El precandidato presidencial, Alejandro Gaviria, destacó que el próximo ministro de Hacienda "no puede ser un tecnócrata puro", sino que debe tener un contacto más directo con los ciudadanos.
Una de las grandes certezas que dejó la ‘Ley de Inversión Social’, aprobada por el Congreso de la República hace algunas semanas, es que se necesita otra reforma tributaria en el mediano plazo para terminar de sanear la economía nacional. No obstante, el precandidato presidencial, Alejandro Gaviria, apuntó que se necesita claridad en “cómo gastar la plata y cómo erradicar la corrupción” antes de pensar en el desarrollo de dicho proyecto.
“No creo que la gran reforma tributaria que necesita Colombia se vaya a pasar en el Congreso con mermelada, sin un acuerdo metapolítico, sin que el país tenga una visión compartida sobre la necesidad de generar equidad, y sin que alcancemos un consenso más o menos incipiente sobre qué queremos hacer”, aseguró.
El también exrector de la Universidad de Los Andes, y exministro de Salud entre 2012 y 2018, habló con Forbes Colombia sobre las ideas de su campaña por la carrera presidencial, a la que aspira como candidato independiente mediante recolección de firmas. Una de sus principales anotaciones apunta a la obligación de entender el momento que está viviendo el país, que se puede catalogar como una “gran crisis de confianza en las instituciones“.
“Todos tenemos la urgencia de ir construyendo esa confianza desde la campaña, y de ir mostrando para qué van a ser esos impuestos nuevos mediante una pedagogía obsesiva. Es fundamental enmarcar el debate de la reforma tributaria en la crisis de confianza y en las necesidades del Estado hacia adelante”, comentó.
Bajo su criterio, algunos de los pilares de dicha reforma pueden ser los impuestos a los dividendos, así como el paradigma que está surgiendo a nivel global sobre la necesidad de impuestos a la riqueza, dado el contexto del crecimiento de la desigualdad. Unido a ello, recalcó que se deben tener en cuenta los esfuerzos concertados entre países para detener la evasión detrás de los paraísos fiscales.
Asimismo, detalló la importancia de insistir en la progresividad de un impuesto de renta a las personas, así como los impuestos verdes, los impuestos al carbono y los gravámenes a las bebidas azucaradas, del que fue gran defensor durante su periodo como ministro de Salud y cuyo debate considera “fundamental”.
Recuperación económica
Todos estos debates van anclados a una estrategia de recuperación económica que, a su juicio, debe girar acerca de dos palabras: incluyente, que permita generar el millón de empleos que faltan para volver al mundo prepandemia; y sostenible, basada principalmente en una transformación productiva. Asimismo, señaló que las políticas públicas, la conversación con el sector privado y con la sociedad, incluída la academia, tienen que girar alrededor de la construcción de nuevas capacidades.
Una preocupación constante para el candidato es el sesgo antiempleo, problema que ha estado presente desde hace 10 o 12 años, a pesar de las reformas de la última década. Para Gaviria, la economía colombiana “no parece ser capaz de generar oportunidades de manera autónoma y orgánica”, en particular para los jóvenes sin calificación. Dicha anomalía estaría ligada a la brecha de habilidades de la que se habla en la educación superior.
Mientras se soluciona este problema, el precandidato sostuvo que debe haber políticas remediales y de asistencialismo, como una renta básica transitoria para los jóvenes menores de 30 años, cuyo propósito es que “tengan los incentivos para educarse, y que esa educación se concentre en las habilidades que está demandando el mercado de trabajo”.
Dicha idea, incluida en el primer pliego de propuestas de su campaña presidencial, estaria pensada para aumentar la cobertura de lo que sería un programa similar a ‘Jóvenes en acción’ pero desde una perspectiva distinta,. La meta inicial es llegar hasta 1,5 millones de jóvenes, permitiendo cumplir coyunturalmente los objetivos de corto plazo y mediano plazo.
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Con respecto a la transformación de la economía, afirmó que “hay un mantra” sobre los obstáculos estructurales que debe enfrentar, entendidos desde un punto de vista macro, para aumentar el crecimiento.
Al respecto, señaló que hay cuatro temas que han estado presentes en todas las misiones de competitividad: la calidad institucional, la estructura excesivamente oligopólica del sector productivo, la promoción de la competencia y el funcionamiento inadecuado tanto de los mercados de capital como en los de trabajo.
En este último punto, subrayó que el problema se extiende incluso a la agroindustria, y es que “después de las flores, Colombia no ha tenido historias agroindustriales”, según Gaviria. Ante ese escenario, defendió la necesidad de concentrarnos en la agricultura sostenible, en el ecoturismo y las energías renovables, sectores que defiende como las próximas fuentes de empleo en Colombia.
“Ahí se van a generar los empleos, y hacemos énfasis en el empleo verde y el crecimiento verde, que debe ser una obsesión del país, pues debe ser la nueva forma de integrarnos en la economía global”, afirmó.
Brechas de género y pandemia
Antes de pensar de dónde vendrán los nuevos empleos para los colombianos, el próximo presidente tendrá que solucionar un problema aún más importante, y es que al país todavía le faltan recuperar 1,2 millones de empleos, si se compara julio de 2019 versus el mismo mes de 2020. De ese total, un millón están concentrados en mujeres y el resto en hombres.
“Unas tasas de desempleo para mujeres por encima del 30% son una catastrofe y nos tienen que preocupar a todos. Esos empleos se perdieron en comercio, servicios, trabajo doméstico y educación, cosa que nos da algunas pistas de donde pueden estar las soluciones”, explicó Gaviria.
