Mientras las empresas colombianas se suman para contener la crisis, es necesario que los gobiernos tomen medidas fiscales para salvarlas financieramente.
El distanciamiento social para desacelerar el contagio del Covid-19 nos puso frente una recesión que no se puede evitar, y que requerirá de acciones drásticas y valerosas de los líderes de gobiernos, de empresas y de las organizaciones de la sociedad civil.
Aunque la continuidad del negocio hace parte de las estrategias que buscan la sostenibilidad de las empresas, la continuidad de las operaciones no siempre es responsable socialmente. Y es por eso que, en la situación actual, la solidaridad y la responsabilidad social deberían de tener más peso que la sostenibilidad.
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Casos de empresas que continuaron sus operaciones pese a las adversidades se han puesto históricamente en tela de juicio. En julio del 1998, Volkswagen, al crear un fondo de compensación de 12 millones de dólares, reconoció responsabilidad moral y legal sobre que durante la Segunda Guerra Mundial llegó a tener al 80 % de su fuerza laboral en condiciones de esclavitud, y explicó que esto se debió a la imposibilidad de reclutar personas que pudieran o quisieran voluntariamente trabajar.
En ese mismo año Siemens reconoció el uso de esclavos durante la Segunda Guerra Mundial para mantener su producción. El año siguiente, mas de 3.500 empresas alemanas pagaron 4,4 mil millones de dólares para compensar a las víctimas de los abusos empresariales. Otras empresas no alemanas, como por ejemplo Ford y General Motors también fueron acusadas de esclavitud durante la Segunda Guerra Mundial.
Liderazgo empresarial colombiano
Un ejemplo de audacia responsable es el de Cine Colombia, que el 14 de marzo comunicó el cierre de sus salas de cine como medida preventiva frente al Covid-19, “colocando el bienestar de todos los colombianos por encima de intereses particulares”.
Otros casos sobresalientes de responsabilidad voluntaria con empleados son los de Mattelsa, que cerró sus 55 tiendas, plantas de producción y oficinas continuándoles sus condiciones salariales. Arturo Calle también anunció que cerraría sus tiendas y fábricas para “resguardar la vida”.
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La Fundación Grupo Argos, Grupo Sura y su Fundación, Grupo Nutresa, Colombiana de Comercio-Corbeta y la Fundación Fraternidad Medellín, en articulación con ProAntioquia, se unieron con un aporte de 15.800 millones de pesos con los que “se permitirá aumentar en un 25 % la capacidad instalada de Unidades de Cuidados Intensivos para atender la contingencia del Covid”.
Postobón, por su parte, anunció, la inversión de 9.000 millones de pesos para la fabricación de ventiladores. Bavaria en alianza con Binner Personal Care entregará de 100.000 botellas de gel antibacterial que se producirán con el alcohol que se extrae en la producción de la Águila Cero.
Mientras que estas empresas toman decisiones y asumen consecuencias heroicas, necesitaremos de los gobiernos medidas fiscales para salvarlas financieramente, para que puedan recuperarse lo más pronto posible una vez termine la pandemia. Idealmente reducir impuestos y dar garantías para que puedan tomar préstamos o aplazar sus pagos, para reactivar sus operaciones, pero, sobre todo, para mantenerlos pagos a los empleados y preservar el empleo.
En el mundo de los negocios una cosa es qué podemos hacer y otra qué debemos hacer. Se trata de tomar medidas, aunque parezcan exageradas, para contener el virus. Dice Nassim Nicholas Taleb autor de la teoría de cisnes negros que debemos adoptar la ética de la precaución, lo que significa que estamos haciendo daño a los demás cuando no estamos tomando medidas que parecen exageradas, ya que la seguridad colectiva requiere de una evitación excesiva del riesgo individual, y se requiere que los individuos nos preocupemos y ocupemos de riesgos que son comparativamente insignificantes.
Rendirnos a la pandemia simplemente no es una opción, por eso agradecemos a los líderes solidarios que inspiran, pues la solidaridad es nuestra responsabilidad moral.
Contacto:
LinkedIn: María Alejandra Gonzalez-Perez
Twitter: @alegp1
*La autora es profesora titular de la universidad Eafit. Es presidente para América Latina y El Caribe de la Academia de Negocios Internacionales (AIB). PhD en Negocios Internacionales y Responsabilidad Social Empresarial de la Universidad Nacional de Irlanda.