La certificación del Carnaval de Barranquilla llega en un momento en que los eventos masivos enfrentan una creciente presión por adoptar prácticas sostenibles.
El Carnaval de Barranquilla, que por número de asistentes y de actividades es el mayor evento cultural de Colombia, se ha convertido en la primera celebración del país en obtener la certificación de sostenibilidad bajo la Norma Técnica Sectorial Colombiana NTS–TS 006-1, que regula los sistemas de gestión sostenible para organizadores de congresos, ferias y convenciones.
“Llegar hasta aquí ha sido posible gracias a una importante sinergia de ciudad y al compromiso de más de 50 aliados”, afirmó Juan José Jaramillo, director del Carnaval de Barranquilla, tras recibir la certificación otorgada por ACERT, entidad acreditada por el ONAC y respaldada por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. “Este sello de confianza nos impulsa a seguir trabajando comprometidos con la ciudad”, añadió.
La certificación reconoce las buenas prácticas ambientales, socio-culturales y económicas que la organización ha implementado mediante cinco enfoques estratégicos: participación comunitaria, promoción de economía local responsable, gestión de residuos, movilidad sostenible y eficiencia energética.
“La certificación potencia el posicionamiento de nuestra organización en el entorno global, confirmando que hacemos la Fiesta Cultural más grande del país, alineados con las exigencias del mundo actual”, señaló Jaramillo. Además, invitó a empresas enfocadas en sostenibilidad a ver en el Carnaval un aliado para impulsar el desarrollo económico, social y ambiental.
Entre las acciones clave destacan la medición de la huella de carbono, la gestión de residuos con puntos ecológicos, la reducción de plásticos de un solo uso y programas de educación ambiental. También se han promovido iniciativas para fortalecer la economía local y la inclusión social, en alianza con la Cámara de Comercio y la Fundación Santo Domingo.
La certificación del Carnaval de Barranquilla llega en un momento en que los eventos masivos enfrentan una creciente presión por adoptar prácticas sostenibles. A nivel mundial, el impacto ambiental de estas celebraciones —desde la generación de residuos hasta las emisiones de carbono— ha llevado a que organizadores y gobiernos impulsen normativas más estrictas.
Incorporar principios de sostenibilidad no solo responde a la demanda de consumidores y empresas socialmente responsables, sino que también permite a las ciudades posicionarse como destinos comprometidos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).