En Colombia, BID Lab se propuso darle un giro al abordaje tradicional para el acceso y permanencia en el empleo formal de trabajadores desempleados mediante un mecanismo denominado ‘Bonos de Impacto Social'.

Con dos hijos a cuestas, dejar el Urabá antioqueño fue una difícil decisión para Maritza. El conflicto interno y la falta de oportunidades laborales la empujaron a mudarse lejos de su familia más cercana, para recalar en la casa de unos parientes en Medellín y buscar un futuro más prometedor para ella y sus pequeños. La llegada a la gran ciudad no fue mejor en cuanto a las posibilidades de conseguir empleo, y terminó recorriendo las calles en busca de desperdicios que pudieran ser reciclados. Maritza es un reflejo de millones de habitantes en América Latina y el Caribe, que viven en una constante lucha por mejorar sus condiciones de vida. 

En agosto de 2022, Maritza escuchó de la existencia de un programa de formación laboral promovido por el Departamento de la Prosperidad Social. Sin que ella lo supiera, estaba postulándose a un programa de capacitación que tenía detrás un novedoso mecanismo de ingeniera institucional y financiera, liderado por BID Lab, el laboratorio de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo. Desde ese momento, Maritza cuenta con un empleo formal que le ha permitido comprar su casa, y le ha dado la tranquilidad de ahorrar para el momento en que su cuerpo ya no le permita trabajar. 

El abordaje tradicional de los programas de empleo para la población en situación de vulnerabilidad ha estado basado en la oferta de capacitación sin una vinculación directa con el sector privado. En América Latina y el Caribe, estos programas se implementan de manera recurrente. Sin embargo, como lo indican investigaciones recientes, si bien estas iniciativas avanzan en la dirección correcta al darle mayores habilidades a trabajadores desocupados, presentan debilidades para generar empleo formal de manera efectiva. Suelen tener recursos insuficientes y su éxito habitualmente es medido en función de metas de población atendida, mas no según resultados de inserción al empleo formal. 

En Colombia, BID Lab se propuso darle un giro al abordaje tradicional para el acceso y permanencia en el empleo formal de trabajadores desempleados. Para ello, se utilizó un mecanismo denominado ‘Bonos de Impacto Social – BIS’, un vehículo financiero que permite canalizar recursos de inversionistas privados para la financiación de proyectos sociales. A través de este mecanismo, los inversionistas financian la prestación del servicio y el gobierno paga a los inversionistas un retorno, sólo si el proyecto logra insertar a mujeres como Maritza en un empleo formal de calidad. Gracias a esta innovación financiera, es posible canalizar recursos privados para proyectos públicos de gran impacto y asegurar que los recursos públicos se destinen a resultados. Este novedoso programa fue posible por medio de una alianza con el sector público, a través del Departamento de la Prosperidad Social; y el sector privado, la Fundación Corona, la Secretaría de Cooperación Económica de Suiza (SECO). 

Estos bonos permitieron aumentar la eficiencia en la prestación de servicios, así como la colaboración e integración entre los sectores público y privado, la sociedad civil y los sectores económicos. Los esfuerzos conjuntos resultaron en la inserción y retención laboral de más de 5.000 personas en situación de pobreza y vulnerabilidad, de las cuales 70% fueron mujeres como Maritza. 

Desde 2024 BID Lab, SECO y Fundación Corona lideran una segunda fase de este programa, el cual busca promover y brindar asistencia técnica a entidades públicas a nivel nacional y subnacional para avanzar hacia la institucionalización y profundización de los mecanismos de pago por resultados relacionados con impacto social en el país. A nivel nacional, la Unidad Administrativa del Servicio Público de Empleo trabaja en el lanzamiento de un piloto de este tipo de financiación para la inserción laboral. Nuestro laboratorio de innovación también acompaña al Departamento Nacional de Planeación (DNP) en el desarrollo de una Estrategia Nacional de Pago por Resultados que permita su consolidación en el país. Por su parte, la Agencia Presidencial de Cooperación (APC) concentra sus esfuerzos en la atracción de donantes e inversión de impacto. A nivel subnacional, entre las entidades que participan en el programa, está la Alcaldía de Bogotá, a través de su Secretaría de Desarrollo Económico. En el caso de la capital del país, este instrumento estará destinado a impulsar la innovación, el emprendimiento, y la economía circular. 

Este tipo de mecanismo de pagos por resultados en el mercado laboral ha cruzado las fronteras de Colombia y está siendo implementado en otros países de América Latina y el Caribe. Desde 2024 el programa está siendo replicado en Perú y Uruguay, y dos años atrás había sido implementado en Honduras, El Salvador y Haití. Los auspiciosos resultados de la financiación basada en resultados como los BIS en Colombia y su posterior expansión a otros países de la región muestran la importancia de profundizar la innovación en la gestión pública, del trabajo conjunto entre los sectores público y privado, y de aunar esfuerzos entre los bancos de desarrollo y la cooperación internacional para mejorar la calidad de vida de nuestros habitantes. 

Por: Ramiro López-Ghio,
Representante del BID en Colombia

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