Para contribuir a esas soluciones, uno de los puntos clave para el precandidato es que el sector educativo funcione con mayor rapidez, pues la reapertura de colegios, universidades y jardines infantiles tras la pandemia de Covid-19 sufrió demoras significativas que restringieron el trabajo de muchas mujeres.
En el mediano plazo, Gaviria destacó dos elementos clave: tomar en serio los ecosistemas de cuidados y de políticas públicas, así como ser capaces de contratar más mujeres jóvenes. Con respecto al primero, manifestó que ese cambio cultural debe comenzar desde el Estado, seguido de las empresas, quienes “tienen que empezar” a rendir informes en temas de género.
Con respecto al Covid-19, Gaviria detalló que la pandemia provocó una división de los problemas que enfrenta Colombia en el sector salud en dos segmentos: los del sistema general de seguridad social en salud, y los de la salud en general, que incluyen temas como la salud pública y las políticas preventivas.
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A su vez, aseveró que la pandemia propició la aparición de nuevas desigualdades, mientras que otras se hicieron más evidentes, como las brechas urbano/rurales. Al respecto, explicó que nuestro sistema de seguridad social centrado en las ciudades funciona bien, pero se requiere un modelo distinto para las regiones periféricas de la nación.
Otros aspectos sensibles para el precandidato tienen que ver con los temas regulatorios a las EPS, donde hoy en día hay un gran rezago tecnológico, así como con el control de precios de los medicamentos, cuya falta de rigurosidad podría generar un déficit aún más profundo dentro del sector.
Frente al avance de la pandemia, resaltó que el país atraviesa una situación epidemiológica favorable, si bien aún hay incertidumbre sobre una eventual cuarta ola prevista para octubre. Al mismo tiempo, se mantiene optimista sobre el avance de las jornadas de vacunación, que van a “evitar un redrudecimiento de la pandemia en el futuro”, aunque reconoce que “no se puede bajar la guardia, pues el riesgo cero no es posible”.
Debate personal y campaña
Precisamente esa idea llevó a que su decisión para lanzarse a la carrera presidencial tomara tanto tiempo. Antes de decidirse, confesó que tuvo tres tipos de dudas: personales, relacionadas con sus problemas de salud; familiares, frente a la opinión de su esposa e hijos; y laborales, pues tuvo que “hacer las paces con mi salida de la universidad”.
En el primer caso, recordó el cáncer linfático que sufrío a finales de 2017 y por el que tuvo exámenes de seguimiento hacia marzo y abril, pues quería tener certeza de que “ese problema estaba resuelto en la medida de lo posible”.
“Cuando tuve la última conversación con el oncólogo, en el mes de mayo, le plantee los problemas que pensé me iba a poner, como el estrés, y traté de anticiparlos, pero el me miró sonriente y me dijo: tiene mi voto”, confesó entre risas.
Después estuvo la conversación con su esposa y sus hijos, y reconoció que fue un tema difícil de abordar al implicar una vida distinta con menos espacio para la vida familiar. “Duró un mes largo, y fue una decisión que tomamos en familia”, añadió.
Finalmente, reveló que “le di muchas vueltas” a su salida como rector de Los Andes, pero también encontró “una continuidad entre lo que estaba diciendo cuando me posesioné como rector, de la necesidad de una universidad activista, de la invitación que hacía a los estudiantes de transformar la sociedad, de lo que predicaba y he dicho en diferentes instancias”. Al respecto, subrayó que “no hubiera sido coherente quedarme en la universidad, de alguna manera un poco escondido del mundo”.
“Cuando yo empecé a percibir y ser consciente de esa continuidad, fue más fácil despedirme de la universidad y aquí estoy, tratando de ser un guerrero feliz en medio de todos los obstáculos de una campaña presidencial”, concluyó.
Sobre el equipo programático que lo acompaña en la campaña, Gaviria destacó que está generalmente conformado por economistas, pero en su caso, quiso complementar su plantilla de asesores con una sociologia, dada la importancia de las ciencias sociales en el diseño de políticas públicas.
Para su equipo, la elegida fue Tatiana Andía, catedrática de la Universidad de Los Andes, que tiene una visión distinta y complementaria a la de los economistas. Entre los de sus asesores destacan Eduardo Lora, radicado actualmente en Washington DC y experto en temas en mercado de trabajo y tributarios, así como Felipe Castro, cuya experiencia previa incluye instituciones como el DNP y en CODS, donde su labor tuvo un enfasis ambiental y de transformación productiva.
En temas ambientales cuenta con el apoyo de la rectora de la Universidad EAN, Brigitte Baptiste, mientras que en aspecto como el diseño de contrato social ha estado hablando con el socio fundador de la firma Inclusión SAS, Roberto Angulo.
Frente a quién podría ser su ministro de Hacienda, en caso de quedar elegido, Gaviria sostuvo que, al estar en una etapa incipiente de la campaña incipiente, no le gusta empezar a armar gabinete. Sin embargo, reconoce que debe haber un perfil para este puesto, y este tiene que ver con la generación de confianza, donde la persona designada “sea capaz de realizar esa pedagogía pública obsesiva de decirles a los colombianos cuales son esas bases de contrato social, donde están los problemas”.
“No puede ser un tecnócrata puro que esté siempre en el Congreso. Hoy en día, en estas democracias mediatizadas que habitamos todos, tiene que haber un contacto directo con los ciudadanos. Debe ser una persona con esa pedagogía y esa capacidad de comunicación, que le tenga confianza a los mercados”, concluyó.