Colombia se alista para darle un vuelco a su sistema financiero con Bre-B y el modelo de finanzas abiertas. Una transformación que promete más inclusión, competencia y digitalización del dinero.

Colombia se encuentra al borde de una transformación radical en la manera en que se mueve el dinero. Con la implementación de Bre-B (el nuevo sistema de pagos inmediatos del Banco de la República) y el impulso creciente hacia un ecosistema de finanzas abiertas, el país está dando pasos decisivos hacia una economía más digital, interoperable e inclusiva.

Este fue el mensaje central del panel “Dinero en movimiento: el momento de los pagos instantáneos y el Open Banking”, realizado en el marco del Foro Forbes Trends llevado a cabo en el Hotel JW Marriott de Bogotá y moderado por José Caparroso, editor general de Forbes Colombia. Participaron como panelistas Maritza Pérez, vicepresidenta de banca personal de Davivienda; Gabriel Santos, presidente de Colombia Fintech y Camilo Zea, CEO de Pronus.

Maritza Pérez, vicepresidente de banca personal de Davivienda. Foto: Diana Rey Melo / Forbes.

El camino recorrido: de Transfiya a Bre-B

“Pasar dinero en línea de manera interoperable, fácil y gratuito entre personas no es nuevo en Colombia”, afirmó Maritza Pérez, al contextualizar el avance que ha tenido el país en este frente. Desde 2020, con iniciativas como Transfiya, se ha permitido transferir dinero usando el número de celular entre diferentes entidades financieras. Hoy, esta plataforma mueve más de 40 millones de transacciones al mes y ha sido utilizada por más de 21 millones de colombianos.

Este proceso sentó las bases para lo que vendrá con Bre-B. En palabras de Pérez: “Ya muchos colombianos saben mover el dinero con solo saber el número del celular, pero debemos fortalecer y mejorar la experiencia de usuario”. Por eso, a inicios de este año, el sistema financiero inició la implementación de un nuevo modelo basado en “llaves”, que permite identificar de manera sencilla una cuenta financiera usando, por ejemplo, el número de celular seguido de un alias como @davi o @plata. “El 80% de nuestras llaves usan ese formato”, detalló.

A la fecha, se han creado más de 21 millones de llaves en apenas semanas, con unos 11 millones de ciudadanos activos. “Esto ya es una realidad en Daviplata, Nequi, Bancolombia, Davivienda y Nu”, añadió la ejecutiva.

José Caparroso, editor general de Forbes Colombia. Foto: Diana Rey Melo / Forbes.

Bre-B: más velocidad, más inclusión, más competencia

Con Bre-B, el Banco de la República busca estandarizar y escalar estas soluciones, ofreciendo un sistema interoperable, gratuito y en tiempo real que estará disponible entre septiembre y octubre de 2025. “Colombia ya hace transacciones en tiempo real, pero el 80% son intraentidad. Bre-B permitirá que mover dinero sea tan fácil como transar en efectivo”, explicó Gabriel Santos.

La diferencia con soluciones anteriores radica en el alcance y la robustez del sistema. Como lo explicó Camilo Zea, Bre-B se apoyará en el estándar internacional ISO 20022, “el más robusto a nivel global”, y se sustentará en tres pilares: interoperabilidad obligatoria, gratuidad y un sistema de liquidación en tiempo real. “Eso va a cambiar el paradigma del sistema financiero colombiano”, aseguró.

Además, Bre-B no funcionará sobre un solo “riel” (infraestructura tecnológica para mover dinero), sino que se conectará con múltiples redes ya existentes. El riel de Redeban, por ejemplo, cumple con todos los estándares técnicos exigidos y hoy ya liquida transacciones en 1.62 segundos, muy por debajo del límite de 20 segundos exigido por el Banco de la República. “El ciudadano no se va a dar cuenta de qué riel se usa. Solo verá que manda o recibe dinero”, indicó Maritza Pérez.

