Hoy miles de compañías están embarcadas en un proceso de transformación digital. Acá hay 5 sugerencias para hacerlo sin quedarse a la deriva.

Lanzarse al agua no siempre es fácil. Y para miles de compañías la arremetida de la pandemia significó lanzarse de un día a otro al océano digital, ya no como una opción atractiva que presenta el futuro, sino como una necesidad a la que fueron arrastradas por la dureza de una realidad ineludible.

En medio de la incertidumbre de lo que puede parecer un salto al vacío, quiero compartir cinco claves que pueden ayudar a las compañías que están embarcadas en procesos de transformación digital, para que puedan definir con mayor claridad su rumbo, corran menos riesgos de quedarse a la deriva y eviten algunos mareos cuando el barco comience a moverse:

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1. Las personas van primero que las plataformas

Si bien el proceso de transformación digital implica implementar plataformas tecnológicas para construir un ecosistema digital de punta a punta, son las personas quienes van a dirigir ese barco y van navegar en las competitivas aguas del océano digital.

En ese sentido, capacitar a los colaboradores y afinar la capacidad de atraer talento para movilizar esa transformación desde el interior de cada área es clave. El mayor reto no está tanto en aprender a gestionar herramientas digitales, sino en diseñar estrategias potentes con un enfoque digital a través de ellas. Y eso lo hace el pensamiento de las personas.  

2. En los datos están las coordenadas del rumbo

La posibilidad de medir cada paso de la experiencia de un usuario cuando entra en contacto con los activos digitales de una marca es uno de los aspectos más emocionantes de una compañía que aspira ser digital, pues le permite no andar a ciegas, como quien nada bajo el agua con los ojos cerrados.

La clave acá está en entender que aunque recolectar datos sobre el comportamiento de los usuarios es fundamental, los datos no hablan por sí solos. Hace falta organizarlos y entender cuál es la historia que están contando para reaccionar con precisión frente a ellos. Los datos son un mapa de optimización, no una solución en sí misma. 

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3. La experiencia es tan importante como la meta

Todas las compañías tienen objetivos y destinos para sus usuarios. Y en las aguas de lo digital, para llegar a los puertos que cada compañía se propone, es determinante asumir el hecho de que la experiencia va mucho más allá del suceso transaccional de una compra.

Cuando una marca puede estar más presente en la vida de los usuarios a través de distintos canales digitales, lo que tiene en sus manos en la oportunidad de construir una relación de confianza, de cercanía y de más largo plazo con ellos. Las únicas condiciones son alinearse con sus necesidades reales, hacer que la experiencia sea sencilla y entregar siempre lo que la marca promete.

4. Los experimentos hacen parte del proceso

Otro de los elementos emocionantes de lanzarse a la nueva realidad es la posibilidad de hacer pruebas y diseñar optimizaciones a partir de sus resultados. Desarrollar experimentos en digital y conectar herramientas para entender mejor el comportamiento de los usuarios suena intimidante, pero no tiene porqué serlo.

En el mercado hay cientos de herramientas con la cuales su compañía puede testear sus mensajes y sus diseños en minutos sin desarrollos complejos. Y con esas pruebas puede aprender constantemente sobre como actúan sus usuarios y entender si aquello que más los impresiona y los moviliza cuando entran en contacto con su marca es un clavado, una voltereta o una bola de cañón.

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5. Las transformaciones son procesos de adopción

Finalmente, aunque para muchas compañías este proceso comenzó de forma intempestiva como una tormenta de altamar, es importante reconocer que están ante un escenario que sobre todo está atravesado por la adaptación y la adopción a un entorno digital.

Ese proceso, tanto en las entrañas de la compañía como de cara a los usuarios, sucede más bien al ritmo de las olas, que unas veces más grandes y otras más pequeñas, de todas formas siguen llegando constantes hacia la orilla. No entre en pánico si las cosas no fluyen de inmediato. Poco a poco, su compañía estará más familiarizada con la vida en el océano digital. Y los usuarios estarán cada vez más dispuestos a subirse en su barco.