Los movimientos anunciados por varias fintechs en Latinoamérica están cambiando el panorama para competir. Y también para colaborar.

En las últimas semanas las fichas en la mesa del sector fintech se han movido en Latinoamérica. El banco digital más grande del mundo oficializó su llegada a Colombia desde Brasil; la principal fintech de Argentina lanzó en México; y Zinobe, la compañía colombiana de más rápido crecimiento según el Financial Times, anunció su expansión a México a través de un joint venture con una financiera tradicional mexicana para operar en ese país.

Visto en su conjunto y de manera general, la aparición de nuevos jugadores en el tablero sugiere un escenario más retador para competir por segmentos del mercado. Pero además,  las reconfiguraciones de la mesa también invitan a pensar en la posibilidad de seguir construyendo alianzas, que unan a los bancos y jugadores tradicionales del sistema financiero con las fintechs que están cambiando el juego a través de tecnología y analítica avanzada.

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Colaborar con una fintech les permite a los bancos impulsar visiones innovadoras, ampliar sus portafolios con el desarrollo de nuevos productos digitales y mejorar la experiencia que le entregan a sus usuarios en productos existentes, mientras que las fintechs pueden llegar a nuevas bases de clientes, acceder a capital y desarrollar nuevas soluciones adaptando su tecnología a necesidades específicas.

Por supuesto construir estos escenarios colaborativos y lograr sinergias para el desarrollo de productos implica enfrentar ciertos retos. Estos pueden variar en función de los detalles de cada alianza, y, sin embargo, hay cuatro ejes fundamentales que deben alinearse y que pueden acelerarlas o entorpecerlas, desde su diseño, pasando por su desarrollo y hasta su implementación:

1. Las fichas deben ir hacia el mismo lado

Para facilitar y posibilitar estos escenarios de innovación y colaboración las fintechs y las entidades tradicionales deben tener un foco común en asuntos regulatorios. Allí hay un reto grande. Y el poder de construir alianzas radica también en la oportunidad de apalancarse mutuamente en el trabajo activo con los reguladores, incluyendo el impulso y la participación conjunta en iniciativas del Gobierno. De esa manera se superan inconsistencias y se expanden los horizontes.

2. Las fichas deben moverse ágilmente

Temas como el cumplimiento normativo, la debida diligencia y el aprovisionamiento pueden tomar varios meses, ser frustrantes y convertirse en barreras en el proceso de conformar una alianza. Cuando la agilidad con la que se mueven unos y otros varía, la percepción del tiempo que cada uno tiene es distinta.

Y eso genera desconexiones en los procesos mencionados y en las expectativas sobre lanzamientos, mejoras y retornos sobre el producto desarrollado. La idea es moverse ágilmente y al mismo ritmo.

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3. Las fichas deben estar conectadas  

La mayoría de los estudios sobre escenarios de colaboración entre bancos y fintechs señalan las incompatibilidades en sistemas tecnológicos y procesos como uno de los principales factores que pueden dificultar el back-end de una alianza. Conectar de manera amigable y segura fuentes de datos y ambientes digitales construidos de forma distinta implica superar barreras tecnológicas, que sorteadas en equipo pueden dar lugar a la innovación.  

4. Las fichas deben integrarse 

Finalmente, una vez se materializa una alianza, es fundamental construir relaciones de trabajo estables y multidisciplinares que la potencien y la protejan.

Levantar puentes de comunicación y disponibilidad entre los equipos permite una mejor ejecución de los planes de negocio, el desarrollo de nuevas estrategias integradas y la posibilidad de tomar decisiones más rápidas.  Como dijimos al comienzo, en todos los juegos se compite. Pero en algunos de ellos, se gana más rápido cuando las fichas están alineadas.

Contacto:
LinkedIn: Tarek El Sherif
*El autor es cofundador y CEO de Zinobe, fintech colombiana enfocada en impulsar la inclusión financiera en el país, ampliando el acceso a servicios financieros 100 % digitales.

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