Pese a la magnitud del choque de 2020 por la crisis derivada del coronavirus, el país alcanzó el valor más alto de la historia en términos de profundización hipotecaria alcanzando el 9,3% del PIB. Estos son los detalles.

A finales de los noventa, Colombia experimentó una crisis económica y financiera sin precedentes hasta ese momento. La “crisis del UPAC” generó, además de una fuerte contracción en la actividad productiva y un desbalance fiscal, una gran desconfianza en el sistema financiero y una regulación mucho más estricta y conservadora respecto a las operaciones de crédito hipotecario.

Como consecuencia de lo anterior, la profundización de la cartera hipotecaria, entendida como el saldo de la cartera de vivienda como porcentaje del PIB, decreció sistemáticamente desde entonces. Mientras en 1998 la profundización era del 9,2% del PIB, en el 2002 había caído al 4,5%, alcanzando su valor mínimo en 2006, cuando apenas superaba el 2%.

Tuvo que transcurrir casi una década para que dicha cartera comenzara a revertir la tendencia decreciente y más de dos décadas para consolidar su recuperación. Así las cosas, fue solo hasta el 2020 que Colombia logró superar los niveles previos a la crisis de 1999, con una cartera hipotecaria del 9,3% del PIB.

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Resulta meritorio que, en medio de la crisis económica más fuerte de nuestra historia, haya sido el 2020 el año en el que se haya logrado el valor más alto de la historia en profundización hipotecaria. Lo anterior obedece a oportunas y audaces medidas adoptadas por el Gobierno del Presidente Iván Duque, no solo para hacerle frente a la emergencia sino para promover el crédito hipotecario.

Una medida central en el marco de esta coyuntura fueron los periodos de gracia en los créditos de vivienda, sin afectar el historial crediticio ni generar reportes en las centrales de riesgo. Dichos alivios les permitieron a los colombianos hacerle frente al choque adverso en sus ingresos, mientras protegían el más importante de los activos familiares: su vivienda.

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Por otra parte, el Gobierno Nacional ajustó la normatividad para facilitar el acceso a los créditos de vivienda. A través de la Ley de Vivienda y Hábitat se estableció que el plazo máximo de los créditos hipotecarios puede superar los 30 años.

Además, a comienzos de marzo se expidió un Decreto que amplía el límite para la primera cuota del 30% al 40% del ingreso familiar para la adquisición de una vivienda VIS. Con estos ajustes paramétricos, se impulsa la colocación de crédito para el acceso a vivienda por parte de la población más vulnerable, que puede hacer ahora realidad la promesa de sustituir el pago del arriendo por el del crédito de su vivienda nueva.

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Por supuesto, la mayor disponibilidad de subsidios para compra de vivienda VIS y No VIS representa el gran propulsor del crédito. De la estrategia de los 200 mil subsidios lanzada en mayo del año anterior, ya se han asignado 56 mil, lo que jalona más de $10 billones adicionales en desembolsos.

Los ajustes paramétricos, sumados a la estrategia de reactivación más ambiciosa en la historia del sector, permitieron que en 2020 la cartera de vivienda no solo fuera la que registró el mayor crecimiento en términos reales, sino la que menor deterioro exhibió frente al año anterior.

Según Asobancaria, en 2020 la cartera de vivienda creció 4% anual en términos reales, mientras que la comercial creció 3,3%, la de consumo -0,1% y la de microcrédito -9%. Así mismo, el indicador de calidad de la cartera de vivienda se ubicó en 3,3%, por debajo del resto de modalidades. Esperamos, por supuesto, que esta tendencia se mantenga este año y la profundización hipotecaria pueda ubicarse, por primera vez en décadas, en niveles de dos dígitos.

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Así, con un mayor acceso al crédito y mayores oportunidades para comprar una vivienda, seguimos aportando a la reactivación económica del país mientras avanzamos hacia una Colombia con mayor equidad y justicia social.

Por: Jonathan Malagón, ministro de Vivienda

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