La colombiana Valentina Jordan, cofundadora de Nauta, contó a Forbes que busca resolver uno de los mayores dolores de cabeza de las empresas: la burocracia logística que frena el comercio internacional.
En 2021, la colombiana Valentina Jordan se mudó a Puerto Rico. No había una hoja de ruta de lo que seguía. Su esposo, también emprendedor, acababa de fundar su segunda startup y la isla ofrecía un nuevo comienzo para ambos.
Pero fue justo ahí, en un territorio donde el 90% de lo que se consume es importado, donde Jordan se dio cuenta de algo más grande: el comercio global funciona con engranajes oxidados.
Así nació Nauta, una plataforma que automatiza el proceso de importación desde la gestión de documentos, seguimiento de contenedores y optimización de costos, apalancándose en inteligencia artificial.
“Nuestro software automatiza la importación usando IA desde el componente de la información”, explica Jordan, en una entrevista con Forbes. “Les ayudamos a entender si hay riesgo de no tener un producto a tiempo, no solo automatizamos su día a día sino que ayudamos a crecer”.
Nauta fue fundada en marzo de 2024 por Jordan y Rafael Santiago, tercera generación de una familia importadora en Puerto Rico. “Trata de buscar una solución para su problema, se da cuenta que no hay nada que le solucione el 360. Ahí es donde unimos esfuerzos personas de backgrounds totalmente diferente”, cuenta la caleña, que estudió economía y administración en Iowa y fue becada por su talento futbolístico.
En menos de siete meses desde que comenzó a vender su solución en enero, Nauta ha conseguido 16 clientes que en conjunto han movido más de 30.000 contenedores. “Hemos automatizado el 75% de sus tareas del día a día. Les hemos permitido a los clientes crecer en cantidad de contenedores”, asegura Jordan.
La solución ha sido adoptada por distribuidores de baterías, muebles, alimentos, productos farmacéuticos, entre otros.
A diferencia de players como Flexport, Nowports o Novocargo, Nauta no es un intermediario del flete. “Ellos son el intermediario que ayuda a mover la mercancía. Nosotros estamos del lado del importador”, señala Jordan. Y mientras Finkargo se enfoca en el financiamiento, Nauta no busca prestar dinero, sino empoderar con data. “Me da igual si mi cliente saca un préstamo con cualquier entidad financiera… Yo quiero empoderar a mi cliente con su propia data para digitalizarla, estructurarla”.
Con un equipo de 24 personas, 18 de ellas en Colombia, Nauta quiere convertir al país en su hub tecnológico. “Quiero desmitificar que uno tiene que ir a Harvard o MIT para hacer algo enorme, o estar en Silicon Valley para poderlo hacer”, dice Jordan. Desde su experiencia en Rappi, donde trabajó durante seis años, entiende que escalar no siempre depende del capital levantado, sino de ejecutar bien en un problema real. Hasta ahora, sus inversionistas son empresarios de la industria importadora.
El contexto la favorece. En medio de un comercio global afectado por tensiones geopolíticas, aranceles más altos y cadenas de suministro interrumpidas, la digitalización logística ya no es opcional. Colombia, con importadores que operan con procesos fragmentados y análogos, se convierte en terreno fértil para la tecnología plug-and-play de Nauta.
Según Jordan, la ventaja está en enfocarse en lo que muchos dan por hecho: el movimiento de la información.
“Todos conocemos el movimiento del producto, nos enfocamos en el movimiento de la información y el movimiento de dinero, porque eso es un pre-requisito para poder mover el producto”, recalca.
A través de IA, combinando modelos de OpenAI, Meta y Amazon, la plataforma lee correos, PDFs y documentos para estructurar datos desorganizados y ofrecer control total al importador.
“Hemos creado una tecnología que estructura data desestructurada entre correos, PDFs, creamos una base de datos enorme”, dice.
La empresa, que ya opera en Estados Unidos, México, Puerto Rico y Colombia, apunta a clientes medianos que importan de múltiples países y cuyas operaciones logísticas impactan directamente en su rentabilidad.
“Buscamos importadores que muevan productos que tengan vida útil de tres años o menos”, explica Jordan.
Para Santiago, COO de Nauta, el desafío es global y urgente: “La logística global enfrenta un reto: el volumen de carga sigue creciendo, pero los procesos no evolucionan al mismo ritmo”.
Con una solución que se integra en menos de dos semanas y sin necesidad de infraestructura adicional, la startup busca consolidarse como la torre de control digital del importador moderno.
“Construimos Nauta porque vivimos de cerca los desafíos logísticos y entendimos que la tecnología debía adaptarse a las empresas, no al revés”, concluye Jordan. “Nuestra misión es transformar la logística sin fricciones, sin barreras y con impacto real para las compañías que mueven el mundo”.
Siga las historias de emprendedores en nuestra sección especializada