En diálogo con Forbes Colombia, Márquez criticó al gobierno de Iván Duque frente a su poca efectividad en la protección del medioambiente y los líderes sociales.

Durante los últimos siete meses, Forbes Colombia realizó una serie de entrevistas con buena parte de los precandidatos presidenciales para conocer sus propuestas económicas. El turno para Francia Márquez, recién anunciada como formula vicepresidencial de Gustavo Petro, llegó el pasado 28 de septiembre, fecha en la que expuso sus propuestas económicas.

Para Francia Márquez, el futuro económico de Colombia está en un modelo que ponga en el centro la vida. Llevado a una escala mayor, manifestó que podría tener la capacidad de potencializar iniciativas propias de las mujeres y las comunidades para generar ingresos al país.

En diálogo con Forbes Colombia, Márquez recalcó que el país necesita un sistema agroecológico que permita impulsar iniciativas regionales y fortalecer sistemas de turismo agroecológico ante la diversidad del país. “Nosotros podemos generar economía solo con la biodiversidad que tiene el país, que no se ve en ningún país de Europa ni de EE.UU., y eso no lo valoramos”, aseveró.

La propuesta económica de Márquez estará centrada principalmente en la reivindicación de las comunidades marginadas, sobre todo en ayudar a las mujeres a recuperar los puestos de trabajo que han perdido. Para lograrlo, hizo hincapié en la necesidad de avanzar en la reforma rural integral incluída en el acuerdo de paz, a la que le agregaría un enfoque “ecológico y feminista”.

Para ampliar su idea, afirmó que Colombia debe democratizar la concentración de la tierra productiva, permitiendo que las mujeres tengan acceso a ella y se pueda impulsar la economía del país. Ligado a ello, una de sus propuestas se centra en un sistema de producción agroecológica liderado por mujeres.

“Hoy en día no tenemos soberanía alimentaria. La mayoría de los productos de la canasta familiar los traemos de afuera. El día que estos países decidan dejar de vendernos, vamos a aguantar hambre. Tenemos que concentrarnos en fortalecer ese tema, y eso lo podemos impulsar como mujeres al ser 52% de la población”, dijo.

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Frente a sus ideas de reactivación económica, reconoció que “no me enfoco tanto en generación de empleo, sino en generación de ingresos”. A su vez, destacó que pensar en que las mujeres puedan crear sus propios ingresos nos da espacio para la libertad.

“El empleo debe contribuir a mejorar nuestro nivel de vida, en vez de vivir en términos del mismo. No obstante, se necesita que el estado colombiano ponga garantías para eso en sectores campesinos”, sostuvo.

Con respecto a ese tema, Márquez subrayó que solo se puede lograr mediante inversión en infraestructuras y el mejoramiento de las vías secundarias y terciarias, ayudando a que la productividad de la gente en sus territorios se pueda movilizar y circular en mercados locales y regionales, antes de ir a Europa.

En cuanto al comercio exterior, la precandidata afirmó que buscará fortalecer las relaciones con los países más cercanos, dando como ejemplo a las naciones vecinas: Ecuador, Brasil, Venezuela y Perú.

Protección de líderes sociales

El pasado 27 de septiembre, el Gobierno Nacional presentó en Cúcuta el borrador del CONPES de garantías y protección de los líder sociales y defensores de los derechos humanos, cuya firma está prevista para noviembre. A pesar de ello, Márquez aseguró que “no creo en la política que plantea este gobierno, pues sus acciones contribuyen a la vulneración y violación de los derechos humanos”.

Un CONPES se le ofrece a cualquiera. Eso no significa que porque se lance en términos de garantías, ya se esté protegiendo. En el gobierno de Iván Duque se han asesinado un número significativo de líderes y lideresas sociales, y no ha habido forma de parar eso”, agregó.

Lo cierto es que las cifras la respaldan. Según un informe de Global Witness sobre líderes ambientales, Colombia fue uno de los países donde se registraron más asesinatos en 2020, con un total de 65. 

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Márquez también se refirió al compromiso al que se llegó en 2019 frente a la ratificación del acuerdo de Escazú, aspecto que calificó como una promesa vacía que se dilató en el Congreso, sabiendo que “es un mecanismo que permite mayores garantías para el cuidado del territorio como un espacio de vida”.