El futuro del dinero digital

Los impactos del nuevo esquema van más allá de la velocidad. Para los panelistas, se trata de una redefinición de los modelos de negocio, especialmente para el ecosistema fintech. “Mover dinero ya no será un negocio. La transaccionalidad deja de ser una fuente de ingresos. Eso es del pasado”, afirmó Santos.

Ante este cambio, las fintech están apostando por nuevas capacidades: onboarding digital, análisis de datos, perfiles de crédito generados por inteligencia artificial y sistemas antifraude más robustos. “Hay compañías especializadas en visibilizar pagos recurrentes como servicios o transporte para crear modelos predictivos de crédito”, añadió.

Esto puede abrir la puerta para que millones de colombianos que han vivido excluidos del sistema financiero entren a la economía digital. “En Brasil, PIX permitió que millones de personas se digitalizaran. Colombia, con sus diferencias, también verá un cambio de hábitos”, señaló Santos, quien pidió también que se revise el entorno fiscal: “Hoy el Estado penaliza la transacción digital con impuestos como el 4×1000. Eso no tiene sentido si queremos una sociedad más digital”.

Camilo Zea, CEO de Pronus. Foto: Diana Rey Melo Forbes.

¿Y la seguridad?

Frente a posibles preocupaciones sobre fraude y ciberseguridad, Camilo Zea fue claro: “La experiencia en Brasil muestra que el fraude sistémico es bajísimo, por debajo del 0.5%. Lo que puede haber es delincuencia común, como el atraco para obligar a transferir dinero, pero eso no es un fallo del sistema”.

Más bien, explicó, la digitalización ayudará a reducir la infraestructura física asociada al efectivo. “En Brasil había cuatro grandes transportadoras de valores; hoy queda una. Incluso bancos como Bradesco usaban barcos en el Amazonas. Con Pix, los reemplazaron por antenas de Starlink. Todo eso va a pasar aquí”.

Hacia las finanzas abiertas

Más allá de los pagos inmediatos, el otro gran cambio que se avecina es la implementación de las finanzas abiertas (Open Finance), donde la información financiera y de consumo de los ciudadanos pueda ser compartida entre diferentes actores —bancos, fintech, telcos, retailers, y el Estado— con consentimiento del usuario.

“Nosotros preferimos hablar de datos abiertos, porque la información relevante no está solo en los bancos. Está en cómo pagamos los servicios, cómo recargamos nuestros planes móviles o cómo compramos”, explicó Maritza Pérez. Desde Davivienda, ya se han recibido casi 38 millones de llamados de APIs por parte de terceros no financieros, lo que muestra que el ecosistema ya está avanzando.

Pero aún falta el marco legal. “Hace falta que salga el decreto de obligatoriedad, que ya está para comentarios públicos por parte de la Superfinanciera y la URF”, advirtió Gabriel Santos. Además, pidió incluir a actores clave como el Estado, las telcos y empresas de servicios públicos. “Hoy, por ejemplo, si alguien paga cumplidamente los servicios, esa reputación de buen pagador no le cuenta, porque el contrato está a nombre del arrendador. Es una locura”.

Para Santos, el país debe aprender a caminar antes de correr, pero también correr más rápido. “Ya tenemos avances enormes en el sector financiero. Ahora toca que el Estado se prepare, que el consumidor confíe y que los datos se usen para ampliar la inclusión”.

Lo que viene

El lanzamiento de Bre-B y la consolidación del modelo de finanzas abiertas no son solo transformaciones tecnológicas: son reformas estructurales del sistema económico colombiano. Si se logra integrar a los actores públicos y privados, reducir las barreras fiscales y garantizar seguridad, Colombia podría dar un salto hacia una sociedad menos dependiente del efectivo, más digital, más transparente y más equitativa.

Como resumió Camilo Zea: “En tres a cinco años, el efectivo va a ser marginal en las zonas urbanas. Esto no es una revolución generacional. Es una revolución que ya comenzó”.