¿Para sobrevivir debemos poner límites o expandirlos? Quizás es momento de mirar el pasado para llevar a cabo las reflexiones sobre los dilemas de la relación de los humanos con el ambiente, y de esta manera decidir cómo “escribir el futuro”.

No es con poca frecuencia que en los últimos tiempos se han agudizado los mensajes persuasivos que incitan a re-imaginarnos y que claman por la reinvención de las relaciones, aspiraciones, profesiones, productos, servicios, mercados, gobiernos, ciudadanos, empresas, universidades, y otras organizaciones.

En el año 2005, Charles C. Mann, periodista experto en temas científicos, publica su libro “1491: New revelations of the Americas before Columbus”, donde presenta las conclusiones de sus investigaciones en historia y arqueología, y con esto reevalúa los hallazgos más recientes sobre epidemiología, demografía, climatología, botánica, genética, economía, bioquímica, y ciencia del suelo, en las que demuestra con evidencias que los pueblos indígenas nativos antes de la llegada de Cristóbal Colón eran más numerosos, habían llegado al continente en múltiples olas migratorias, que eran más sofisticados culturalmente de lo que se había considerado anteriormente, que por siglos habían usado el fuego para modificar el entorno ambiental, el paisaje y las condiciones naturales para su beneficio, y que en algunas civilizaciones precolombinas, como por ejemplo los Mayas, habían agotado los recursos extinguiéndose de esta manera a causa de hambre y sed.

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Por ende, explica Mann, a diferencia de muchas otras investigaciones, a la llegada de los europeos a las Américas, el continente no era un idílico paraíso prístino, y que la población indígena se había eliminado debido a enfermedades, que habían interrumpido las sociedades y el control ambiental, y habían afectado la supervivencia y abundancia de muchas otras especies.  En 1941, Mann describe cómo el mundo descubierto por Colón estaba en transformación.

Luego, en el año 2011, Charles C. Mann escribe la secuela “1943: Uncovering the new world Columbus created”, donde describe los efectos globales de la llegada de Colón, explicando que quizás el intercambio colombino transatlántico en sus volúmenes y diversidad tuvo efectos irreversibles en la vida humana y animal, y fue el acontecimiento más importante después de la extensión de los dinosaurios, y es así cómo esto fue el comienzo de la era biológica del “homogenoceno”, uno de los rasgos del antropoceno caracterizado por la homogenización de la producción alimenticia, las herramientas y las enfermedades.

El autor de los dos libros mencionados, publica en 2018 “The Wizard and the Prophet”.  En este libro, dos científicos del siglo XX enfrentan sus propuestas para darle forma a un futuro que asegure la existencia de la humanidad. Cada uno de ellos, desde radicalmente diferentes puntos de vista, nos da elementos intelectuales que parecieran ser contradictorios para entender nuestros dilemas ambientales con relación a los cuatro elementos: tierra (agricultura para los alimentos), agua (disponibilidad de agua limpia), fuego (energía), y aire (cambio climático).

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Por un lado, el Profeta es representado por el ornitólogo y ecologista William Vogt (1902-1968), quien en su libro “Camino a la supervivencia” (1948) explica los límites de los recursos del planeta, y explica cómo si la humanidad no reduce drásticamente su consumo, estamos condenados a desaparecer por hambruna masiva, y con esto propugna la idea del control de la población y la reducción del uso de recursos como la única manera para prevenir los desastres ambientales.

Bajo la visión del “ambientalismo apocalíptico”, como la llamó la demógrafa Betsy Hartmann, si la humanidad no reduce el consumo, el crecimiento poblacional y su apetito arrollaran a los ecosistemas de la Tierra.

En el otro lado está el Mago. El mago es representado por el agrónomo, genetista y Premio Nobel de la paz, Norman Borlaug (1914-2019), el artífice de la “Revolución verde” para la producción masiva de alimentos luego de la Segunda Guerra Mundial, cuya visión es que la ciencia y la tecnología aplicada correctamente puede ayudarnos a solucionar los actuales problemas. Bajo la visión tecno-optimista de Borlaug, innovar y prosperidad económica pueden ayudar a la humanidad a reinventarse.

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Explica Mann, que ambos científicos presentan argumentos y propuestas diametralmente divergentes no sólo para sobrevivir como especies, sino para desenvolvernos. Las dos posiciones provienen de sistemas de modelos de desarrollo diferentes y de conjuntos de principios morales y valores que difieren entre sí.

Tanto la una como la otra suponen de toma de decisiones que representan prácticamente “un gran salto de fe” hacia lo desconocido, pero que básicamente nos lleva a la pregunta ¿cómo imaginamos el futuro que queremos y cómo deberíamos reinventar la sociedad, los mercados y los gobiernos?

Transitar hacia cualquiera de las empinadas sendas, la que considera los límites finitos y la conservación, conexión entre especies y la preservación como el camino al futuro; y la que considera posibilidades inagotables, suponen cambios radicales, que requieren colosales renuncias.

Contacto:
LinkedIn: María Alejandra Gonzalez-Perez
Twitter: @alegp1
*La autora es profesora titular de la universidad Eafit. Es presidente para América Latina y El Caribe de la Academia de Negocios Internacionales (AIB). PhD en Negocios Internacionales y Responsabilidad Social Empresarial de la Universidad Nacional de Irlanda.