¿Cómo cambiar la mentalidad de las mujeres respecto al merecimiento de las oportunidades? El primer paso: políticas públicas pro género.

Hace unos días nos reunimos por invitación de la ONU Mujeres a hablar sobre cómo hacer políticas que impulsaran el emprendimiento femenino. En la mesa éramos unas quince personas de diferentes sectores: líderes de fundaciones regionales, una representante a la Cámara, varios académicos y yo como emprendedora.

Discutimos sobre las razones principales por las cuales las mujeres emprendemos menos, desde la alta carga por las tareas de cuidado tradicionalmente en manos de las mujeres – en promedio diario 7 horas y 14 minutos para las mujeres contra 3 horas en los hombres* – , hasta sobre la baja participación en convocatorias y concursos. 

Lea también: Diez consejos clave para las mujeres emprendedoras

Lo interesante de esta reunión surgió cuando todos los presentes convenimos en que las principales barreras están relacionadas con temas de mentalidad y cultura y no con la oferta de programas en pos del emprendimiento femenino. Dichos programas existen, lo que falta es la iniciativa o impulso en las interesadas para participar en ellos.

Cuando hablamos de cultura, nos referimos al ambiente machista en el que nos desarrollamos, y aunque hemos dado algunos pasos aún sigue siendo precaria la participación de mujeres en emprendimiento. Los programas del gobierno si bien son valiosos, tienen que enfrentarse a fuertes sesgos culturales, sobre todo en las regiones, sesgos que si no vienen acompañados de campañas para educarnos sobre la importancia de la participación de las mujeres será muy complejo derribarlos.

Por otro lado, al hablar de mentalidad nos referimos a un descubrimiento más profundo: al parecer las mujeres nos creemos menos capaces de ser emprendedoras.

¿Cómo diseñar políticas que puedan cambiar la mentalidad de las mujeres? Entre las ideas compartidas, surgió la necesidad de promover espacios de liderazgo desde las escuelas y colegios, para generar una mentalidad de empoderamiento, que realmente logre reducir brechas.

“Disminuir la brecha de género, además de ser un compromiso de derechos humanos, es un asunto de competitividad y desarrollo económico de alta relevancia”.

Para cambiar esta mentalidad además es clave poder elegir sobre nuestro cuerpo, mayores programas de educación para vivir la maternidad como elección.

Lea también: El reto de formalizar la labor del hogar en Colombia

En conclusión cada programa debe venir acompañado de un fuerte trabajo hacia el ser. No sirve de nada tener becas e incentivos si no trabajamos en que nos creamos el cuento.

¿Cómo se desarrolla un país donde el 45 % de su población no trabaja? La igualdad que buscamos exige una profunda transformación de la sociedad que solo será tangible si empezamos desde nuestros hogares.

Ser conscientes en las acciones del día a día. Que en los procesos de selección se cuide contar con igualdad de hojas de vida de mujeres y hombres, que en los concursos de emprendimiento se cubran cuotas de mujeres participando, que los jurados sean paritarios en géneros.

Bajo esta perspectiva disminuir la brecha de género además de ser un compromiso de derechos humanos es un asunto de competitividad y desarrollo económico de alta relevancia.

Contacto:
LinkedIn:Salua García Fakih
Twitter: @Saluagf

*La autora es Cofounder de la plataforma Symplifica. Además cuenta con un máster en Emprendimiento e Innovación de la Universidad del Rosario y especialista en Gerencia de Mercadeo de la Universidad Eafit. Fue miembro de la comunidad Global Shaper, iniciativa juvenil del World Economic Forum.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.