A esto se le conoce como contratación 'Skills-first', o basada en competencias. Así transforma esta tendencia el proceso de reclutamiento.
Las organizaciones requieren un personal capacitado para responder a las actuales exigencias del mundo empresarial, que demanda habilidades técnicas específicas, por ejemplo en la implementación de nuevas tecnologías, y blandas, orientadas al pensamiento crítico, la creatividad y la toma de decisiones.
A esto se le conoce como contratación ‘Skills-first’, o basada en competencias, cuyo objetivo es tener a las personas idóneas para cada posición, emparejando las funciones del cargo con las habilidades demostradas por el candidato.
Esta modalidad, confirma un estudio de Michael Page, se ha vuelto una fuerte tendencia, en la medida en que las organizaciones buscan ser más flexibles y estratégicas. Al mismo tiempo, les permite tener más posibilidades de captar talento un mercado laboral dinámico, en el que ciertas profesiones escasean y son altamente demandadas.
Para Paola Bonilla, Manager de Michael Page, “la contratación basada en competencias supone un gran cambio respecto a los enfoques más tradicionales y ofrece muchas ventajas. Más allá de ampliar las reservas de talento, uno de los mayores beneficios es que puede llevar a contrataciones mucho mejores a largo plazo, en lugar de simplemente llenar vacíos a corto plazo”.
Esto se traduce en el reclutamiento en pruebas más específicas dentro del proceso de selección y en una mayor valoración de la experiencia previa y las competencias afines con el cargo al que aspira el candidato.
“En un enfoque basado en competencias, es crucial identificar con claridad cuáles son las habilidades clave que necesita tanto la organización como el puesto al que aplica cada persona. Aunque pueda parecer algo evidente, lo cierto es que, durante mucho tiempo, muchas empresas han priorizado las credenciales académicas o certificaciones por encima de las habilidades prácticas de los candidatos”, explica la experta.
En ese orden de ideas, las empresas tienen que procurar generar descripciones de empleo basadas en las competencias y no en los títulos o cualificaciones requeridas, enfatizando en las funciones del cargo; generar una pedagogía en el equipo de selección para que priorice las habilidades prácticas en el proceso de reclutamiento; apalancar su selección en datos y apoyarse en gerramientas como la inteligencia artificial para filtrar altos volúmenes de solicitudes e información.
“Eso es lo que define la contratación basada en competencias: un conocimiento más profundo del proceso que permite contrataciones mejores, más justas e inteligentes, que benefician a largo plazo a las empresas”, concluye Bonilla.