Este tipo de fraude puede terminar generándole recargos por productos que se entregaron y no fueron pagados. Acá consejos sobre cómo evitarlo.
Imagine que un cliente entra a su sitio web y hace un pedido por 600.000 pesos a través de una tarjeta de crédito. Usted verifica que efectivamente el pago entró después de que fuera aprobado por la operadora de la tarjeta, y procede a enviar el producto dentro del plazo acordado.
Mientras espera a que el dinero caiga en su cuenta, recibe una llamada de la operadora de la tarjeta indicando que el pedido en cuestión era fraudulento. La explicación que dan es que hicieron la compra con una tarjeta clonada, y el dueño legítimo reclamó su dinero de vuelta. Ahora usted está sin el producto y no recibió pago alguno.
Lea también: Las posibilidades que tienes de ser víctima de fraude mientras teletrabajas
¿Vivió esta situación alguna vez en su comercio online? Si su respuesta fue afirmativa entonces apreciará mucho más los consejos que voy a compartirle, y si no, déjeme contarle sobre el contracargo, también llamado chargeback.
Este tipo de fraude más allá de hacerle perder dinero, si llega a convertirse en una situación recurrente para el negocio, puede traer consecuencias en la reputación de la empresa ante los bancos y compañías emisoras de las tarjetas. Todas estas entidades poseen programas para analizar el potencial de riesgo que representa una tienda virtual, y dependiendo del puntaje que le sea otorgado, pueden desde imputar multas hasta rechazar definitivamente las ventas.
¿Qué situaciones pueden terminar en chargeback?
- Casos de robo de identidad: un estafador utilizará la tarjeta de crédito de su víctima para hacer transacciones fraudulentas. Cuando el dueño legítimo finalmente sea notificado, solicitará al banco cancelar las compras y el costo de ataque será asumido por quien se responsabiliza por la operación, es decir, su tienda.
- Fraude amigable: una persona cercana termina usando la tarjeta sin el conocimiento de su dueño, y este reclama por el retorno del dinero.
- Autofraude: aún recibiendo la mercancía, el comprador llama al banco para decir que no recibió su pedido o niega haberlo hecho, y que quiere su dinero de vuelta. De esa forma se queda tanto con el paquete como con el dinero.
Lea también: Startups: Lecciones aprendidas de una crisis para sortear el reto que trae el Covid-19
¿Cómo protegerse?
Probar un caso de chargeback no es imposible pero sí es un proceso difícil. Para prevenirlo es importante que si envía paquetes de gran valor y del que sospecha que tienen riesgo de convertirse en autofraude, exija la presentación del documento y la firma del destinatario en el recibo al momento de la entrega. Hay soluciones que incluso pueden guardar la firma de forma electrónica, y así evitar el contacto durante la pandemia.
Ahora bien, si se trata de una estafa real, puede validar la identidad del comprador a través de la creación de modelos de aprendizaje automático que puedan entender una anomalía, como por ejemplo, cuando un usuario paga una tarjeta de crédito desde un computador o celular distinto al acostumbrado por el cliente, o realiza un excesivo número de transacciones en poco tiempo.
Poner fin al fraude es una tarea colaborativa, especialmente en el comercio electrónico. Conocer las tendencias, en qué municipios y ciudades son más comunes, quiénes son los delincuentes y cómo lo hacen, en el acto, es posible. A través de las redes antifraude como Fraudata de Truora, empresas de distintos sectores comparten sus experiencias traducidas en datos a diario, para ayudar a identificar bandas de estafadores, y disminuir los ataques, especialmente en esta temporada. ¿Quieres ser parte? Escríbeme a mi LinkedIn y te explico como.
Contacto
LinkedIn: Daniel Bilbao
Twitter: @ddbilbao
*El autor es fundador y CEO de la empresa Truora, que tiene como objetivo combatir el fraude en Latinoamérica. Trabajó en la banca de inversión en Wall Street, es consejero y miembro de juntas directivas de varias ‘startups’ y hace angel investing.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.