Todos queremos jugar en el mejor equipo, pero el camino suele estar lleno de competencia, oportunidades y desilusiones. Una opción que pocos consideran, es ser parte de una startup.
De todos los caminos de carrera que se pueden elegir, varios de los mejores posibles están en una startup. En serio.
Esto requiere de trabajo duro, perseverancia y mucha suerte, pero no donde uno cree. Suerte de la empresa más que del individuo. Aunque no es para nada garantizado. Incluso cuando no todo sale bien, una startup puede ser un lugar de gran crecimiento.
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Se los voy a explicar desde la perspectiva del fundador como técnico de fútbol y ustedes como futbolistas de las inferiores tratando de llegar al estrellato profesional.
Un exjugador de fútbol (fundador) decide que quiere armar un equipo nuevo para El Barrio (startup). Tiene muy pocos recursos (propios) pero encontró un patrocinador (fondo de capital) que le dio un poco de capital para armar la nómina.
El técnico se sienta y piensa cómo armar su onceno. Le pregunta a un amigo qué hacer y este le dice:
“Existen a grandes rasgos, dos formas para tener un gran equipo: lo compras, o lo desarrollas. Esto suena simplista, pero viejo te tengo la mala noticia que no hay más.”
“Toda junta directiva, fondo de capital privado, fundador o director técnico dice: “queremos tener el mejor equipo del mundo y solo vamos a contratar a los mejores”.
Como fundador/gerente/ejecutivo, obviamente quieres el mejor equipo del mundo. Todos queremos la nómina de Real Madrid pero la realidad del presupuesto nos da solo para para contratar amateurs, chicos del barrio, o ponernos muy, muy creativos.
Toda junta directiva, fondo de capital privado, fundador o director técnico dice: “queremos tener el mejor equipo del mundo y solo vamos a contratar a los mejores”. Esta es una frase más aspiracional que otra cosa. No podemos contratar a Cristiano o Messi, ni tampoco somos Alex Ferguson (mejor técnico de Europa).
Así pues, al técnico no le queda alternativa. Le toca contratar el mejor talento que pueda y desarrollarlo para que golpee por encima de su peso, como dicen en el boxeo.
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En esta analogía la startup puede pensarse como un equipo de quinta división de la Liga Española. Con el presupuesto (funding), busca pelados donde pueda (talento) y le mete garra (ejecuta) para aumentar la taquilla (vender), subir de división (crecer y competir por mercados cada vez más grandes) y así poder atraer aún mejores jugadores (talento) y continuar el círculo virtuoso.
El director técnico te ve jugando en El Barrio con tus primos y piensa. Este pelado tiene potencial. No sabe de formaciones o tácticas, a duras penas sabe hacer enganches y sprints, pero claramente es inteligente, capaz físicamente y corre como si lo estuviera persiguiendo un demonio.
El técnico te da un chance, y te pone de titular. Después de un semestre de partidos vas creciendo, mejoras el dribbling, trabajas duro y entrenas más que los otros. Esto te permite saltar más alto y hasta hacer un par de goles de cabeza. En la segunda mitad del año pasa algo mágico: el técnico se da cuenta que todos los contrincantes tienen problemas en la defensa.
Sospecha que si se vuelca completamente al ataque y forma su equipo en un 2-2-6 puede ganar bien. Lo prueba en el primer partido y gana apretado, en el segundo gana 2-0, en el tercero gana por goleada y ahora el equipo está imparable.
En una startup, algo así se siente encontrar product-market-fit. Es descubrir esa estrategia ganadora abre el mercado y que te lleva al siguiente nivel.
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¡El equipo acaba de pasar a la siguiente división! Todavía estás en cuarta categoría, pero vas a toooooooda.
Aquí, como delantero del equipo, has contado con una gran fortuna. Tener un equipo tan ofensivo te permite tener más intentos al arco y te has vuelto un absoluto experto de la definición (meter goles). Tienes huecos en la defensa pero, como Messi en la selección sub 20 de Pekerman en 2005, vas camino al estrellato.
Aquí un aparte:
Ésta es la razón número uno por la que le recomiendo a los jóvenes ambiciosos a trabajar en startups que puede crecer muy rápido.
Les comparto textualmente lo que les digo a mis pupilos que tienen muy poca experiencia cuando los contrato: “Loco, si yo pudiera contratar a un man como vos, pero con tres años de experiencia en startups, habiendo trabajado dos más en banca de inversión y que hable portugués, pues contrataría a ese man. Pero como no puedo, te contrato a vos y vamos a crecer los dos – Truora y vos. Así que métele la ficha, y dale con toda que en esta empresa vas a crecer, y si aprendes y creces con ella, en menos tiempo vas a ser igual de bueno o mejor que esa ese man con experiencia que no puedo contratar ahora.”
Usando la analogía, si como delantero le metiste toda en la temporada y te desarrollaste ¡vas muy bien!
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El equipo también. Al subir a cuarta división consigue más patrocinadores y más taquilla, y puede contratar un equipo un poco más talentoso. Ya salieron par veces en el periódico y ahora hay mediocampistas y delanteros con más experiencia que ven lo que está haciendo tu equipo y quieren participar.
El entrenador ahora puede tener un equipo de 23 personas en vez de 11 y jugar varios torneos al tiempo (distintos productos y mercados).
Un posible problema:
Ahora que hay más talento, te toca competir un poco por el puesto.
Si en la temporada no te desarrollaste ni metiste goles, sino que trotaste la cancha, celebraste los triunfos, pero no eras un aporte directo al equipo, estás en problemas.
El entrenador te tiene cariño, pero sabe que para ganar en cuarta y ser competitivo en la copa necesita un delantero clase A. Esperaba que vos te desarrollaras para liderar el equipo, pero no pasó, y por eso te va a relegar al equipo B, y ahí solo vas a jugar el torneo local en rotación.
Pero este artículo es como llegar a ser el Messi o Ronaldo de las startups.
Existen casos como el de ellos. Muchos. Se me ocurre varios: El de Austin Geidt de Uber, o Fabian Gómez en Rappi o Maite Muñiz en Truora, tres cracks que se formaron gracias al crecimiento vertiginoso de sus equipos y la fe que sus directores técnicos depositaron en ellos.
Los tres llegaron a las mayores, jugaron la Champions y ahora todos los equipos se los pelean. Y en un par de años, cuando lleguen al mundial, mirarán atrás y conectarán todas las oportunidades de juego, goles marcados y equipos a los que pertenecieron y que hicieron que llegar hasta ahí, fuera posible.
Es así como haciendo parte de un equipo con pujanza, un poco de suerte, poniéndose la 10 y trabajando durísimo, se puede llegar a tener una carrera en un startup vertiginosa, que supera cualquier expectativa y te permite la gloria profesional.
Contacto:
LinkedIn: Daniel Bilbao
Twitter: @ddbilbao
*El autor es fundador y CEO de la empresa Truora, que tiene como objetivo combatir el fraude en Latinoamérica. Trabajó en la banca de inversión en Wall Street, es consejero y miembro de juntas directivas de varias ‘startups’ y hace angel investing.
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