La banca financiará el 40% de las inversiones que necesita Colombia para reducir sus gases de efecto invernadero un 51% para 2030, sin hablar del importante capital que movilizará para financiar proyectos sociales, y lo que les prestará a las empresas que cumplan con criterios ASG. Así es como la banca quiere catalizar la sostenibilidad:

Cada vez es más evidente que el mundo debe avanzar hacia una economía sostenible en todos los frentes. Y pese a que no es información nueva, muchas empresas y gobiernos todavía se encuentran descifrando el camino a seguir. Uno de los hallazgos hasta el momento – y el principal reto- es que la sostenibilidad no es barata, entonces ¿quién pone el capital que está transformando el mundo?

La banca quiere ser ese catalizador de un mejor futuro. El sector ha financiado proyectos que apuestan por un planeta más limpio, menos desigual y más responsable: en 2023, el saldo de cartera sostenible en Colombia fue de $72,1 billones, es decir, el 10,2% del total de la cartera. Para 2030, se espera que esta cifra llegue al 18%, esto implica financiar aproximadamente el 40% de las inversiones que requiere el país para cumplir con las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (para Colombia la meta es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 51% a 2030).

La sostenibilidad para la banca se divide principalmente en tres frentes: medio ambiente, rubro en el que se financiaron proyectos por $17 billones el año pasado; social, al que la banca destinó $40 billones; y los criterios ASG o ambientales, sociales y de gobernanza que van enfocados a la sostenibilidad de las empresas, donde se financió un total de $15 billones.

“La financiación de proyectos sostenibles se ha convertido en un factor competitivo y diferencial en el sector financiero, transversal a toda la economía. La estrategia de sostenibilidad del sector se basa en trabajar alrededor de las finanzas por el planeta, la equidad, la diversidad y el bienestar. Estos cuatro frentes forman nuestros Objetivos de Finanzas Sostenibles, que nacieron a partir de los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por la Naciones Unidas”, explicó Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria.

Algunos bancos le están apostando todas sus fichas a uno de estos objetivos. BBVA, por ejemplo, ha escogido el medio ambiente como su bandera. David Pacheco, director de Sostenibilidad, explicó que fueron “pioneros con la emisión del primer bono azul en el país y la emisión del primer bono de biodiversidad en el mundo, estos bonos tienen un uso de fondos específicos para la conservación del agua con recursos de US$117 millones y para preservación de la biodiversidad de US$70 millones”. La entidad europea tiene la meta de canalizar US$332.000 millones en financiación sostenible hasta 2025.

Scotiabank Colpatria también opta por la cartera verde: tiene un compromiso global de ofrecer hasta US$256.690 millones para temas climáticos hasta 2030 y el año pasado ya había desembolsado un poco menos de la mitad. Antonio Gutiérrez, vicepresidente de Banca Corporativa de Scotiabank Colpatria, destacó que en Colombia “el banco otorgó recursos financieros para la construcción del Parque Solar San Fernando en el departamento del Meta por aproximadamente US$35 millones”, además de participar en la estructuración de un crédito sostenible de largo plazo por US$700 millones para EPM.

De otro lado, el estadounidense Citi se ha enfocado en el componente social. El banco se comprometió a movilizar US$1 billón alrededor del mundo en proyectos sostenibles para el 2030, pero más allá de esto, miden su impacto en personas: “nuestra meta para 2025 es mejorar la vida de 15 millones de personas de bajos recursos, de los cuales diez millones son mujeres, y estamos en buen camino para conseguir esta meta”, explicó Borja García, Latam head of structuring en Citi Social Finance. Entre el 2022 y 2023 realizaron 50 transacciones sociales, movilizando US$3.000 millones que impactaron a 2,2 millones de personas; América Latina representó el 41% del total de los fondos.

Los bancos nacionales no se quedan atrás. Juan Carlos Mora, presidente de Bancolombia afirmó que es notable el crecimiento de los créditos sostenibles en los últimos años, “desde el lanzamiento de nuestro primer crédito con foco ambiental en el 2014, en Bancolombia hemos realizado más de 3.200 operaciones y entregado más de $19 billones en nuestra línea sostenible. Solo en el primer trimestre del 2024 aprobamos 375 operaciones por $5,3 billones”. La entidad tiene como meta movilizar más de $500 billones durante esta década en este segmento.

Por su parte, Davivienda destinará el 30% de su cartera a la sostenibilidad al 2030, al momento la cifra se sitúa en 13,8%, lo que significa unos $18,8 billones en los corrido de 2024. Destinan 30,7% ($6 billones) en proyectos verdes y 68,1% ($12,8 billones) a la cartera social. El Grupo Aval también se montó en la ola: la cartera sostenible del Banco de Bogotá, a junio de 2024, llegó a los $15 billones, un 18% de la cartera total, un 66% de los $4,2 billones del segmento verde corresponde a proyectos que contribuyen a la transición energética del país.

La meta que la banca se ha trazado para los próximos años es ambiciosa pero alcanzable, y para acelerar el proceso las entidades le ofrecen trato preferencial a sus clientes sostenibles. Daniel Felipe López, gerente de Sostenibilidad del Banco de Occidente, entidad que tiene aprobados $300.000 millones para este segmento, explicó que entre los beneficios de estos productos se incluyen “tasas de interés más bajas y acompañamiento de aliados expertos, así como algunos beneficios tributarios, lo que puede resultar en ahorros significativos para las empresas”.

Además de ser necesaria, la sostenibilidad será un requisito para todas las empresas, algunos países ya exigen la entrega de resultados sostenibles ante las autoridades financieras y muchas empresas en el país ya declaran dicha información. Esta es una transformación que implica innovación, reducción de riesgos asociados con el clima y una mejor reputación corporativa, pero también un capital importante que los bancos están dispuestos a financiar. El precio de la sostenibilidad puede ser alto, pero el costo de no hacerlo será fatal.

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