La pandemia está próxima a cumplir su segundo aniversario en Colombia, coincidiendo a su vez con el intermedio de Claudia López al frente de la Alcaldía Mayor de Bogotá. Con muchos retos superados y otros por venir, la primera alcaldesa de la capital del país habló con Forbes Colombia para hacer un balance de sus logros y desafíos. Así está el panorama.
Podría decirse que la administración de Claudia López empezó a consolidarse cuando la pandemia de Covid-19 llegó a Colombia. Precisamente, este 6 de marzo se cumplieron dos años desde la detección del primer caso en el país, y con él, una cruzada nacional contra el virus que ya acaparó la mitad del mandato de la primera alcaldesa que tiene Bogotá.
Esta coyuntura la obligó a preparar y ejecutar dos planes de gobierno al tiempo: uno para enfrentar el riesgo de muerte, quiebra y estallido social masivo que trajo la pandemia en 2020, y el otro para consolidar el contrato social y ambiental que propuso en las urnas en 2019, antes de la pandemia.
Con respecto al primero, López tiene un balance claro, y así lo demuestra en el inicio de su charla con Forbes Colombia. Sin titubear, detalla que Bogotá triplicó su capacidad hospitalaria y vacunó a 94% de su población. Al mismo tiempo, su administración impulsó apoyos al sector privado con una inversión pública que permitió salvar 65.000 microempresas de la quiebra y recuperar 900.000 empleos de los 1,2 millones que se perdieron como consecuencia de la pandemia.
Además de esa inversión pública, López puso en marcha lo que calificó como “la mayor inversión social de la historia de Bogotá”, que le permitió girar un ingreso básico a más de 800.000 hogares para evitar el hambre y rescatarlos de la pobreza extrema.
Pese a los avances, la alcaldesa no esconde el dolor que le ha causado ver los estragos de la pandemia, sobre todo en las condiciones de vida, que empeoraron dramáticamente para los jóvenes y mujeres de la clase media. Justo esos segmentos fueron pieza clave entre los votantes que llevaron a López al Palacio de Liévano, con 1,1 millones de votos que representaron 35,21% del electorado capitalino.

De ahí que, llegado el mid-term de su mandato, ya tenga claro en qué consistió la primera parte del mismo, y en qué se centrará la segunda: mientras que 2020 y 2021 tuvieron su foco en atender la pobreza extrema y el estallido social, 2022 y 2023 le apuntarán a rescatar a la clase media bogotana.
Y es que la pandemia, junto con el paro nacional y el estallido social que se vivieron en mayo del año pasado, empeoraron la seguridad de la capital. “Eso sumado al descuido del Gobierno Nacional de abrir las fronteras de par en par sin ningún control, permitió un ingreso y reconfiguración criminal que tiene al país en una peligrosa ola de narcotráfico, homicidios, atraco y desplazamiento”, sostuvo.
Solo hay que echar un vistazo a las cifras para evidenciar la “arremetida criminal” registrada en 2021. La inseguridad y el homicidio creció 12% en el país, mientras que en Bogotá tuvo un incremento de 7%. Como una solución eventual, López destacó la llegada de 3.300 nuevos policías en agosto del año pasado que, sumados al rescate social y la reactivación económica, contribuyeron a una mejoría lenta, pero no suficiente. De ahí que consolidar la seguridad de Bogotá sea “nuestra mayor prioridad”.
Además de seguir aumentando el pie de fuerza con 1.500 policías más, los objetivos de López en materia de seguridad para 2022 son claros: reducir en 15% el homicidio, bajar un 10% el hurto a personas, 5% las lesiones personales, 7% los delitos sexuales, 5% la violencia intrafamiliar, 5% el hurto de vehículos y 8% el hurto de motocicletas.
En paralelo, 2022 marcó el inicio de las apuestas más importantes del plan de gobierno de López, y aquí arranca la segunda mitad de su administración. Por nombrar algunos componentes, la mandataria resaltó el inicio de un plan de obras públicas que, además de solucionar problemas estructurales de movilidad, generó 300.000 de los 900.000 empleos que recuperó la ciudad. Unido a ello, destacó la expedición de uno de sus proyectos más polémicos a la fecha.
