La empresa colombiana avanza en la disputa legal contra Frisby España y señaló que ya fue enviada una carta de reclamo a las personas que figuran como representantes de la empresa española.

La compañía colombiana Frisby S.A. BIC entregó un nuevo reporte sobre cómo avanza el proceso legal que decidieron iniciar en España en contra de la sociedad Frisby España SL, que irrumpió en el mercado europeo con una propuesta de producto y conceptual igual a la de la marca colombiana.

Según explicó la empresa, la ley española exige agotar un requisito de reclamación previa antes de iniciar acciones legales contra terceros, “por lo que hemos enviado a través de la firma Garrigues, abogados que nos representan en España y en la  Unión Europea, una carta de reclamo a las personas que actualmente figuran en los registros públicos como  representantes de Frisby España SL“, detallaron.

Con este envío, lo que sigue es esperar a que la etapa prejudicial se agote sin mayores avances y una vez esto ocurra la empresa colombiana planea iniciar “las acciones legales que nos permiten las leyes y la Jurisprudencia en estos territorios”.

Frisby S.A. BIC, liderada por su cofundadora Liliana Restrepo, también agradeció el interés y la atención prestados a este tema. “Seguiremos trabajando  cada día por alimentar con amor para contribuir al desarrollo del ser humano y transformar positivamente la  sociedad, pilares éstos de nuestro propósito superior”.

El conflicto

Este conflicto entre los dos Frisbys, el colombiano y el europeo, inició luego de que Frisby S.A. BIC, la compañía colombiana fundada en Pereira en 1977, conociera el registro de la marca en Europa en septiembre de 2024, esto sin haber autorizado ninguna expansión internacional.

El hombre detrás de ese movimiento es el empresario Charles Dupont, que en diciembre del año pasado inició una solicitud formal para anular el registro que la empresa colombiana tenía desde 2004 en la Unión Europea. Durante una entrevista exclusiva con Forbes, Dupont reconoció que nunca ha viajado a Colombia ni ha probado el pollo original. Tampoco su madre, Jacqueline Pérez Parcha, accionista principal de la empresa española. Sin embargo, asegura que “colombianos en Madrid me han explicado que había una expectativa fuerte dentro de la comunidad colombiana”.

En su versión, la estrategia legal fue tan importante como la gastronómica. Asegura que contrató empresas especializadas para el desarrollo de recetas y comenzó conversaciones con una plataforma global de domicilios para operar cocinas ocultas. Su plan de negocio preveía una expansión rápida antes de abrir puntos físicos.

Pero la presión mediática y las posibles acciones legales parecen haberlo hecho pausar. Aunque no ha dicho explícitamente que cancela el proyecto, sí confirmó que por ahora no ha recibido ninguna notificación de la firma Garrigues, el bufete contratado por Frisby Colombia: “Si ellos quieren hablar con nosotros, podemos hablar… no queremos o necesitamos dinero. Queremos vender pollo”, reiteró.

En Forbes, Dupont ya había advertido que si el caso llegaba a juicio y ganaba, “no habrá acuerdo posible”. Pero ahora, ante el escrutinio público, suaviza el tono. Dice estar abierto a una propuesta: “Son negocios… si ellos quieren, pueden hacer una propuesta y la vamos a estudiar”.

El caso Frisby España pone en evidencia las grietas del sistema internacional de propiedad intelectual. La marca, que para los colombianos está cargada de identidad y nostalgia, puede ser replicada legalmente en otro continente si no se demuestra uso efectivo. “No niego que conocía la existencia de Frisby Colombia”, recoció ahora Dupont, pero argumenta que la mala fe solo se configura si hay conocimiento y uso dentro de la Unión Europea.

Mientras tanto, en redes sociales y medios colombianos el rechazo ha sido masivo. Incluso cadenas competidoras han expresado solidaridad con Frisby. Para muchos, lo de Dupont no es emprendimiento, sino oportunismo.

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