Barranquilla no se vende sola. Detrás de su proyección internacional hay una estrategia de largo aliento que combina inversión, cultura y liderazgo colectivo. Así se contó en el Foro Forbes Caribe 2025.

Vender una ciudad no es cuestión de suerte. Barranquilla ha construido su marca con estrategia, cultura, inversión y liderazgo colectivo. Así lo afirmaron los panelistas del conversatorio “Barranquilla se vende sola ¿qué hay que saber?”, realizado durante el Foro Forbes de Economía y Negocios Caribe 2025.

La conversación se dio en el marco del evento que reunió a líderes empresariales, funcionarios públicos y representantes del sector cultural, para discutir los motores de crecimiento del Caribe. En este espacio, los participantes analizaron cómo se consolidó el posicionamiento de Barranquilla como una ciudad atractiva para la inversión, el turismo y el talento.

Tatyana Orozco, presidente de Consultia Latam y una de las voces con mayor trayectoria en la promoción de la ciudad, fue enfática: “eso de que Barranquilla se vende sola no es cierto. Nada se vende solo. Vender una ciudad requiere estrategia, confianza y trabajo constante, especialmente cuando no se tienen grandes presupuestos”. Orozco recordó cómo, con apenas 300 millones de pesos en caja, empezaron a usar cada evento como una oportunidad para atraer inversión extranjera.

Por su parte, Juan José Jaramillo, director del Carnaval de Barranquilla, explicó que la cultura ha sido fundamental en el proceso. “Barranquilla no es solo un nombre: es una manera de bailar, de crear, de resistir. Tenemos más de 180 canciones que mencionan el Carnaval, y eso es free press todos los días en todas las plataformas del mundo”.

Jaramillo anunció que el Carnaval 2026 seguirá apostando por la sostenibilidad, será el primero del país en medir su huella de carbono y ya cuenta con eventos certificados como neutros. “La alegría aquí no es solo emoción: es motor económico, es identidad y es un producto que se trabaja y se monetiza”, afirmó, destacando el papel de la cultura como un activo estratégico para la ciudad.

Entre las fortalezas, los panelistas destacaron el talento humano, el ecosistema empresarial y la articulación público-privada. Sin embargo, también se abordaron los desafíos pendientes, avanzar en el bilingüismo, formar perfiles técnicos especializados y resolver las brechas logísticas que hoy encarecen el transporte frente a otros puertos como Santa Marta o Cartagena.

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