El impacto de ‘Bogotá Reverdece’
Sin duda, este ha sido uno de los puntos más complejos de la administración de López, debido al enfrentamiento con el Concejo de Bogotá originado por la decisión de firmar el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT) por decreto. A pesar de ello, la alcaldesa está convencida de que la capital no puede seguir sin plan de obras y ordenamiento a largo plazo “por la incapacidad política del Concejo”.
“A falta de decisión del Concejo, los alcaldes quedamos habilitados para expedir el POT, y eso hice porque Bogotá lo necesita con urgencia. Gracias a esa decisión estamos haciendo todo el plan de obras que mencioné antes, y vamos a poder garantizar, en los próximos 14 años de vigencia, que cualquier familia pueda tener a máximo media hora de su casa el jardín y colegio de sus hijos, el sistema de cuidado para las mujeres, y el empleo, el transporte público y la vivienda digna para todos”, afirmó.

Todos estos aspectos están enmarcados en la visión de equidad ambiental y social que llevaron a Bogotá a ser reconocida en la COP26, celebrada en Glasgow. Y es que López se enorgullece de que el mundo se refiera a Bogotá como “la primera ciudad de América Latina que montó el sistema de cuidado para las mujeres, y a la vez, compró la flota de transporte público eléctrico y construyó la mayor red de ciclorrutas y transporte alternativo del sur global”.
No en vano, el alcalde de Londres y actual presidente del C-40, Sadiq Khan, mencionó en la cumbre celebrada en noviembre de 2021 que Bogotá es la ciudad con la flota de buses eléctricos más grande del mundo, por fuera de China. “Con el POT y con la compra de 1.002 buses eléctricos que hicimos en 2020, completamos 1.485 buses eléctricos. De ese total, ya están rodando 650, y esperamos que toda la flota esté operando en diciembre de este año”, subrayó López.
La COP26 también reconoció a Bogotá como la primera ciudad del mundo en desarrollo que frena en su POT la depredación del suelo rural y amplía el suelo de protección ambiental. A su vez, le da mayor nivel de jerarquía de ordenamiento territorial alrededor del agua, así como en reducir la contaminación del aire y los gases efecto invernadero en 15% para 2024 y en 50% para 2030, con el propósito de alcanzar la carbono-neutralidad en 2050.
El futuro del transporte
Uno de los logros clave del POT propuesto por López se centró en “destronar la dependencia insostenible que tenemos de los carros particulares y los buses de Transmilenio”. Al respecto, sostuvo que, en los próximos 15 años, Bogotá tendrá un sistema de transporte multimodal, que cubra a Bogotá y la región con cinco líneas de metro, dos trenes de cercanías, siete cables aéreos y 1.000 km de andenes y ciclorrutas.
Además de asegurar ese plan de obras como un acuerdo con el Gobierno Nacional, la Gobernación de Cundinamarca y Bogotá en un documento Conpes, López destacó la creación de la Agencia Regional de Movilidad, que va a liderar la ejecución de esos proyectos, que también quedaron incluidos en el plan de inversiones del POT.
“Al terminar la ejecución del POT en 2035, la Región Bogotá-Cundinamarca va a tener un sistema de movilidad intermodal con 80 kilómetros de metro, 100 kilómetros de trenes de cercanías, más de 150 kilómetros de corredores verdes, 20 kilómetros de cables eléctricos y más de 1.000 kilómetros de ciclorrutas”, dijo la alcaldesa.
Sobre esos 500 frentes de obra que tiene su gobierno, además de los estudios y contratos reglamentarios, la mandataria resaltó que tienen un capital de $28.000 millones, aspecto que le permite mostrarse confiada cuando asegura que “nada del plan de obras que ya detallé se va a quedar en el papel, así que su construcción queda asegurada, aunque se demoren varios años más en terminarse”.
