¿Se han cuestionado por qué el progreso de la sociedad solo se mide en cifras económicas y no se incluye el bienestar social, emocional y cultural de las personas?
En un mundo ideal, el progreso de la sociedad no debería medirse únicamente por las cifras económicas, sino que tendría que contemplar aspectos esenciales como el bienestar social, emocional y cultural de los ciudadanos. Sin embargo, ante necesidades más apremiantes, estos factores pueden pasar a un segundo o tercer plano, sobre todo cuando la disponibilidad de recursos públicos es limitada.
De hecho, en América Latina, los gobiernos invierten en promedio menos del 1% de su presupuesto en cultura, mientras que en Europa algunos países destinan hasta el 4% de su presupuesto a cultura. Es en este contexto que el sector privado tiene un papel clave al apoyar iniciativas culturales y artísticas, pues estas son herramientas fundamentales para la cohesión social, la educación y la identidad de un país.
Ahora bien, visto como una oportunidad, el sector privado más allá de únicamente contribuir en el mundo cultural y artístico, pueden generar grandes beneficios por ello. Google, por ejemplo, ha comprometido más de US$100 millones en proyectos relacionados con las artes y la diversidad cultural, que han promovido la creatividad en el negocio. Netflix, por su parte, invirtió US$150 millones en producciones cinematográficas en África. Estas inversiones no solo promueven la cultura local, sino que también dinamizan la economía, generan empleos y posicionan a las empresas como líderes de responsabilidad social.
En Colombia, varias compañías ya están promoviendo no solo espacios de arte, sino también a artistas emergentes. Celsia es uno de los principales aliados del Museo de Arte Moderno de Medellín, mientras que Coltejer ha colaborado durante más de 30 años con las Bienales Coltejer, revitalizando la escena artística nacional. En Credicorp Capital, hemos lanzado el programa ‘Legado del Arte’, que busca visibilizar la obra de artistas emergentes en el país.
No obstante, muchas empresas todavía ven la cultura como un gasto innecesario o como una inversión sin retorno financiero. Esta visión es, en mi opinión, bastante simplista, ya que el apoyo a las artes no debe evaluarse únicamente en términos de ganancias económicas. Los beneficios son más profundos y a largo plazo.
Diversos estudios demuestran que las comunidades con una rica oferta cultural tienden a ser más inclusivas, a experimentar menos violencia y a fomentar el pensamiento crítico. El arte no solo entretiene, sino que también educa, inspira y genera empatía, habilidades esenciales para una sociedad equilibrada.
Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2019 destaca que el acceso regular a actividades artísticas tiene un impacto positivo en la salud mental, ayudando a prevenir y tratar enfermedades como la depresión y la ansiedad. En un mundo donde estos problemas están en aumento, la cultura puede ser una vía efectiva para mejorar el bienestar de las personas.
Por ello, las empresas deben entender que su responsabilidad va más allá de generar empleos o pagar impuestos. El arte y la cultura enriquecen la vida de las personas, mejoran el entorno social y crean comunidades más cohesionadas. Al apoyar iniciativas culturales, las empresas no sólo cumplen con su deber social, sino que también construyen una reputación sólida y atractiva para sus empleados, clientes y aliados.
Por ello, y vuelvo al inicio, el progreso no debe medirse únicamente en términos económicos. Las sociedades que invierten en cultura son más resilientes, creativas e inclusivas. El arte es una pieza clave para el bienestar social y, por lo tanto, las empresas que apuestan por él están invirtiendo en un futuro más próspero y equilibrado. Y es que, ¿de qué sirve el crecimiento económico sin una sociedad vibrante y llena de vida cultural? Digamos SÍ al arte, pues es tiempo de que los veamos más que como un gasto, sino como una inversión a largo plazo que beneficiará a Colombia y sus habitantes.
Por: Héctor Juliao*
*El autor es Country Head de Credicorp Capital Colombia.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
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