La economía del Caribe colombiano representa el 15 % del PIB nacional, concentra la mayoría de los puertos y tiene potencial energético único. Sin embargo, sus líderes insisten, aún falta que la política pública responda con enfoque diferencial.
Durante el Foro Forbes de Economía y Negocios Caribe, tres líderes regionales pusieron sobre la mesa lo que implica pensar el desarrollo desde el territorio. Oriana Álvarez, directora de Fundación Desarrollo y Región; Alberto Vives, gerente seccional de la ANDI en Atlántico y Magdalena; y Efraín Cepeda Tarud, presidente del Comité Intergremial del Atlántico, coincidieron en que es momento de dejar de ver al Caribe como una región que “pide”, y empezar a reconocerla como una que propone, produce y lidera.
Vea el foro completo aquí:
Álvarez abrió el panel con un llamado a cambiar el discurso. “No somos periferia. El Caribe tiene todas las condiciones para impulsar el desarrollo económico del país”, afirmó. Respalda su afirmación con datos: la región aporta el 15 % del PIB nacional, concentra 8 de los 10 puertos marítimos de Colombia, moviliza el 85 % de la carga del país y cuenta con un alto potencial en energía solar y eólica.
Desde el sector empresarial, Alberto Vives reconoció que, si bien hay avances como el salto del Atlántico al sexto lugar del Índice de Competitividad Departamental, otros departamentos como Magdalena aún enfrentan altos niveles de pobreza y poca diversificación productiva.
Efraín Cepeda destacó “Lo que ha hecho fuerte al Atlántico es que los gremios, el sector privado y el sector público han trabajado alineados hacia un mismo norte”, explicó. Hoy, el Comité Intergremial del Atlántico agrupa a más de 15 gremios y 3.700 empresas que trabajan juntas por competitividad regional.
Frente a los desafíos, los panelistas coincidieron en tres puntos urgentes: una crisis energética que golpea con fuerza a los hogares y a la industria, la desconexión entre educación y mercado laboral, y la falta de coordinación entre las políticas nacionales y las realidades territoriales.
“Colombia sigue diseñando políticas uniformes para regiones desiguales”, advirtió Oriana Álvarez, al señalar que sin un enfoque diferencial en la formulación de proyectos y asignación de recursos, el Caribe seguirá enfrentando barreras estructurales.
El cierre del panel dejó una idea contundente, el Caribe colombiano ya no es una promesa, es una realidad que produce, exporta, genera empleo e innova. Para que ese liderazgo se mantenga y se expanda, el país necesita voltear la mirada hacia el norte con mayor confianza.