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Hablando de construcción en proyectos de transporte, como bogotanos es imposible no pensar en el Metro de Bogotá, cuya primera línea “avanza a toda marcha”, en palabras de la alcaldesa. Tanto así, que no duda en aseverar que quedará construida casi a la mitad cuando termine su administración, para que “la empecemos a usar y disfrutar en el año 2028”.
Por nombrar algunos componentes, cabe destacar los avances en el patio taller de los trenes de Bosa, donde empieza la primera línea, así como las obras en la calle 72, donde termina. La alcaldesa también resaltó la compra de los 1.500 predios necesarios para construir el viaducto de 24 kilómetros y las 16 estaciones, que estarán repartidas en nueve localidades y beneficiarán a 2,9 millones de habitantes.

Con respecto a la estructuración de la segunda línea, López aseveró que la capital tiene el compromiso del presidente Iván Duque de entregar los recursos necesarios para su contratación en julio de este año. Esto también incluye la financiación necesaria para contratar la primera línea subterránea del metro el próximo año.
Para recibir los recursos de la Nación, la Alcaldía avanza en conjunto con el Ministerio de Transporte y el Departamento Nacional de Planeación (DNP) en los estudios y viabilidades técnicas del proyecto, que estarán listos en mayo de este año. “Esa segunda línea empezará en la calle 72 con Caracas, donde termina la primera, e irá desde allí hasta Engativá y Suba, en el borde con Cota, para que se beneficie también la región. Tendrá 16 kilómetros y 11 estaciones y beneficiará a unos dos millones y medio de bogotanos, el equivalente a una ciudad como Medellín”, detalló López.
“A falta de decisión del Concejo, los alcaldes quedamos habilitados para expedir el POT, y eso hice porque Bogotá lo necesita con urgencia”
claudia lópez, alcaldesa mayor de bogotá
Dichos recursos llegan en un momento coyuntural, sobre todo si se tiene en cuenta que Transmilenio fue uno de los actores más golpeados durante la pandemia. Cabe destacar que su déficit estuvo cerca de triplicarse debido a la pérdida de hasta 75% de los usuarios e ingresos, aspectos que casi lo llevan a la quiebra. Para evitar ese desenlace, la Alcaldía tuvo que dedicar un billón de pesos del rescate social a salvar el sistema. “En el 2020 el déficit fue de $2,1 billones, y el año pasado fue de $1,9 billones. Para este año se asignaron recursos por $1,8 billones”, detalló López.
La alcaldesa tiene claro lo que sigue, y apunta a que el Gobierno nacional continúe aportando el 30% de los recursos necesarios para garantizar la operación anual del sistema. Sin asegurar esa coinversión nacional, los siete sistemas de transporte público del país “nos iríamos a la quiebra”.
¿Cómo van las finanzas de la capital?
Solo basta con que quiebre uno de los sistemas clave de una ciudad para que el resto empiecen a caer como piezas de dominó, y no se puede negar que la llegada de la pandemia obligó a la alcaldesa a pensar en una estrategia fiscal contracíclica para ampliar la inversión pública, evitar la quiebra masiva y rescatar a las familias que cayeron en pobreza.
“Sabíamos que nuestros ingresos se iban a caer como resultado de la crisis, por eso fuimos al Concejo y pedimos $10,7 billones de cupo de crédito para rescatar a las empresas y familias de la crisis y hacer el plan de obras del programa de gobierno”, agregó.
Sin embargo, con el POT han surgido nuevas necesidades, por lo que pueden necesitarse más recursos para educar más jóvenes, construir más colegios y sedes universitarias, y hacer más manzanas del cuidado para mujeres, así como para el sistema de transporte público del POT. Ante este panorama, López reveló a Forbes que hará una nueva propuesta de inversión al Concejo para blindar aún más estos rubros.
Aún con ese plan ambicioso y necesario de inversión, Bogotá tiene una “envidiable situación fiscal”, en palabras de López. De acuerdo con cifras de la Alcaldía, la deuda adquirida representa menos del 3% del PIB de Bogotá. Adicionalmente, el pago de intereses como proporción de los ingresos corrientes es de 2,6%, cifra que se ubica muy por debajo del límite legal, que es de 40%.
