Andrea Guerrero, presidenta de Win Sports, lidera la transformación del canal que ostenta los derechos del fútbol colombiano y destina el 60% de sus ingresos a los clubes profesionales.
Cuando Andrea Guerrero asumió la presidencia de Win Sports en 2024, no solo rompió un techo de cristal en una industria dominada por hombres. También enfrentó el reto de dirigir una empresa con 500 empleados, accionistas como la Organización Ardila Lülle y el Grupo Werthein, y una operación donde más de la mitad de los ingresos va directo al fútbol colombiano.
“Liderar Win ha sido un regalo para mi carrera”, dice en entrevista con Forbes Guerrero, quien cimentó su trayectoria en el periodismo deportivo y ocupó por años la gerencia de Deportes en RCN Televisión.
La transición no ha sido sencilla. “Sentí el síndrome del impostor recién me nombraron. Pensé: ‘Todo el mundo cree que soy capaz, y tal vez no lo soy’”, recuerda. Ese temor duró poco. Bajo su liderazgo, Win Sports superó el millón de suscriptores en su canal premium Win+ Fútbol y en su plataforma de streaming Winplay, compitiendo con gigantes globales que también transmiten deportes.
En 2024, los ingresos del canal crecieron 5,05%, alcanzando los $362.385 millones, y las utilidades se duplicaron. Guerrero no solo ha mantenido la sostenibilidad del negocio: lo ha hecho prosperar en una industria que, en su mayoría, registra pérdidas.
“Vivimos por el trabajo que hacemos internamente y el 60% de nuestros ingresos va para el fútbol colombiano”, afirma. Ese modelo ha fortalecido a los clubes y permitido alcanzar hitos antes impensables.
“Pasar el millón de suscriptores era algo que veíamos muy lejano, y lo hemos celebrado”, resalta.
Una de sus estrategias ha sido ampliar la visión del canal más allá del fútbol, con apuestas por el pádel, béisbol y artes marciales mixtas. “Estamos fortaleciendo otros deportes y entendiendo que somos entretenimiento deportivo. Win no es solo fútbol colombiano”, sostiene.
A esa estrategia se suma el músculo digital. Winplay crece en audiencia local e internacional, con lanzamientos que, según Guerrero, “van a revolucionar esta industria”. Sin embargo, cerca del 80% de los ingresos aún provienen de los cableoperadores. Mantener esa alianza sigue siendo clave, especialmente en tiempos de transformación en los hábitos de consumo.
Ahora, el gran desafío está por venir: renegociar los derechos del fútbol colombiano, que vencen en diciembre de 2026. “Es uno de nuestros grandes propósitos como compañía”, anticipa. “Confiamos en que con este trabajo los tendremos de aquí en adelante”.
Desde su visión, la industria deportiva colombiana necesita más que suscriptores: necesita visión de país. “El gobierno, lo primero que hizo, fue reducir el presupuesto del deporte. No hemos cambiado esa narrativa de que el deporte puede agregarle valor a la salud, a la economía”, lamenta Guerrero, quien insiste en dejar atrás la idea del deporte como hobby y verlo como una industria.
En ese camino, se ha convertido en una voz crítica frente a la infraestructura del país. “Los escenarios no son responsabilidad de Win Sports ni de los equipos, sino de las administraciones locales”, recuerda, al mencionar un obstáculo que está impidiendo internacionalizar el fútbol colombiano. “La calidad de los estadios incide directamente en la venta de derechos internacionales”.
Para liderar, prefiere un estilo horizontal. “No hago microadministración: empodero a mi equipo”, afirma. Aunque la inseguridad fue su primer reto, hoy se planta con determinación. “Dar confianza y generarse confianza a uno mismo puede ser una de las claves del éxito para liderar una compañía”. Al frente de Win Sports, Guerrero ya no solo narra el deporte colombiano: lo dirige.
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