Biomass es el séptimo satélite de los llamados Exploradores de la Tierra, unas misiones que aportan conocimientos científicos sobre los complejos sistemas del planeta.
Un cohete Vega-C despegó este martes desde el puerto espacial europeo de Kurú para poner en órbita el satélite Biomass, la nueva misión de la Agencia Espacial Europea (ESA), que estudiará los bosques.
La lanzadera comenzó su vuelo a las 06.15 hora local (09.15 GMT) para poner al satélite en órbita a una altitud de 666 metros. La separación entre ambos se producirá 57 minutos después del despegue.
Biomass es el primer satélite con un radar de apertura sintética de banda P, capaz de entrar en el interior de los bosques para medir su altura y la biomasa, lo que le permitirá elaborar estimaciones más precisas de la cantidad de carbono que contienen y cómo cambia con el tiempo.
El cohete Vega-C, operado por Arianespace, despegó con las primeras luces del día, en una mañana parcialmente nubosa, por lo que a los pocos segundos del despegue se perdió de vista entre las nubes, de entre las que reapareció pocos segundos después y se pudo seguir claramente su progresión por el cielo.
El despegue se fue produciendo según lo previsto, como lo indicaban en la sala de control todas las luces en color verde y la frase repetida a cada paso de “progresión nominal”.
Biomass es el séptimo satélite de los llamados Exploradores de la Tierra, unas misiones que aportan conocimientos científicos sobre los complejos sistemas del planeta. Este mejorará la comprensión del papel que desempeñan los bosques en el ciclo global del carbono y su importancia en el sistema climático.
El satélite puede medir desde el espacio la biomasa aérea, formada por troncos leñosos, ramas y tallos, que son las partes donde los árboles almacenan la mayor parte del carbono en el que transforman el CO2 que absorben de la atmósfera.
Conocer la cantidad de biomasa almacenada en los bosques ayuda a comprender mejor su evolución en el tiempo, mejorando las evaluaciones actuales y las proyecciones futuras del ciclo global del carbono, lo que es fundamental ante la crisis climática.
Esas medidas serán posibles gracias al radar de banda P, con una antena de 12 metros de diámetro en forma de paraguas, que confiere a Biomass su particular aspecto, y que proporcionan datos de día y de noche independientemente de las condiciones climatológicas.
Casi un tercio de la superficie de la Tierra está cubierta por bosques y el 45 % son tropicales, que es donde se concentra el 70 % de la biomasa, donde más cambios se producen y de donde se tienen menos datos, es en estos últimos donde se centrará Biomass.
Los bosques tienen un papel vital en el ciclo del carbono, al absorber anualmente unos 8.000 millones de toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera, lo que ayuda a regular la temperatura del planeta.
Se estima que alrededor del 50 % del peso seco de un árbol es carbono, pero la deforestación, la tala y la quema de los bosques hace que buena parte vuelva a la atmósfera como CO2, intensificando el cambio climático.
El aumento de las temperaturas, el incremento de las concentraciones atmosféricas de CO2 y las actividades humanas afectan a la dinámica del carbono forestal de formas que aún no se comprenden del todo.
La misión, que durará más de cinco años, tiene dos fases: La primera, de 18 meses, usará una técnica de tomografía para crear un mapa 3D de la estructura de los bosques; la segunda, durante la que realizará cinco mapas globales, permitirá estimar la altura y la biomasa por encima del suelo.
Durante sus observaciones, el satélite presenciará, al menos, ocho ciclos de crecimiento en los bosques y podrá observar los cambios.
Aunque el objetivo primordial de Biomass sean los bosques, también medirá la velocidad de los glaciares y las capas de hielo, y como penetra hasta cinco metros a través de la arena seca, podrá cartografiar elementos como antiguos cauces de ríos y lagos, lo que ayudará a estudiar climas pasados.
En el desarrollo de la misión han colaborado, durante nueve años, 20 países europeos, Canadá y Estados Unidos. El principal contratista, Airbus Reino Unido, ha liderado un consorcio de más de 80 empresas con la partición de españolas como Airbus en Tres Cantos, el grupo Sener, GMV y Deimos.
Con información de EFE.