Por otro lado, la ciudad tuvo ingresos por $21,4 billones en 2021, incluyendo recursos de crédito. Dicha cifra registró un crecimiento de 20% frente a 2020, cuando este indicador cayó en casi 10%.
“Al terminar la ejecución del POT en 2035, la Región Bogotá-Cundinamarca va a tener un sistema de movilidad intermodal”
claudia lópez, alcaldesa mayor de bogotá
En el terreno empresarial, López fue enfática al afirmar que la pandemia no solo trajo dolores de cabeza, pues también impulsó estrategias de adaptación e innovación empresarial que, junto a la inversión en educación, social y de infraestructura del nuevo contrato social y ambiental de la Alcaldía, además del POT, van a mejorar la productividad y crecimiento de Bogotá.
De hecho, las expectativas para 2022 apuntan a que la economía bogotana crezca a ritmos superiores al 4%, cifra que tiene el potencial para sostener el recaudo y la inversión proyectada por el POT.
¿Qué se puede mejorar?
Con el retorno a la presencialidad y las campañas de vacunación en marcha, la alcaldesa es consciente de que su labor tiene un amplio margen de mejora ante las posibilidades que se le abren en la nueva normalidad, por lo que no duda en asegurar que “todo puede mejorar”.
En primer lugar, retomó el trabajo directo con las comunidades en todas las localidades, asistiendo personalmente a los barrios de la ciudad tres días a la semana, dirigiendo los equipos de la Alcaldía Mayor y las alcaldías locales en actividades dirigidas a fortalecer los frentes de seguridad, así como la recuperación de parques, entornos escolares y espacios públicos. Además, está llevando a cabo consejos de gobierno abierto con la comunidad de cada localidad “para ejecutar soluciones concretas y conjuntas a sus principales problemáticas”.
A escala distrital, podría decirse que Bogotá está en obra, pues la ciudad pasó de 200 frentes de obra en los dos primeros años de gobierno a 500 en los dos últimos. El avance ha llevado a la alcaldesa a sostener que, con lo que se está haciendo y contratando en su administración, “Bogotá estará en obra 10 años para disfrutar de una mejor ciudad los siguientes 100”.
A manera de recuento, la administración de Claudia López está contratando y ejecutando seis hospitales, 35 colegios y 20 centros de salud. Además, están en ampliación y arreglo las principales entradas a Bogotá: toda la carrera séptima, la Autopista Norte, la Calle 80 y la Calle 13.
Al mismo tiempo, están en construcción nuevas avenidas como la Boyacá hasta Chía, la ALO Sur desde Fontibón hasta Soacha, y la Calle 63. Están en ampliación de carriles y transporte público la Avenida Ciudad de Cali, la Caracas y la Avenida 68. Están en construcción 200 km de ciclorrutas y de andenes y cerca de 500 km de vías con tapahuecos y mantenimiento vial local por toda la ciudad. Finalmente, está en construcción el cable aéreo de San Cristóbal.

¿Y cómo vamos en educación?
Al cierre de sus respuestas para Forbes, López abordó en detalle uno de los cuellos de botella más complejos tanto en la ciudad como en el país, y aseguró que su administración está haciendo la inversión en educación más alta de Bogotá en su historia.
Además de entregar 105.000 tabletas e internet a los niños más pobres de la ciudad para que pudieran estudiar en casa, López se enfocó en mejorar la infraestructura de todos los colegios públicos, sumando 35 más en construcción para soportar el regreso a la presencialidad y ampliar la cobertura.
En cuanto a la operación como tal, se creó un nuevo modelo de educación superior con el que se aseguró la doble titulación académica y técnica a 45.000 estudiantes, ofreciendo a su vez becas 100% gratuitas para continuar estudios de educación superior a 20.000 estudiantes más.
No cabe duda de que a López le queda mucho trabajo por hacer en la segunda mitad de su gobierno, pero la alcaldesa se muestra confiada en que lo peor ya pasó. “Enfrentamos juntos la más grande crisis de nuestra vida y de la humanidad en este tiempo. De este desafío que nos puso la vida salimos bien y renovados. Solo vienen tiempos mejores”.