Para la precandidata, hay cuatro razones estructurales que evidencian los riesgos a la vida de los líderes: la restitución de tierras, la sustitución de cultivos ilícitos, la defensa del medioambiente y la exigibilidad de los derechos económicos, sociales y culturales.

Con respecto a la segunda, recalcó que “la gente no siembra coca porque quiere: lo hace porque no tiene apoyo del estado en términos de infraestructura, inversión, sostenibilidad y garantías para el comercio de sus productos“. Ante este escenario, consideró necesario trabajar en aspectos como formación agroecológica y crear institutos que tengan esa visión, donde incluso exista un intercambio con saberes tradicionales de las comunidades.

Cultivos ilícitos en Colombia

Márquez también mencionó que la sustitución de cultivos ilícitos no solo se trata de avanzar con la implementación del acuerdo de paz, sino que se requiere ir más allá para buscar una salida definitiva al tema de las drogas. Para la precandidata, es momento de poner una discusión seria alrededor de una propuesta de legalización que le ponga un alto a la violencia. 

Si bien destacó que el país ha avanzado en temas como la regularización del cannabis, Márquez cree que Colombia debe ver el problema desde un enfoque economico, de justicia racial, ecológica y de género, pues las mujeres, los pueblos étnicos y el territorio son los más afectados por el narcotráfico y la política prohibicionista.

“No queremos que las licencias se las sigan entregando a empresas canadienses, sino que lo hagan con el campesino, el afrodescendiente, el indígena, las mujeres y las víctimas que han sufrido el flagelo de la guerra y la política antidrogas”, sentenció.

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Para lograr dicha meta, se necesita una estrategia económica donde el mismo estado se beneficie de la legalización de la hoja de coca. Eso implica una transformación en terminos tecnológicos, de producción medicinal, farmacéutica e incluso alimentaria. En este último tema, destacó que ya se tiene experiencia desde los pueblos indígenas, quienes ya poseen una industria alrededor de productos derivados de la hoja de coca.

Por ello, fue enfática en la necesidad de que estas propuestas se discutan con la gente en las regiones, ya que solo en los territorios se puede lograr certeza sobre cómo salir de la crisis económica que se vive allí y que no proviene de la coyuntura derivada de la pandemia de Covid-19.

La pandemia lo que hizo fue quitar el velo de la verdadera crisis, pero el sistema y el modelo neoliberal ya está en crisis, y una tan profunda que hoy tiene la vida agotándose en la Casa Grande, y eso nos invita a tomar decisiones importantes para cuidarla”, resaltó.

Crisis ambiental

Desde su labor como lideresa ambiental, las propuestas de Márquez buscan que el país trabaje en hacer un tránsito “de esas economías extractivistas y de muerte hacia otras que ponen en el centro la vida y que se piensen más en términos de transformación y producción agroecológica”.

Su preocupación se debe principalmente a que Colombia “no lo está haciendo bien” a la hora de garantizar una transición económica sostenible, sobre todo ante el aumento de la deforestación en la Amazonía, la continuidad de prácticas como el fracking y las fumigaciones con glifosato.

De ahí que la precandidata considere que Colombia tiene varios desafíos por delante: el primero consiste en garantizar que la biodiversidad que aún posee Colombia logre conservarse, lo que también involucra una contribución mucho más certera ante la acción que contrarreste la ya existente crisis ambiental y el cambio climático.

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Una de sus ideas clave apunta en transformar el sistema agroalimentario en uno agroecológico, donde la ganadería extensiva cambie a un modelo económico más sustentable y donde las formas culturales en torno a ello cambien de manera radical, pues según sus palabras, “la humanidad no tiene otra salida”. 

Esa transformación también involucra cambios en las licencias otorgadas a las compañías mineras para darle prioridad a los proyectos de energías limpias. Todo esto en base a una idea simple: ¿cuáles son las condiciones que necesitamos como humanidad para vivir?

Francia Márquez tiene claro que su participación en el gobierno estará enfocada en defender la vida y la biodiversidad colombiana, cuyo modelo económico puede tener potencial para crear un balance entre las necesidades que plantea la vida en la tierra y las posibilidades de mejorar los ingresos de una nación que podría enriquecerse a partir del buen uso de sus recursos naturales.

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