alcistas a la tasa de cambio local. La semana pasada, el Congreso de la República no aprobó el presupuesto, la primera vez que esto sucede desde la Constitución de 1991. Por lo tanto, el Congreso continuará debatiendo la próxima semana, generando incertidumbre, ya que el presidente Gustavo Petro había advertido que podría decretar el presupuesto sin el apoyo del Congreso.

Entre las fuerzas de apreciación, la decisión de política monetaria de la Reserva Federal sigue siendo un factor clave. El aumento en las apuestas de un recorte de 50 puntos básicos, dados los recientes datos económicos en EE.UU., debilita al Índice del dólar estadounidense y respalda la apreciación de alrededor del 2% en la tasa de cambio local entre el miércoles y el jueves. Finalmente, el comportamiento de los precios del petróleo también ha jugado un papel importante en la volatilidad del dólar. La materia prima parece recuperarse debido a preocupaciones sobre la oferta derivadas del impacto del huracán Francine en el Golfo de México, luego de caer a USD $69 por barril debido a la demanda más débil en China, la desaceleración del empleo en EE.UU. y la revisión a la baja del pronóstico de demanda por segundo mes consecutivo por parte de la OPEP. Ahora supera los USD $73 por barril.

Creemos que este escenario de volatilidad prevalecerá en los siguientes días, más cuando se esperan las decisiones de política monetaria de los grandes bancos centrales, incluida la Reserva Federal. Mientras la incertidumbre política y fiscal en latam se vea contenida, las expectativas de la política monetaria en EE. UU. seguirán siendo una de las principales causas que le dará dirección al peso colombiano. En el mediano y largo plazo, el valor de la tasa de cambió dependerá de la fortaleza de la economía local que podría reducir la vulnerabilidad del dólar, dependiendo sobre todo de las exportaciones. A nivel global, los hacedores de política están trabajando para evitar una posible recesión estadounidense, y si el actual enfriamiento económico no se convierte en una contracción, es poco probable que superemos los COP$4,500 por dólar. Adicionalmente, a nivel local, el cumplimiento de la regla fiscal será relevante para mantener la percepción de riesgo frente al inversionista y aliviar las presiones de depreciación sobre el dólar.

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