El medio ambiente y los incentivos, un tema netamente económico, están estrechamente relacionados. ¿Cómo? Le contamos.
Con la conferencia de cambio climático que se lleva a cabo en Glasgow entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre también conocida como el COP26 me parece interesante explorar las conexiones de este tema del medio ambiente con algo que es un concepto algo elusivo en economía, los incentivos. También es muy importante entender que esta columna no la escribo con el ánimo de juzgar la conducta de nadie sino más bien como una serie de observaciones personales sobre el funcionamiento de la dinámica del cambio climático y otras fuerzas económicas y financieras.
De base, creo firmemente que nadie quiere acabar conscientemente con el planeta ya que sería una decisión irracional, sin embargo, la evidencia sugiere lo contrario, así que algo debe estar pasando para que esto ocurra. Puede ser que en términos de consumo no entendamos el impacto que los productos que adquirimos tengan sobre el medio ambiente bien sea en su producción o en su fabricación, o simplemente que no nos importe ya que otro tipo de necesidades estén por encima en nuestras prioridades.
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Este es el tema de las agendas de los diferentes gobiernos asistentes en estas conferencias ya que los demás intereses económicos pueden quitarle impulso a la búsqueda de reducir el calentamiento global. Es justo aquí cuando entran a jugar los incentivos, más específicamente la alineación de los mismos ya que cuando esto se logra, son las personas quienes se preocupan de hacerlo ya que actúa en sus propios intereses.
Usemos un ejemplo que me gusta mucho, el de los bonos verdes, este tipo de instrumento financiero que son títulos de deuda que se negocian en el mercado, pero cuya particularidad es que el capital que recaude debe utilizarse en proyectos medioambientales. Estos títulos logran alinear incentivos, con gobierno o empresas que buscan financiar proyectos de este tipo con inversionistas interesados en tener parte de sus portafolios con exposición a estos títulos.
En ese orden de ideas, Colombia fue el primer país de la región en emitir bonos verdes en su moneda, es decir TES verdes en pesos, buscando aprovechar otro de estos impulsos y el creciente apetito por inversiones responsables por parte de los inversionistas, bien sean bonos verdes o empresas que se acojan a los principios ESG (Environmental, Social y Governance). Donde estas últimas son otro claro ejemplo de alineación de incentivos donde empresas comprometidas en tener una mejor relación con el medio ambiente y reducir sus huellas de carbono pueden ganar esta clasificación ESG y atraer todo otro segmento de inversionistas.
Ahora bien, el reto que enfrenta el mundo no es simple, ya que muchas soluciones que podrían ayudar no están masificadas o serían muy costosas de implementar y el nivel de riqueza de los países, emisiones y recursos naturales no es homogéneo. Así que cuando las medidas que se deben tomar afectan países con mayores niveles de pobreza es posible que no se alineen con los objetivos de calidad de vida de los gobiernos, de la misma forma pasa con las empresas si esto implica que deben modificar o reducir sus operaciones lo que afectará su estado de resultados sin ver un beneficio asociado.
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Así que lograr un consenso es cada vez difícil por lo que buscar soluciones que permitan generar ganancias a las empresas, aumentos de calidad de vida a los países, beneficios a los consumidores y al mismo tiempo mejore el bienestar climático del mundo es sin lugar a duda el tipo de ejercicio que permitirá alinear incentivos de una forma efectiva y modificar nuestra relación con el planeta.
Al final del día es una cuestión de encontrar beneficios para todas las partes involucradas para que participen activamente en la protección del medio ambiente y así poder cambiar todo el esquema de incentivos asociados.
Por: Gregorio Gandini*
*El autor es fundador de Gandini Análisis, plataforma donde crea contenido de análisis sobre mercados financieros y economía. También es el creador del podcast Gandini Análisis y se desempeña como profesor en diferentes universidades en temas asociados a finanzas y economía.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.